El gobierno argentino fue duramente criticado ayer por la oposición en bloque ante su presunta pasividad tras una protesta sindical que impidió el domingo la salida del influyente diario Clarín, a siete meses de las elecciones presidenciales donde la mandataria peronista Cristina Fernández viuda de Kirchner mantiene una cómoda delantera.
Una protesta gremial bloqueó el domingo la distribución de Clarín (centro derecha) y, por algunas horas, de La Nación (conservador), los dos diarios de mayor difusión en Argentina y críticos de la presidenta.
Es la primera vez en sus 65 años de historia que un bloqueo sindical impide la salida de Clarín un día domingo, el día de mayor difusión del periódico, denunció el matutino, que ayer en protesta publicó su portada en blanco, sólo con su habitual logotipo.
Según el delegado sindical de Clarín, Alejandro Rivero, el diario “hace ocho años que viola las leyes laborales, con persecución a los delegados sindicales”. Pero según los directivos de Clarín, el bloqueo fue en respuesta a una investigación sobre un supuesto crecimiento patrimonial desmedido del todopoderoso líder de la principal central gremial CGT, Hugo Moyano, aliado del gobierno.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, dijo que la presidenta le ordenó que el conflicto “se resuelva lo más rápido y claramente posible en el día de hoy (lunes)”. “Este conflicto es de larga data. Tuvimos que extremar las medidas para que la empresa reincorpore a los delegados”, añadió.
Desde Miami, el titular de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Gonzalo Marroquín, se sumó a las críticas y calificó la protesta como “un atentado agravado a la libertad de prensa”.
Pero la ministra de Seguridad, Nilda Garré, dijo que se trata “de un conflicto gremial” por lo que “resulta infundado y extemporáneo calificar el reclamo laboral como ataque a la libertad de prensa”.
El conflicto se produce cuando todos los posibles candidatos de la oposición para las presidenciales de octubre próximo están rezagados en las encuestas ante una eventual reelección de la presidenta Cristina Fernández, quien aún no definió si buscará renovar su mandato.
Clarín mantiene un fuerte enfrentamiento con el gobierno de Fernández. El gobierno canceló en 2010 la licencia de la firma Fibertel, del grupo Clarín, que brinda servicios de internet a un millón de usuarios, sobre un total de 4.2 millones, si bien el servicio continúa por un amparo judicial.
Un año antes, la presidente le quitó al grupo Clarín la licencia exclusiva de transmisión por paga de partidos del futbol argentino y se la transfirió a la tv pública.
En un mensaje, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) repudió los bloqueos de trabajadores contra los dos diarios de mayor tirada del país, y calificó la jornada del domingo como “uno de los días más oscuros para la democracia”, lo cual “enciende una alarma que deben atender todos los ciudadanos”.
“El derecho de los ciudadanos a informarse, presupuesto básico de la democracia, fue avasallado ante una indiferencia manifiesta y sospechosa del gobierno”, subrayó.
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