Estar agotado todo el día es un asunto normal para la población que vive en grandes urbes. El agotamiento y el cansancio puede tener diversos orígenes, desde la depresión hasta lombrices en la panza.
La mayoría de las personas experimenta cansancio en algún momento de su vida. Esto es completamente normal, ya que sentirse agotado después de un fin de semana lleno de compromisos sociales, de practicar algún deporte o de un intenso día de trabajo en la oficina, es lo habitual.
De acuerdo con los especialistas en el tema, un individuo que sufra de cansancio, físico o emocional, puede recuperar la energía mediante el reposo o el ejercicio.
No obstante, sentirse todo el tiempo desganado, con un agotamiento abrumador, es un síntoma de alarma que hay que atender de inmediato.
Alejandro Amado, médico general, explica que el cansancio es una respuesta normal a un esfuerzo físico, al estrés emocional, a la inactividad o a la falta de sueño. Sin embargo, asegura que también puede ser un síntoma de algún trastorno psicológico o fisiológico.
“El cansancio que no se alivia después de dormir bien, alimentarse de forma adecuada y bajo un ambiente libre de estrés debe ser atendido por un especialista”, explica el doctor.
En este sentido, cuando el agotamiento se acompaña de otros síntomas existe una alta probabilidad de que se trate de alguna enfermedad. Normalmente se asocia con hipotiroidismo, depresión y estrés, pero pocas veces se le relaciona con una causa tan común como la parasitosis intestinal ocasionada por la presencia de amibas, lombrices y otros bichos que se alojan en los intestinos.
Las parasitosis intestinales son enfermedades producidas por un grupo de organismos que viven a expensas de los seres humanos, alojándose en el aparato digestivo y compitiendo por el consumo de las sustancias alimenticias. Los parásitos se alimentan de la comida que ingieren las personas o de su sangre, lo que propicia desnutrición, anemia y debilidad en general.
Son múltiples y variables las manifestaciones clínicas de las enfermedades parasitarias. Éstas dependerán del tipo de parásito del cual se trate, no obstante, existen síntomas característicos de la enfermedad como: gases, diarrea alternada con periodos de estreñimiento, inflamación o dolor de estómago, cansancio o falta de concentración.
De acuerdo con el doctor Amado, uno de los principales síntomas indirectos en los adultos, que debe despertar la sospecha acerca de la posibilidad de padecer parasitosis en el tracto digestivo, es la falta de capacidad para concentrarse en las actividades diarias o en el trabajo, dando como resultado un bajo rendimiento laboral y en actividades cotidianas, lo cual se explica por la anemia y desnutrición que provocan los parásitos.
Por ello, el médico invita a las personas a que sigan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud: todos los miembros de la familia deben desparasitarse por lo menos dos veces al año, aun cuando no haya síntomas.
Los especialistas recomiendan productos como Vermox Plus, un tratamiento antiparasitario eficaz, sencillo y rápido, que con una sola toma en un solo día elimina del organismo los parásitos y amibas gastrointestinales que más afectan a la población.
Hoy en día se sabe que las enfermedades infecciosas gastrointestinales más frecuentes en México son las causadas por amibas y por parásitos como la solitaria y otras especies de lombrices.
En nuestro país, la amibiasis intestinal es la segunda enfermedad transmisible más frecuente, ya que existen 16 millones de portadores de amibas en todo el territorio y la mayoría de ellos no presenta ningún síntoma, por lo que desconocen su estado de salud y el riesgo de contagio hacia sus propios familiares y personas con quienes conviven diariamente. Por ello, debido a la magnitud, trascendencia y vulnerabilidad, las parasitosis representan un grave problema de salud pública.
Además de ser muy frecuentes, traen consigo complicaciones y secuelas muy graves que en ocasiones pueden ir desde el simple agotamiento hasta la muerte.
El inadecuado control de la glucosa puede provocar debilidad visual y ceguera en el 40 por ciento de los más de ocho millones de mexicanos con diabetes, como consecuencia de la retinopatía diabética, una de las principales causas de pérdida de la visión en el mundo como lo señala la Organización Mundial de la Salud.
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