Ellos también fingen en la cama. ¿Cómo? ¿Es eso posible? «Sí, hombre, si eso tan sólo les pasa a las mujeres, ¿no?». Así opinan la mayoría de los hombres cuando escuchan esta afirmación. Pero, la ciencia pocas veces yerra y un estudio publicado recientemente en la revista «Journal of Sex Research» afirma que sí que llegan a falsear los orgasmos. Pero, ¿por qué?
Ante este hecho, buscar los motivos resulta clave. En el trabajo se contó con la colaboración de 200 estudiantes de universidad, en el que el 25 por ciento de los jóvenes manifestó haber fingido alguna vez en la cama.
La justificación que hallaron los investigadores de la Universidad de Kansas fue que deseaban terminar el coito, pero sin herir los sentimientos de sus parejas, a quienes no revelaban en ningún momento que no habían llegado a eyacular.
El orgasmo y llegar a disfrutar de uno es el objetivo del sexo. Para ello es necesario que las parejas sean capaces de estimularse mutuamente y si esto no ocurre, llega la decepción de una de las partes. Por eso, hacer teatro en la cama para evitar el desengaño, como en muchas cosas en la vida, bien vale una mentira.
¿Cómo?
Aunque en opinión, de Juan Carlos Ruiz de la Roja urólogo y director del Instituto Urológico Madrileño, ellos lo tienen más difícil, ya que «en el hombre es más difícil, porque después de tener el orgasmo en el varón se produce una pérdida de la erección con lo cual queda delatado». Con lo que para la mayoría de mujeres, resulta increíble que un hombre, debido a una simple cuestión fisiológica, es imposible que mientan.
Josep María Pomerol, urólogo del Instituto de Andrologia y Medicina Sexual de Barcelona, comenta que «en 30 años de actividad tratando a hombres con disfunción sexual, me sobrarían dedos de una mano para contar a los hombres que consultaron por falta de orgasmo (anorgasmia masculina). Para que se produzca esta situación tienen que darse patologías importantes que afecten a las áreas cerebrales relacionadas con el orgasmo.
Incluso aquellos hombres que no eyaculan (aneyaculación) por diferentes motivos (generalmente relacionados con trastornos de los nervios de la eyaculación) o aquellos en los que el semen se dirige a la vejiga en vez de progresar por la uretra (eyaculación retrógrada), situación frecuente en los operados de próstata, mantienen la sensación orgásmica».
Como argumenta Ruiz de la Roja, «existen situaciones en las que el hombre llegaría a fingir un orgasmo, sobre todo cuando toma determinados medicamentos».
En este sentido, los antidepresivos y los psicotropos «producen una eyaculación retardada, a veces demasiado y, debido a la impaciencia de la pareja, se llega a terminar la relación con la simulación del clímax», añade Ruiz de la Roja.
De forma bastante extraordinaria, podría darse la anorgasmia en pacientes con psicopatologías graves. «En estos infrecuentes casos, podría simularse un orgasmo, aunque a mí no me lo ha referido jamás ninguno de ellos», apunta Pomerol.
Pero, ante la posibilidad de que los hombres aparenten tener un orgasmo, el estudio refleja los testimonios de jóvenes que lo han hecho porque era la única forma de terminar con el coito sin quedar mal y evitar así el rechazo de sus parejas de cama. Otro de los motivos es la inhibición eyaculatoria, algo así como «quiero pero no puedo», fenómeno que generalmente se explica por problemas de ansiedad, alcohol o edad avanzada.
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