Tenemos un muerto. La operación se complica. Este fue más o menos el mensaje que circuló entre los investigadores hace unos meses cuando en Sevilla se toparon con un cadáver. Y junto a él una jeringuilla con restos de cocaína y un vial de Winstrol, el anabolizante estrella entre culturistas, que aumenta la masa muscular y el rendimiento, aunque nadie sabe a ciencia cierta a qué precio. Si al deportista aficionado lo mató esa sustancia o la mezcla con droga es aún una incógnita, pero la Policía tiene claro que la víctima se relacionaba con la red a la que seguían los pasos desde abril. Seis tipos que vendían anabolizantes y hormonas a locos de gimnasio y asiduos a las discotecas. Se les cogió en octubre pasado con más de 500.000 dosis, repartidas con mimo en 8.000 cajas de «bombas de relojería». Para entonces ya había un muerto.
Culturistas y discotecas
Las actuaciones contra el tráfico de sustancias dopantes que disponen de mayor cobertura en los medios de comunicación suelen tener nombres propios, rostros reconocibles, y están vinculadas al deporte de élite. En España, operaciones como la Puerto o la Galgo han traspasado nuestras fronteras y han adquirido el carácter de culebrón por la lentitud de su resolución judicial. Sin embargo, la mayor parte de la actividad policial se centra en otro tipo de intervenciones donde no hay entrenadores ni atletas populares, sino grupos criminales organizados, mafias, que han abierto su abanico de objetivos: no olvidan el deporte profesional, pero buscan clientela en gimnasios, polideportivos e, incluso, discotecas; es decir, entre deportistas aficionados, culturistas, jóvenes que quieren mejorar sus «prestaciones» en una noche de marcha y personas corrientes que desean adelgazar utilizando atajos.
Muchos de estos medicamentos están caducados o son de uso veterinarioMuchos de estos medicamentos están caducados, son de uso veterinario o, directamente, falsificaciones groseras que no llevan ni principio activo. Si lo llevan, es en cantidades distintas o ha perdido su efecto y se ha transformado en otra cosa. Todas estas sustancias —una lista que en algunos foros culturistas se antoja la de la compra por la soltura con que la manejan sus fieles— están al alcance de cualquiera, de ahí el serio peligro que representan.
El hampa que hizo fortuna con las drogas y las apuestas ilegales controla ahora el comercio de esteroides, otros fármacos dopantes y medicamentos; muchos sin abandonar el tráfico de cocaína y heroína. Han encontrado su particular piedra filosofal. «Son los mismos delincuentes», señaló hace unos días David Howman, director general de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). «Llevo denunciando este fenómeno desde hace años y me consta que Interpol está realmente preocupada por ello. Hay pruebas de que han intentado sobornar a varios responsables de la lucha antidopaje».
Según datos de la AMA, este tráfico mueve 15.000 millones de euros al año (más que el de la heroína) y engancha a 31 millones de personas en todo el mundo. En España, país también productor, pero, sobre todo, puerta de entrada hacia la Europa comunitaria, nunca se ha cuantificado el montante. «Es imposible», admite un agente de la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Comisaría General de Policía Judicial, aunque «sin duda podemos hablar de cientos de millones de euros sin ningún rubor porque vemos cada día como está creciendo ese mercado ilícito».
Las rutas del músculo y la trampa parten, fundamentalmente, del este. Rusia y otras ex repúblicas soviéticas (sobre todo Ucrania y Lituania) envían su mercancía al oeste de Europa, Norteamérica y Oriente Medio. Por esta vía circula el 20 por ciento de la producción total. Sin embargo, China —sobre todo—, Tailandia e India están ascendiendo en el escalafón con una pujanza imparable. El éxito de las exportaciones chinas se basa en sus bajos precios y las fábricas clandestinas repartidas por todo el mundo. En pequeños laboratorios que se montan y desmontan en un abrir y cerrar de ojos se prepara y empaqueta el género. Un kilo de testosterona cuesta 20 euros en China; con esta cantidad se pueden fabricar decenas de viales que se venden en el mercado negro a diez o doce euros cada uno. Pastillas contra la disfunción eréctil valen veinte céntimos por unidad en origen, y se ofrecen por 18 ó 20 euros en las puertas de las discotecas, ya que el alcohol y las drogas reducen la virilidad y algunos se apuntan a seguir dando el tipo. Gasto mínimo, máximo beneficio; ese es el eje de este mercado.
La Policía investiga dos muertes por dopaje«No se trata de medicamentos genéricos. El 90 por 100 de las sustancias que llegan a estos establecimientos son falsificaciones», señala una fuente policial. «En el caso de la viagra “de pega”, se utiliza directamente tinta azul para darle su color característico; eso ya nos lo hemos encontrado en algunas operaciones». Los culturistas también son consumidores habituales de las famosas pastillas azules, como lo son de protectores para el hígado o del Tamoxifeno, un medicamento que se utiliza para tratar el cáncer de mama y que los adictos al músculo toman para evitar que les crezcan las glándulas mamarias.
Internet, el aliado
No hace falta ser farmacéutico o alquimista para preparar estos compuestos. Internet proporciona los conocimientos químicos básicos para hacerlo. La materia prima procede de los citados países productores y aquí se encapsula. Los viales se adquieren en el mercado libre. Otra cosa es el rigor con el que trabaja esta clase manufacturera. Por ejemplo, es habitual introducir efedrina en productos adelgazantes. La efedrina, un agonista broncodilatador que aumenta la capacidad respiratoria, es uno de los fármacos cuyo abuso es más frecuente; provoca verborrea y nerviosismo, además de la supresión de la sensación de cansancio. La clientela, por lo general, no sabe lo que compra. O no le importa demasiado.
En este decorado se mueve la citada Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Policía Nacional, donde trabajan veintidós agentes distribuidos en dos grupos. Hace menos de cinco años eran cuatro personas, de manera que este despliegue es otro indicador de que se ha tomado al enemigo en serio. Llevan a cabo entre 6 y 10 operaciones al año y cuentan con la valiosa colaboración de la Agencia Española del Medicamento para identificar correctamente el material incautado. «Sus informes son fundamentales para nosotros, que no somos facultativos», apuntan.
Los delitos relacionados con el dopaje son «complejos y sofisticados». De ahí que los investigadores tengan que tirar de ingenio extra para abarcar las peculiaridades, a veces sonrojantes. Los policías de uno de los grupos recuerdan con sorna la operación en la que se toparon con la inventiva de un distribuidor que no tuvo empacho en empaquetar sus anabolizantes y rotularlos con el título de «Las sabrosas golosinas del doctor Anabólico». Como si de un sello de calidad se tratara, bautizó los frascos de clembuterol como «Los potingues del doctor Anabólico» y extendió el título a un acetato que denominó «los poderosos jugos» del mismo falso y ridículo médico. Las vitaminas para adictos al sudor y el desodorante fueron intervenidas junto a un arsenal de productos.
El punto de partida son investigaciones abiertas de oficio o denuncias que hay que rastrear con tino para que acaben cuajando. Los delitos se pueden perseguir de oficio, dado que se encuadran en el epígrafe del Código Penal contra la salud de las personas. Pangea o Chuzo han sido algunos de los últimos éxitos policiales, y a día de hoy se mantienen otros operativos abiertos. En Pangea participaron 24 países coordinados por Interpol y se descubrieron 751 sitios web que vendían medicamentos. Agentes de medio mundo, de Canadá a Nueva Zelanda, confiscaron casi 200.000 comprimidos falsificados. Encontraron antibióticos, esteroides y pastillas para adelgazar. «Cuando se hagan públicos los resultados —informó el secretario general de Interpol, Ronald Noble—, los países demostrarán que internet no es un refugio seguro para los delincuentes». Noble alertó del peligro de las «farmacias de la red».
A un culturista le reventó la aorta: lo hallaron en su casa.El terreno de juego se ha trasladado, como en tantas transacciones legales e ilegales, a internet, donde los investigadores bucean en busca de pistas. Por ejemplo, en páginas como tupincho.net, un portal dedicado al culturismo, fitness, nutrición y esteroides anabólicos; un lugar donde los traficantes pueden hacer negocio a costa de incautos. En su foro se realizan consultas sobre los diferentes ciclos (de volumen, de masa magra, de definición), con sus fármacos y posología, se advierte sobre el peligro de los entrenadores poco cualificados y el uso de esteroides en adolescentes que no han completado su desarrollo o crecimiento natural (a pesar del aviso, y de que en el propio foro los veteranos aconsejan paciencia a los más jóvenes, una encuesta interna demuestra que el 37 por 100 de los usuarios tomaron esteroides por primera vez entre los 16 y los 18 años de edad).
«Un buen entierro»
En la citada web encontramos diálogos como éste: «100 mg de oxi es un poco bestia e innecesario, con 50 mg media hora antes de entrenar vas como las motos». «Entonces yo me muero con 100 mg 7 días a la semana durante cinco semanas. Chicos, preparadme un buen entierro». Los usuarios más expertos saben en qué mundo se mueven. «Quien tenga diana de british dispensary, tiene un tesoro. Va a subir de precio que no veas. Así que cuidado a partir de ahora con las fakes (falsificaciones), porque va a costar mucho conseguir original». El consumo, por supuesto, no está perseguido; solo el mercadeo.
Con este panorama, a la sofisticación y complejidad hay que sumar el ciberespacio con su inherente dinamismo. «Si el responsable de una web detecta que le estamos investigando, no se corta en absoluto para cambiar el contenido o el formato de la página, de modo que nos vemos obligados a tomar muchas precauciones», aclara un mando de Policía Judicial. Las páginas crecen como setas, día a día, descontroladas, con servidores radicados fuera de España a los que es casi imposible seguir la pista para desesperación de sus vigilantes.
En este entorno digital, los investigadores tienen permitido, por ejemplo, hacerse pasar por un usuario más en foros de acceso restringido, sin que esa conducta suponga ninguna limitación de derechos, o recoger las direcciones IP sospechosas ante las pesquisas. Para ir más allá, es necesaria la autorización judicial. Desde 2004 hasta hoy la Policía ha realizado 47 operaciones en nuestro país con el resultado de 544 personas detenidas. Más del 90 por 100 de estas redadas se han llevado a cabo desde la promulgación, en 2006, de la Ley de Protección de la Salud y de Lucha contra el Dopaje; un real decreto de 2009 estableció medidas complementarias para reforzar la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos.
Pese a que el 99 por ciento de los detenidos por la Policía acaban imputados, la escasa pena que llevan aparejada estos delitos —entre 6 meses y tres años, cuatro en casos excepcionales para productores, distribuidores y comerciantes— equivale a una puerta abierta de par en par a la impunidad. España, junto a Portugal, cuenta con la legislación más laxa cuando hablamos de tráfico de sustancias dopantes y delincuentes de medio mundo aprovechan esa oportunidad de oro para abrirse paso a codazos en el mercado ilícito.
«El dopaje sale a la luz por los famosos. Pero esos no van a morir por "meterse"»«La criminalidad organizada se ha colado en este tipo de tráfico a lo grande, como en otros, claro. Si hay un componente que los distingue es que en estos delitos la falsedad documental está a la orden del día», aclara un investigador. Envíos postales que atiborran buzones, contratos de buzones de correos, contratos de internet, mercantiles... Todo con su perfecto sello falso que hay que descubrir.
Son organizaciones, de eso no cabe duda, y así lo han revelado todas las operaciones que se han hecho en los dos últimos años. Encontramos suministradores de las sustancias dopantes, que pueden ser incluso laboratorios ilegales o farmacias, aunque no es lo más habitual; transportistas que se valen de terceros o compañías de paquetería rápida, a veces deportistas utilizados como «mulas» humanas; suelen aparecer médicos o paramédicos, gente con conocimientos o que dicen tenerlos y se convierten en los actores protagonistas y, a veces, preparadores físicos o representantes con pocos escrúpulos. Casi todos carecen de antecedentes y se mueven a sus anchas en un entorno que les es conocido. Las excepciones aparecen y son notables, como la de un capo que dirigía una red de transporte y suministro de anabolizantes y drogas desde prisión.
Dificultades para investigar
Queda dicho: riesgo casi cero y coste similar. Escasa pena, dificultades para investigar y trabajo que se acumula son las constantes para los perseguidores del dopaje. Por ejemplo, la falta de colaboración de ciertos países. Si una trama procede de China, ya se pueden olvidar los agentes de conseguir algo en ese país. Sin ir tan lejos, ocurre lo mismo con algunos del entorno, a los que se envían comisiones rogatorias internacionales que acaban en un cajón. Eurojust es uno de los escasos organismos que, en lugar de complicársela, facilita la vida a estos investigadores.
Pero aún hay más. Las siempre inestables relaciones entre policías y jueces alcanzan en los delitos de dopaje tintes surrealistas. No es sencillo para un juez autorizar un pinchazo telefónico o una intervención de correo electrónico —restricción de derechos fundamentales— para que, con suerte, si la investigación sale bien, el delincuente se enfrente a uno o dos años de cárcel. Los policías acaban desesperándose y apelando a una comprensión que no siempre aparece.
«En una ocasión, en plenas pesquisas, su señoría me dio a elegir entre concederme una intervención telefónica o la apertura de unos paquetes postales en los que sabíamos que había medicamentos falsos».
Los dopados no son delincuentes, según nuestra legislación, pero sí unos tramposos que buscan inflar el músculo a cualquier precio sin medir las consecuencias. Doparse puede ser un suicicio, pero antes de llegar a ese extremo aparece todo un abanico de «daños colaterales» y ninguno es menor. Trombosis, accidentes cerebro vasculares, isquemias, aneurismas, cáncer hepático, insuficiencia renal, deformaciones del corazón o derrames cerebrales son algunos de los posibles efectos físicos, según se describe en el manual para atajar estos delitos.
Las consecuencias psíquicas de estas listas de «medicinas a la carta» son ciertamente inquietantes: el bienestar y la euforia que provocan las convierte en un elemento perfecto para que quien las toma se enganche y se convierta en un adicto, bajo la aureola de deportista. Con frecuencia generan comportamientos violentos y agresivos, depresiones, inestabilidad emocional y, por supuesto, episodios psicóticos que pueden derivar en suicidios.
La muerte de Sevilla no es la única que se está investigando. Hay otro caso en Canarias envuelto en el misterio. A un culturista le reventó la arteria aorta; lo encontraron en su casa. Saben que se dopó (una dosis fatal) y que tenía relación con una banda que está en el punto de mira. El resto es aún un secreto.
Tratar la esquizofrenia
Pero no todos son deportistas: otra de las vías detectadas, y en auge, es la llegada a España de medicamentos falsificados, algunos tan delicados como los que se suministran para enfermos de alzhéimer, dolencias cardiacas graves o esquizofrenia. Tienen un pujante mercado a la vuelta de la esquina. Se ha detectado que entran en nuestro país, normalmente con destino a terceros donde estas medicinas no las cubre la Sanidad pública. Sin ningún control, sin que nadie verifique siquiera si se trata de medicinas ni cuáles son sus componentes. Internet es su medio natural y los esfuerzos se centran en desenmascarar a los proveedores de servicios, los sistemas de pago y los de entrega. Todo es limpio y eficaz. Hasta que alguien lo detecta y se arroja a su cuello.
«El dopaje salta a la luz cuando quienes están implicados son deportistas famosos. Pero justo esos son los que no se van a morir por meterse cualquier sustancia. Ellos sí están controlados. Esa es la diferencia», sostiene con firmeza un jefe de grupo de Consumo y Dopaje. «La gran paradoja de este asunto es que la gente no tiene sensación de riesgo, y eso es peligrosísimo».
Los fármacos estrella
Estos son los principales productos incautados por la Policía Nacional en sus operaciones contra el tráfico de sustancias dopantes, y su análisis por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Se trata de fármacos que solo deben emplearse por prescripción facultativa (con receta médica), y no están indicados para aumentar el rendimiento físico en individuos sanos. Su uso en estos casos puede acarrear graves problemas de salud.
Esteroides anabolizantes
Están indicados para el hipogonadismo (defecto en la función de las gónadas, especialmente los testículos), desnutrición severa, osteoporosis, anemias, determinados casos de cáncer de mama, etcétera. Se emplean ilícitamente por su acción hormonal androgénica para aumentar la masa muscular y el rendimiento en ciertos deportes. El medicamento estrella es el Winstrol (cuyo principio activo es el estanozolol), pero los investigadores también encuentran importantes cantidades de Primobolan(metenolona), Testex Prolongatum(testosterona) y Deca-Durabolin(nandrolona).
Tratamiento de la disfunción eréctil
Muchos atletas sufren trastornos de la líbido debido al consumo de esteroides. El uso prolongado de anabolizantes les deja con poco interés o posibilidad de mantener una erección. Se debe al descenso en la producción de testosterona endógena en los testículos, ya que los esteroides exógenos cortocircuitan la transmisión del sistema endocrino natural. Viagra, Cialis y Levitra son los productos más utilizados.
Clembuterol
Agonista de acción broncodilatadora indicado para asma y bronquitis. Se utiliza de forma ilícita para el engorde del ganado. Los deportistas lo usan por sus supuestos efectos anabolizantes. Puede causar un sólido crecimiento muscular y una ganancia de fuerza. Quema grasa y aumenta la temperatura del cuerpo.
Tamoxifeno
Anticancerígeno (cáncer de mama). Es una hormona sexual de carácter no esteroídico, antiestrogénico, razón por la que es usado para combatir el riesgo de ginecomastia (volumen excesivo de las mamas de un hombre, producido por alteración hormonal) por consumo de anabolizantes.
Protectores hepáticos
Indicados para hepatitis aguda o crónica de origen tóxico. Se consumen de forma ilícita para prevenir y compensar en la medida de lo posible los efectos hepatotóxicos de los ciclos anabolizantes. La silimarina es el principio activo más común y está autorizado en España.
Jintropin
Su principio activo es la somatotropina (hormona de crecimiento). Posee una fuerte acción anabolizante, provocando un aumento de tamaño de las células musculares, o hipertrofia, y de su número, o hiperplasia. Favorece el consumo calórico y la eliminación de grasas, al tiempo que refuerza los tendones, ligamentos, huesos y cartílagos, evitando desgarros. Su consumo suele ir asociado al de insulina para compensar los efectos secundarios, como hiperglucemina e hipotiroidismo.
Insulina
Indicado para diabetes. Su principal función endocrina es facilitar el metabolismo de los hidratos de carbono (en particular de la glucosa); sin embargo, fraudulentamente es usada como anabolizante, ya que favorece la captación de glucosa, potasio y aminoácidos. Su uso con fines dopantes se ha extendido. En personas sanas, no diabéticas, puede producir episodios de hipoglucemia con síntomas de ansiedad, palidez, sudoración, visión borrosa y dificultades en el habla. Su abuso puede desembocar en un coma hipoglucémico e, incluso, la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario