A Cher, como a muchas divas del cine y la canción, les cuesta mucho trabajo aceptar que sus mejores momentos ya pasaron a la historia. Hay una resistencia neurótica a dejar los reflectores y las candilejas, en el cine y en el cabaret.
A sus 64 años, Cher vive una nueva juventud artística. La enésima, porque la diva estadounidense lleva regresando desde los años setenta.
Volvió entonces tras su separación de Sonny Bono. Se reencarnó en los ochenta como diva rock, luciendo chaquetas de cuero y saliendo con el guitarrista Richie Sambora. Resucitó en los noventa como diva disco gay. Se despidió de los escenarios con una gira final que duró tres años. No se marchó, sino que regresó, con más conciertos, a Las Vegas. Y ahora vuelve a la gran pantalla con una película en la que le da lecciones de canto, de actuación y de divismo a una de sus herederas, Christina Aguilera.
Diosa de los gays le cuesta admitir el cambio de sexo de su hijo
La revista Vanity Fair honra a la veterana diva llevándola a su portada en el número de diciembre. Es la tercera que le dedica en su historia. La presenta diciendo: "¡Cher ha vuelto!".
Lo cierto es que nunca se fue del todo. Su gira de despedida acabó en 2005 y tres años después comenzó una nueva serie de conciertos en el teatro Colisseum en el casino Caesar's Palace de Las Vegas, una orgía de lentejuelas, plumas, pelucas y transparencias en la que Cher lleva un traje para cada canción.
No tenía un papel de protagonista en cine desde 1999, cuando apareció en Té con Mussolini, de Franco Zeffirelli. Actuó brevemente en una película de los hermanos Farelli, Pegado a ti, en 2003.
Pero desde entonces, Cher, que tiene un Oscar por su papel en Hechizo de luna, de 1987, se había ausentado por voluntad propia de las carteleras. Hasta que Christina Aguilera se cruzó en su camino. Fue la joven cantante quien aceptó primero un papel en Burlesque y quien le rogó a Cher que interpretara a su maestra en la ficción.
Cher se hizo de rogar. El mítico magnate musical David Geffen, con quien Cher mantuvo un romance en los setenta, le mandó un correo: "Cariño, tienes que hacerlo". Finalmente, el productor Clint Culpepper le dijo sobre Aguilera: "Te adora. Solo lo hará si es contigo. Se bebería el agua sucia de tu bañera". La diva, finalmente, cedió.
Con motivo de su regreso, se embarcará en una nueva ronda de entrevistas por EE UU, algo que no hace desde hace un lustro. Como aperitivo, se ha sincerado con Vanity Fair, revelando los aspectos más íntimos de su vida.
A pesar su éxito entre la comunidad gay, todavía le cuesta asumir el cambio de sexo de su hijo Chaz y se emociona al recordar los problemas con la heroína de su otro hijo, Elijah.
También le ha costado perdonar a Sonny Bono, su ex marido, que falleció en un accidente en 1998: "Me trataba como si fuera la gallina de los huevos de oro". Luego pasó por los brazos de Geffen, de Sambora, de Tom Cruise y del actor Robert Camilletti. A este último, Cher le conoció cuando tenía 40 años. Él acababa de cumplir 22. Hasta en eso, salir con hombres jóvenes, Cher se adelantó.
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