lunes, 27 de septiembre de 2010

Los "Mochileros" del siglo XXI.

Los jóvenes adolescentes de todo el mundo pertenecientes a las clases medias y altas, salen de sus países en busca de aventuras en países exóticos, como pueden ser las Islas de Oceanía, las playas mexicanas o del Mediterráneo, las costas africanas o ciudades veraniegas de Asia.

Son todos estos sitios que albergan a estos aventureros con tarjetas de crédito VISA, son idénticos, han sido clonados cuidadosamente por el establisment mundial.

Son playas, restaurantes, discotecas y bares que se ubican en países que se encuentran a miles de kilómetros de distancia entre unos y otros, pero en los cuales los chicos se encuentran gozosos disfrutando de los placeres de la vida: beber alcohol como cosacos, bailar desenfrenadamente con varias pastillas de "éxtasis" en el cuerpo y tener relaciones sexuales sin parar, con quien sea.

Parece que no hay nada interesante detrás de estos mochileros globalizados, jóvenes de la era del Facebook. Hoy estos aventureros con tarjetas de crédito abiertas al gasto desmedido, es fácil encontrarlos en los cybercafés de estos sitios éxoticos, durante muchas horas enganchados al Facebook y a Skype, comunicándose con sus amigos que se quedaron en casa, que interesados en su entorno.

Estos jóvenes están desinteresados de los asuntos culturales del país que visitan y seguramente también en sus países de origen no saben lo que sucede más allá de sus narices. Ni les importa.

Cuando éramos jóvenes, con una tradición de practicar el hippismo: "Paz y amor", viajamos de mochileros en un plan iniciático, la mayoría. Pero el viaje se podía hacer en solitario y lleno de incomodidades, esa era la costumbre de los jóvenes que viajabamos sin mucho dinero pero llenos de ilusiones por tener experiencias que nos marcarían el resto de nuestras vidas.

Era experimentar la "gran aventura de la vida", ya que más tarde eso sería imposible de vivir, hay cosas que solamente de joven se pueden lograr y disfrutar sin consecuencias mayores.

Cuando en los años setentas estaba en París, la Ciudad Luz, me encontré a docenas de chicas mexicanas adolescentes en esa etapa de su vida que ocurre antes de entrar a la universidad, disfrutando lo que los gringos llaman el "gap year", el año vacío. Que consiste en viajar, conocer diversos países y personas y vivir una aventura sexual o amorosa, que en su país de origen sería impensable experimentar sobre todo si eran chicas.

Tanto en París y Roma, los grupos de muchachas mexicanas desbocadas por el hecho de no tener frenos paternos a sus acciones, se sentían libres y sin inhibiciones de ninguna clase, ligando italianos en las cafeterías o en los parques, principalmente en Campo di Fiori. Sin tener encima la mirada severa y represora de los padres, las chicas funcionaban libremente de día y más de noche.

Lo que era el "leitmotiv" de los viajes iniciáticos de los jóvenes de los años del hippismo sesentero, setentero u ochentero, incluso, ya se extravió por los senderos de la modernidad; este es el abominable hippismo de los chicos y chicas del siglo XXI.

Si los viejos hippies de los años sesentas vieran el espectáculo que ofrecen sus nietos, caricatura de aquellos mochileros aventureros, abrirían sus ojos azules y se meterían a la boca dos pastillas de LSD para tener un viaje sicodélico o bien se fumarían un cigarrillo de mariguana, para no ver ese espectáculo deprimente que ofrecen los chicos gringos en todo el mundo.

1 comentario:

  1. No solo gringos, los hay por todos lados. Vacíos, sin metas ni ilusiones, en espera de probar la nueva droga del momento y poder sentir ilusoriamente algo.
    Es esa época de adolescentes que nos tocó vivir, era tomar la mochila y aventurarse a acampar dentro del mismo país porque no existía la Visa y tampoco el dinero. Llevábamos si mucho una botella de vino, buena música y un libro que comentaríamos entre todos como el Profeta de Khalil Gibran o un Herman Hesse. Queríamos cambiar el mundo, ser rebeldes ante esa generación de los que hoy manejan el mundo.

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