Los términos de cafres y villanos, al menos en México, tienen connotaciones peyorativas. Los cafres son "los salvajes choferes del transporte público privado y de los taxis", así es como los insultamos cuando hacen de las suyas en las calles de la gran urbe que no son suyas, pero como si lo fueran.
Los villanos, son los malos de la películas de vaqueros, y de charros también, y en realidad era una vieja denominación para los aldeanos, rústicos, gente del campo. pero los habitantes de las urbes empezaron a desconfiar de esos personajes que venían de las villas a vivir a la ciudad.
El apelativo cafre se aplica a toda persona o situación que encarna lo opuesto a la civilización y la cultura. En realidad, se llaman cafres a los habitantes de Cafrería o País de los cafres, grupo de pueblos bantúes que habitaba la región oriental de África del Sur, en El Cabo y Natal. La Cafrería es un nombre de origen árabe con el que los geógrafos de los siglos XVII y XVIII denominaban a la parte de África situada al sur del ecuador poblada por infieles (kafir, en árabe), es decir, no musulmanes. La acepción de la palabra Cafrería se redujo gradualmente, primero a las regiones de lengua bantú, después a la zona marítima que se extiende a lo largo del océano Índico, desde la colonia de El Cabo hasta las regiones del Zambeze y, finalmente, a zonas reducidas de esta región costera. Éstas son la antigua Cafrería británica o British Kaffaria, anexionada a la colonia de El Cabo en 1863, y la Cafrería propiamente dicha, que hoy coincide con Transkei.
Así que cuando usemos los insultos de cafre y villano, al menos reconozcamos el origen de esos vocablos que se han ido modificando en sus significados a lo largo de la historia.
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