El jefe del Comando Norte de Estados Unidos (Northcom), almirante James Winnefeld, declaró hoy que el crimen organizado mexicano cuenta, por ingresos disponibles, lo que sería equivalente a una de las diez fuerzas armadas más grandes del mundo, mientras que el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) afirmó que a pesar de los esfuerzos del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, el incremento de homicidios indica que se continúa desatando una “violencia extrema” que “impacta” a Estados Unidos.
La situación en México fue abordada en dos audiencias legislativas por separado y, como casi siempre en tiempos recientes, con la óptica de que representa una amenaza a la seguridad de Estados Unidos.
Winnefeld, jefe del Comando Norte –la instancia militar dedicada a Estados Unidos, Canadá y México–, elogió este miércoles a las fuerzas militares mexicanas en su lucha contra las “organizaciones criminales trasnacionales”, ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, al subrayar que enfrentan una amenaza “sofisticada” y “muy bien financiada”.
Culpa compartida
Dijo que al calcular que 40 mil millones de dólares fluyen de Estados Unidos a México en beneficio de estas organizaciones del crimen, y que “aunque no son fuerzas militares, si uno toma esos 40 mil millones y los compara con (el presupuesto de) las fuerzas militares del mundo, (los criminales) ocuparían uno de los primeros diez lugares. Entonces es una amenaza bien financiada en gran medida por nuestra demanda de droga en Estados Unidos”.
Winnefeld comentó que las fuerzas de seguridad mexicanas, frente a esta amenaza, han tenido algunos éxitos “muy serios” en los pasados 16 meses, donde han mostrado capacidades operativas “muy sofisticadas”, como en el caso de la detención de los responsables del asesinato del agente de Inmigración y Aduanas Jaime Zapata y la captura de unos 28 líderes criminales. Alabó en particular a las fuerzas militares en su difícil “transformación” de una fuerza convencional dedicada a operaciones de apoyo en casos de desastres naturales a “una fuerza capaz de operaciones… contra esta amenaza sofisticada”.
Pero el almirante advirtió que “como en toda lucha como ésta, las cosas probablemente empeorarán antes de mejorar, y estamos viendo eso con la violencia en México”, resultado, dijo, de la postura “de valentía” que el presidente Calderón ha tomado.
“Soberanía” es la palabra repetida una y otra vez por el almirante y algunos legisladores al hablar de la cooperación estadunidense con México en la lucha antinarcóticos. “En Northcom hacemos todo lo que podemos para ayudar a nuestros socios. Tenemos gran respeto por su soberanía”, afirmó Winnefeld, y agregó que por ello dejará a las autoridades mexicanas divulgar todo detalle particular sobre “el apoyo que otorgamos”.
Dijo que se están aplicando lecciones aprendidas por Estados Unidos en otras partes del mundo, incluyendo planeación, operaciones especiales y derechos humanos en este tipo de lucha. Al referirse a la ayuda estadunidense a estos esfuerzos, enfatizó que “el primero y más importante principio que observamos en esta lucha es el respeto por la soberanía mexicana” , y subrayó que en todo lo que se hace “México siempre, siempre es el que está a la cabeza” en la lucha contra los criminales.
Indicó que Northcom y su contraparte encargada de Centro, Sudamérica y el Caribe, Southcom, están colaborando en su trabajo sobre la región fronteriza de México-Guatemala-Belice. Afirmó: “Mis socios mexicanos… están muy enterados de lo que está sucediendo ahí, están abordando esto de manera estratégica. Saben que tienen que llegar ante ese problema”.
Sin embargo, continuó, para los militares mexicanos es un asunto de “capacidad”, ya que no cuentan “con una fuerza militar enorme y tienen sus manos llenas ahora mismo en el noreste en lugares como Ciudad Juárez y Monterrey, y quieren tener esa violencia bajo control lo mejor que puedan antes de que verdaderamente puedan abrir otro frente”. Agregó: “Estamos trabajando para ver si hay alguna manera en que podamos ayudarlos abajo”, en esa región “muy, muy compleja”.
A la vez, el director de la FBI, Robert Mueller, se presentó ante el Comité Judicial del Senado para ofrecer una evaluación global del trabajo de esa agencia y las diversas amenazas que le corresponde enfrentar, desde terrorismo internacional y doméstico, hasta casos de corrupción, ciberataques y, entre éstos, el asunto de la violencia en México.
“La violencia extrema a través de nuestra frontera sureste continuó impactando a Estados Unidos, como vimos en los asesinatos en marzo pasado de trabajadores del consulado estadunidense en Juárez, y la agresión el mes pasado contra dos agentes de Inmigración y Aduanas en San Luis Potosí. A lo largo del año hubo numerosos casos de corrupción que minaron la confianza pública, e innumerables casos de bandas que continúan tomando vidas inocentes y poniendo en peligro a nuestras comunidades”, declaró.
Cuando el senador republicano Lindsey Grahm le pidió su evaluación de la violencia en México, Mueller ofreció una respuesta que él mismo fragmentó, con la intención de no decir demasiado. “Creo que cualquiera está observando lo que ha sucedido en los últimos años… tanto a lo largo de la frontera como dentro de México, en términos del incremento en homicidios y a pesar de los esfuerzos e intención del gobierno del presidente Calderón desde el inicio para abordarla”.
Para la FBI, “la preocupación es la violencia que pasa la frontera”, y señaló que en años recientes se incrementó el número de casos de secuestros de personas en México que residen en Estados Unidos, pero que tienen negocios y/o familias del lado mexicano. Además, informó que se ha abordado la corrupción en la frontera sur a través de equipos de seguridad pública especializados en el tema, y a la vez se ha incrementado la capacidad de inteligencia en esa zona a través del centro de inteligencia en El Paso, que recibe y analiza información tanto de las oficinas de la FBI aquí, como desde la oficina del agregado legal en la embajada estadunidense.
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