viernes, 19 de noviembre de 2010

La Brenda, la otra cara de la Luna.

Después de tres días de estancia en la ciudad de Guatemala, encerrada en un hotel de lujo, postrada y sin ánimos para divertirse como es su costumbre, La Brenda partió de nuevo a la ciudad de México. Salió en el vuelo #503 de TACA de las 7 de la mañana. La fui a dejar al aeropuerto La Aurora, y afortundadamente viajaba en el mismo avión mi querido amigo y colega psiquiatra Froim Kahler, quien va a un simposium de psiquiatría al Centro Médico Siglo XXI del IMSS.

Le encargué al doctor Froim Kahler el cuidado de La Brenda durante el viaje, que dura solamente una hora y media, y la acompañara hasta encontrarse con La Renata en la Sala B del aeropuerto de la ciudad de México, donde la aguardarán sus queridas y fieles amigas íntimas.

Ya me avisaron que arribó La Brenda sin mayores cambios en su estado depresivo, por lo que mi amigo el doctor Kahler sigirió la reclusión de ella en una clínica privada, la San Rafael la de Insurgentes Sur. Ahí le he internado un par de ocasiones por los mismos motivos. Necesitan estabilizarla con medicamentos más poderosos que la aniquilan pero esa sedación la hace recuperarse más pronto que ella por su cuenta y riesgo.

Ahí en esa clínica la atenderá mi colega David Ivker como siempre, muy profesionalmente.

Lamento haber visto a La Brenda en esas tremendas condiciones anímicas, ella no es así la mayor parte de su vida, la alternacia de sus fases de manía y depresión, se habían venido alternando cada vez más espaciadamente, gracias a los medicamentos que ella toma regularmente. Casi siempre anda con mucha pila, es decir maniaca, eufórica.Pero en depresión me tocó verla pocas veces y tuve que internarla un par de ocasiones en México, en la misma clínica donde se encuentra ahora.

Entre sueños de ella, alcancé a contarle de mi romance con Aura Marina, solo se sonreía levemente, y asentía con la cabeza. Nunca supe si entendió que ya tengo una amante, y que lo nuestro se acabó hace mucho tiempo, antes de que se casara con el industrial vasco, el tal José Ignacio Urquiola, el de Vitoria.

Para ser honestos siempre en esta relación que nos marcó la vida a los dos, había que contar lo que estamos viviendo con otras personas, tanto ella como yo.

La Brenda, con esos ojos verdes enormes, ahora entrecerrados por efecto de las drogas que tomó para controlar la depresión, me mira como ida, sonríe como si fuera una mueca, vacía.

Le cuento todo lo que existe entre Aura Marina y yo, y ella reacciona sin emoción, ni enojo.

Hoy mismo no sé si entendió algo de esa noticia o de plano le entró por un oído y le salió por el otro.

Yo ya cumplí con el compromiso de avisarnos todo lo que vamos a hacer de aquí en adelante con nuestras vidas amorosas. No quiero que tenga sorpresas desagradables, aunque se enfade conmigo tiene que entender que lo nuestro acabó el día que se casó con otro.

Quiero que sea libre, como yo lo aspiro a ser también, vivir sin ataduras de ninguna clase.

La Brenda es una gran mujer, admirable por muchas cosas, no solo por su exótica belleza muy mexicana, o por su elegancia exquisita todo el tiempo; si no también por
su calidad humana y solidaridad con el prójimo. Eso le admiré siempre a mi querida Brenda.

Ojalá se recupere de eso que vive ahora con sufrimiento por su bipolaridad.

1 comentario:

  1. Ojalá y el Dr. Froim la cuide y atienda bien, como ella merece. Debe recuperarse, ser la Bremda Llena de vida, conquistadora del mundo.
    Ya la conoceré algún día.

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