miércoles, 1 de diciembre de 2010

Julian Assange, en la mira de la Interpol.

Se estrecha el cerco contra Wikileaks. Interpol ha aumentado la presión para el arresto de Julian Assange, gestor de esa página web, acusado de violación y acoso sexual en Suecia y que se halla en paradero desconocido.

La empresa estadounidense Amazon ha expulsado a la página web de sus servidores, en los que se alojaba desde el lunes, ante numerosos ataques informáticos recibidos desde que comenzó a filtrar cables diplomáticos clasificados.

La Casa Blanca, además, ha nombrado a un zar antifiltraciones que se encargará de asesorar al presidente Barack Obama para que no se vuelva a producir un robo de información como el que ha propiciado la diseminación de los 250 mil documentos secretos.

Este miércoles, Interpol confirmó que había emitido lo que denomina Alerta Roja, una petición internacional de búsqueda y detención contra Julian Assange, de 39 años, buscado por la justicia sueca desde el pasado verano por dos demandas presentadas por dos mujeres que le han acusado de acoso sexual y violación.

La orden se emitió el pasado 20 de noviembre, antes de la filtración de documentos, y sigue vigente en los 20 países miembros de Interpol. Entre ellos se cuenta Gran Bretaña, el último país en el que se vio a Assange. En Londres, Scotland Yard ha confirmado que, si sus agentes dan con Assange, le detendrán y le extraditarán a Suecia.

El diario británico The Guardian, que junto con EL PAIS está publicando los documentos secretos, asegura en su página web que Assange se halla en "un lugar secreto, fuera de Londres, con otros hackers y entusiastas de Wikileaks".

EE UU, por su parte, sigue ejerciendo toda la presión a su alcance contra Assange y su organización. El Departamento de Justicia ha asumido una investigación y evalúa si podría llevar a Assange a juicio en el país.

Desde el Senado, el independiente Joe Liebermann, que preside el Comité de Seguridad Nacional, ha forzado este miércoles que la empresa online Amazon expulse a Wikileaks de sus servidores, obligando a sus gestores a regresar a proveedores de servicio suecos, algo a lo que han recurrido tradicionalmente.

Después de sufrir numerosos ataques de denegación de servicio tras la filtración del pasado fin de semana, Wikileaks optó por adquirir el alojamiento de la empresa Amazon, que, a parte de ser un gran supermercado online, ofrece también servicios de espacio para páginas web. Al enterarse de que Wikileaks había mudado sus documentos a un servidor norteamericano, Lieberman indicó a sus asistentes que inquirieran sobre ello al cuadro directivo de Amazon.

En menos de dos días, han expulsado a la organización de Assange de sus servidores, donde había publicados, hasta el momento, 500 de los 250 mil documentos clasificados.

El senador Liebermann envió un comunicado escrito: "Las actividades ilegales, escandalosas e imprudentes de Wikileaks han puesto en peligro nuestra seguridad nacional y han puesto en riesgo muchas vidas en todo el mundo. No debería haber empresa responsable, sea americana o extranjera, que ayude a Wikileaks en esos esfuerzos para diseminar material robado". "La decisión de Amazon es adecuada", añadió.

Wikileaks, por su parte, reaccionó inmediatamente a la decisión de Amazon en su Twitter: "Si Amazon se siente tan incómodo con la primera enmienda, debería dejar de vender libros".

Zar antifiltraciones

En ausencia de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, que se encuentra de viaje oficial en Asia central, el presidente Barack Obama ha ordenado personalmente la creación de un puesto en su Administración que se dedique exclusivamente a la investigación de la filtración, que depure responsabilidades y que recomiende cambios en el sistema de transmisión y almacenamiento de información clasificada.

El elegido para ocupar ese puesto es Russell Travers, que hasta la fecha ha sido subdirector del Centro Nacional Antiterrorista. Travers "liderará un esfuerzo integral para identificar y desarrollar las reformas estructurales que se necesitan tras las infracciones de Wikileaks", según dijo la Casa Blanca en un comunicado.

El Pentágono y el FBI están investigando cómo se realizó esta filtración, de la que tuvo conocimiento el pasado mes de mayo, cuando el hacker informático Adrián Lamo delató al soldado Bradley Manning, destinado en Bagdad.

Manning admitió en un chat online con Lamo que tenía acceso a dos redes clasificadas como analista del Ejército: SIPRNet y JWCIS. De ellas se descargó informes militares de las guerras de Afganistán e Irak y, según le dijo a Lamo, un paquete de "un cuarto de millón de documentos" del Departamento de Estado.

"Hillary Clinton y varios miles de diplomáticos de todo el mundo va a tener un ataque al corazón cuando se despiertan una mañana y encuentren un catálogo de documentos clasificados disponibles al público en formato de búsqueda online", dijo Manning.

El Ejército puso entonces en alerta al Departamento de Estado y a la Casa Blanca, que esperaban ya la revelación de estos documentos. Ya el 12 de agosto, el secretario de Defensa, Robert Gates, ordenó una revisión integral de las redes de seguridad del Pentágono a las que tenía acceso el soldado Manning.

Entonces, Wikileaks ya había publicado 70 mil documentos secretos sobre la gestión del frente de guerra afgano y Gates y el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, habían acusado a Assange de tener "las manos manchadas de sangre" por haber difundido una información valiosa para los enemigos de EE UU.

"Sabemos con certeza que los talibanes y Al Qaeda han registrado estos documentos para saber dónde atacarnos", dijo Gates en una conferencia en San Diego. A día de hoy, Manning sigue arrestado, a la espera de la fecha de su comisión militar.

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