Escamoteada de una larga declaración de principios y estrategias volcada a mantener toda la presión hasta el final sobre Muamar el Gadafi, dirigentes de más de 40 países y organizaciones internacionales encabezadas por Naciones Unidas consideraron ayer que el exilio del coronel podría ser la vía rápida para encontrar una salida a la crisis libia. Mientras llega o no ese momento, los reunidos en Londres acordaron crear un grupo de contacto que seguirá cercando al régimen hasta que deje sitio a una Libia democrática. La operación militar, a la que ayer se sumó Suecia, continuará sin descanso por tiempo indeterminado bajo la dirección ejecutiva de la OTAN, supervisada políticamente por aliados y países que participan en ella conforme al modelo de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán.
Italia lleva días promoviendo la idea de que hay que explorar la vía que conduce al exilio de Gadafi como la solución más eficaz para la crisis de Libia, y la conferencia de ayer en Londres se convirtió en un hervidero de contactos para averiguar qué sabía cada cual sobre qué podría estar pensando el coronel al respecto.
"Una solución política podría incluir su salida del país", declaró Hillary Clinton, la secretaria de Estado norteamericana. "No la proponemos nosotros, lo que no excluye a otros", señaló el secretario del Foreign Office y anfitrión de la cita, William Hague. "Instamos a Gadafi y a su gente a dejarlo y que no se vierta más sangre. Esta oferta puede no estar sobre la mesa dentro de unos días", abundó el primer ministro de Catar, Hamad Bin Jisim.
La declaración final de la reunión pasa sin tocar esta posibilidad. El denso documento de dos páginas reitera lo dicho y hecho hasta ahora en la escena internacional y confirma la voluntad de los presentes de ir hasta el final: la única alternativa a Gadafi es la desaparición del coronel de la escena política y la llegada de la democracia al país en los términos en que los libios decidan. En Londres quedó claro que todos quieren y defenderán "la soberanía, independencia, integridad territorial y unidad nacional de Libia".
Recuerdan los signatarios las condiciones que debe cumplir Gadafi, recogidas en la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, "incluido un inmediato alto el fuego, el fin de todos los ataques sobre civiles y pleno acceso de la ayuda humanitaria a quienes la necesiten", y comunican que "han decidido continuar sus esfuerzos hasta que se cumplan todas las condiciones".
Los ataques militares van a seguir bajo la dirección incuestionable de la OTAN, que para Libia adoptará una estructura similar a la vigente en Afganistán. Según ello, los ministros de Exteriores y de Defensa de los países participantes en la Operación Protector Unificado podrán reunirse para seguir y dar dirección a la campaña, pero la palabra última sobre qué se hace sobre el terreno corresponderá a la propia Alianza. La misión queda descrita como una para imponer un embargo naval y una zona de exclusión aérea "y otras acciones necesarias para proteger a civiles" en Libia.
Los reunidos en Londres acordaron crear un Grupo de Contacto, no detallado en la declaración final, para ofrecer directrices y genérica dirección política al esfuerzo internacional en estrecha coordinación con Naciones Unidas, la Unión Africana, la Liga Árabe, la Organización de la Conferencia Islámica y la UE. Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, se ofreció a encabezarlo. El grupo quiere ser un foro para coordinar la respuesta internacional a la crisis libia y ser el punto de contacto de la comunidad internacional con las partes libias. En fecha por determinar, el grupo mantendrá una primera reunión en Doha (Catar).
Preocupación por el mundo árabe
En Londres también se analizó la situación en la región, con la población alzada o a punto de hacerlo en numerosos países "por cómo la hemos estado tratando", según confesión del propio primer ministro de Catar. "Al Qaeda se ha producido por nuestros errores. Debemos dejar que los pueblos decidan qué quieren hacer con sus países". El jeque catarí expresó su deseo de que en el futuro sea la propia Liga Árabe la que encarrile los procesos de cambio.
Clinton tuvo palabras duras para lo que está ocurriendo en Siria, aunque dejó caer que tiene aún esperanzas en Bachar el Asad: "Esperamos que se hagan realidad las promesas de reforma que ha venido haciendo".
Todos estuvieron de acuerdo en que Gadafi sigue violando las resoluciones del Consejo de Seguridad y que por ello se sigue haciendo acreedor al fuego que recibe, pero la secretaria de Estado reconoció que "la situación es muy volátil y está en evolución". Interrogada sobre la posibilidad de armar a los rebeldes para dar más mordiente a sus acciones, como ha pedido el Consejo Nacional de Transición, respondió que la cuestión no se había planteado, si bien señaló que a su juicio la resolución 1973 "podría dar lugar a una transferencia legítima si alguien decide hacerla".
Posteriormente, el presidente Barack Obama declaró en una entrevista a la cadena NBC que no descartaba entregar armas a los rebeldes.
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