En España hay cerca de un millón y medio de profesionistas universitarios, de los cuales un 16 por ciento están desempleados. La pregunta es ¿ por qué?
La sociedad entera no tiene la capacidad de absorber a todos en empleos relacionados con su formación profesional. Esto indica de entrada una falta de planeación educativa, el país no sabe cuántos médicos o abogados necesita al año, por ejemplo. Luego hay modas, carreras que atraen demasiado a los chicos, por ejemplo Comunicación o Psicología, y en un corto plazo se satura el mercado laboral, y las universidades siguen su frenética lucha por atraer estudiantes para carreras que ya no tiene un lugar en el mercado de trabajo. No ocurre solamente en la universidades privadas, sino que también en las públicas.
Las graves deformaciones de la educación superior se reflejan nítidamente, cuando observamos las estadísticas del desempleo de los profesionistas con título universitario, se preparan chicos en especialidades que no tienen demanda laboral, como son las licenciaturas en cuidado ambiental, por ejemplo.
El problema acuciante de las sociedades más desarrolladas, estriba en una sobrecalificación de sus profesionistas, que por lo mismo no encuentran acomodo en el mercado laboral. Resulta irónico comprobar que el mercado laboral no exige mucha especialización a su empleados, basta con una simple licenciatura y ya, nada de posgrados o doctorados, y menos aun posdoctorados.
El embudo de los profesionistas es que a medida que se preparan más, obteniéndo nuevos grados académicos, menor posibilidad de empleo tienen.
Los recursos presupuestarios que se invierten en cada país para formar a sus cuadros de profesionales, se diluyen cuando esos egresados universitarios se encuentran con que no hay empleo para ellos. El gasto fue inútil, por decirlo de un modo elegante.
Finalmente, la receta es sencilla: hay que tener un excelente sistema de planeación de las carreras nuevas y de las necesidades que demanda la sociedad actual y la del futuro también.
Toda nación debe saber exactamente cuántos médicos, abogados, ingenieros , arquitectos, biólogos, antropólogos, veterinarios, etcétera, requiere para atender sus necesidades básicas del desarrollo socioeconómico y cultural.
De lo contrario seguiremos viendo tristemente a médicos conduciendo un taxi, o a abogados vendiendo seguros de vida.
Urge un cambio radical en los enfoques universitarios para acceder de mejor manera al siglo XXI. Siguen funcionando las universidades con esquemas del siglo XIX y XX.
Y, así, francamente, no avanzamos por la ruta correcta...
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