Hace cuatro meses fue secuestrado uno de los exponentes más destacados de la ultra derecha mexicana, Diego Cervantes de Cevallos. Por un grupo desconocido, del cual se ignora su filiación política o criminal, hasta el día de hoy.
Cada cierto tiempo ese grupo que lo tiene en su poder, envía a los medios de comunicación mexicanos, una fotografía del político mostrando un diario o revista de actualidad, para corroborar que "El Jefe Diego" continúa vivo.
En cada ocasión la figura de Diego se ve disminuido físicamente, demacrado, flaco, con los ojos vendados, y la barba descuidada, cuando antaño Diego cuidaba con esmero su barba cana. Él nunca dejaba el espejo y las tijeras especiales para barba, ahora esa está más que descuidada.
Los secuestradores le avisan a la sociedad mexicana, que la clase política de la derecha en el poder y los familiares cercanos de Diego, lo han abandonado a su suerte, ya no hay negociaciones en curso.
Esta situación refleja cosas interesantes en el caso del "Jefe Diego".
El monto del rescate por él, es una suma multimillonaria en dólares, que la familia y el gobierno se niegan a entregar.
Que la familia procura por todos los medios salvaguardar el patrimonio del político secuestrado, antes que negociar algo a cambio de su vida.
La familia se ha convertido en un valor de siempre para la clase política de la derecha, siempre la exaltan y la "protegen", pero en ese caso eso resulta que es valor falso. La derecha no tiene sentimientos, solo intereses. Ahí está la evidencia.
El gobierno de derecha actual, al que "El Jefe Diego" sirvió toda su vida, se hace el desentendido del caso y lo abandona a su suerte, también.
Es posible que el secuestrado ante tanta indiferencia decida quitarse la vida o provocar que lo maten sus captores. La desilusión y la melancolía son fuente de angustia y desesperanza para cualquiera.
El desenlace de esta historia está pendiente, pero no falta mucho tiempo para concoer la verdad del caso...
Triste y decadente historia (y casi seguro fin) sobre un hommbre que solía aparecer siempre jactándose de todo y de todos... por cierto, no era Fernández?
ResponderEliminar