Las autoridades del sector salud alistan medidas para contrarrestar un problema que consideran preocupante, pues casi la mitad de los mexicanos nacen por medio de cesáreas.
El elevado número de nacimientos por esta vía ha generado preocupación porque la mayoría de las cesáreas no se justifican y colocan en riesgo a la mujer y al bebé, incluso hasta de muerte o de alguna discapacidad.
La cesárea es una intervención quirúrgica que tiene la finalidad de extraer a un bebé del vientre materno cuando por alguna razón el parto natural o vaginal no es posible, pero la realidad es que se ha vuelto una práctica común, impulsada tanto en hospitales públicos como privados, que abarca el 44% de los 2 millones de nacimientos que se registran en el país.
La cifra es elevada sí se toma en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud que marca un rango de un 15% de estas intervenciones cuando se trata de embarazos sin complicaciones.
Y más si se toma en cuenta que la cifra se dispara a niveles de un 85% en los hospitales privados. O que, incluso, en el mismo sector salud, la medida varía de una dependencia a otra.
En el ISSSTE, el porcentaje se eleva a 56%; en el IMSS la cantidad llega a 43%; y la misma baja hasta 33% en las instancias de la Secretaría de Salud.
Los motivos para llevar a cabo estas operaciones varían, tanto en el sector privado como el público, pero la constante es que las cesáreas se mantienen en un nivel elevado en el país porque son impulsadas por médicos que ven en esta opción un proceso rápido, que les evita largas jornadas, y que —en el caso de los particulares— además les resulta lucrativo.
También porque entre las mujeres se ha propagado la idea de buscar esta opción como una alternativa para no sufrir los dolores del parto natural.
Para la Secretaría de Salud el problema es grave. Por eso tiene planeado difundir, a través del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, el Lineamiento Técnico sobre Cesáreas que establecerá cuál debe ser la correcta atención de la mujer embarazada en el momento del parto y puerperio, que será dirigido a todas las áreas de salud materna del país.
Luis Alberto Villanueva Egan, director general adjunto de Salud Materna y Perinatal, adelanta a EL UNIVERSAL que este instrumento tendrá como objetivo disminuir este tipo de cirugía.
El funcionario reporta que en los últimos tres años el promedio de cesáreas realizadas a nivel sectorial (ya sae en hospitales de la Ssa, ISSSTE e IMSS) se ubica en 44%, cifra que, afirma, aún es alta, pero que es menor si se compara con la registrada en 2008, cuando la cifra llegaba a 55%.
Las cesáreas han disminuido, dice. “Quizá no la que quisiéramos tener, pero si hay una política pública orientada a la reducción de cesáreas”. Este porcentaje debería estar por lo menos en 30% cuando se trata de embarazos de alto riesgo o intermedio.
Opción para evitar el dolor
Diversos factores envuelven esta problemática como el que la mujer embarazada es la que la mayoría de las veces pide la realización de una cesárea porque asocia el parto natural como una situación muy dolorosa y estresante de la que quieren abstenerse; por falta de una información clara y veraz del médico hacia la paciente; por cuestiones económicas, por la saturación de los servicios, por embarazos de alto riesgo, entre otras causas.
Sobre el número tan alto de cesáreas que registra el ISSSTE, Gabriel Manuell Lee, director médico de este instituto, reconoce que la dependencia enfrenta esta situación, pero aclara que no en todos los embarazos existe este criterio, “pues cada caso y cada momento es diferente”.
También, evidencia que muchas de las derechohabientes piden y prefieren una cesárea.
“Nosotros en el ISSSTE tenemos mujeres pensantes, con un nivel de maduración mayor, son profesionistas o hijas de profesionistas, en un entorno interesante y te puedo asegurar que el factor de decisión de la mujer que quiere una cesárea es más alto que en otras instituciones médicas”, externa.
Aunque acepta que también hay otros factores que pesan en el momento de decidir una cesárea como el hecho de que en un parto natural equivale a tiempos prolongados de labor, en donde las formas y los horarios institucionales se afectan, “porque el personal quirúrgico de obstetricia se tiene que ir, y no puede dejar a una paciente embarazada ahí en un área de labor, con el riesgo que conlleva”.
No obstante, Gabriel Manuell afirma que este tema ya es analizado a nivel sectorial y fue integrado como uno de los temas a revisión por parte de la Comisión Interinstitucional que revisa lo de mortalidad materna.
Mujer, diseñada para parto natural
Para Manuell Lee, a nivel nacional se han hecho esfuerzos por reducir el número de cesáreas, y uno de ellos es que se le pide a un grupo de gineco-obstetras una segunda opinión para dar tiempo a la reflexión.
En teoría no debería haber tantas cesáreas, pues la pelvis de un grupo de mujeres mexicanas es amplía, aunque hay otro grupo que tiene pelvis estrecha, pero tampoco se justificaría este procedimiento quirúrgico, porque las mexicanas no hacen productos grandes, argumenta el directivo.
“Las mexicanas hacen bebés de más o menos buen peso, entre 2.5 kilogramos hasta 3. Entonces el criterio de peso tampoco es justificante”, señala el director médico del ISSSTE.
Al preguntarle sobre qué piensa de los nacimientos por cesárea, Norma Leticia Doniz Islas, directora de la organización civil Parto Natural AC, es tajante: “Si la naturaleza nos hubiera diseñado para cesáreas tendríamos un cierre en la panza”.
Y agrega que la naturaleza no se equivoca, ya que la mayor parte de las mujeres están diseñadas para parir a niños de forma natural.
La educadora perinatal, con 30 años de experiencia, considera que este problema es multifactorial, ya que hay mujeres que por desconocimiento, por falta de información o miedo, prefieren una cesárea, porque no saben que se trata de una cirugía mayor, que las llevará a más tiempo de reposo.
“Aunado a que los gineco-obstetras ya no realizan tantos partos naturales, porque éstos se llevan muchas horas, lo que deriva que tengan que cancelar sus citas programadas y salir a altas horas de la noche, además de que no les representa un beneficio económico”.
Al médico, agrega, principalmente el que labora en hospitales privados le conviene hacer más cesáreas; por ejemplo, en una hora realiza una cirugía, por lo que es más cómodo para él y tiene su vida organizada.
Hay médicos —denuncia— que por no perder a sus pacientes les hacen creer que les harán un parto natural, pero a la mera hora, terminan haciéndoles una cesárea, con el argumento de que el bebé trae el cordón umbilical enredado; que hay sufrimiento fetal o que no pasa por el cuello uterino. “Hay un engaño del médico”, sostiene.
—¿Y este fenómeno cómo se explica en instituciones públicas como la Ssa, el IMSS o el ISSSTE?
—Porque hay una sobrepoblación, hay más demanda (mujeres embarazadas) que oferta (personal e infraestructura médica).
“Los médicos se vuelven locos cuando tienen tantas mujeres embarazadas que comienzan con labores de parto”.
Además, las mujeres embarazadas que acuden a estos lugares muchas veces no están bien alimentadas; no han llevado un buen control prenatal y por ende son embarazos no cuidados o hay quiénes durante la gestación nunca fueron revisadas por el médico, por lo que estos son de alto riesgo.
Desde su experiencia, a partir del trabajo que realiza con mujeres embarazadas que acuden a esta organización civil para tomar cursos de educación prenatal y profilácticos que les ayuden en el momento del parto, Norma Leticia Doniz asegura que actualmente es más difícil para los médicos de instituciones públicas hacer cesáreas de manera indiscriminada. “Los jefes están encima de ellos para que hagan el menos número de cesáreas posibles”, dice.
Esto último es confirmado por el propio director del Hospital General de México, Francisco Navarro, quien precisa que de los 8 mil nacimientos que se realizan en este lugar, 32% son por cesáreas, pero corresponden a los embarazos de alto riesgo, y todos ellos indicados médicamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario