Ya pasaron los gloriosos años sesentas, la era de los hippies en todo el mundo, con su eslogan: Paz Y amor, que fue impregnada con el humo de la mariguana y el sicodélico LSD. Hoy, la juventud de todo el mundo ha caído en los brazos de la cocaína, que es más cara y más dañina para la salud del consumidor habitual. El País nos ofrece este reportaje interesante al respecto.
El 2,6 por ciento de la población española de entre 15 y 64 años (es decir, 814 mil personas) se confiesa consumidora de cocaína, quizá la droga más tramposa y perversa del mercado. Porque provoca estragos silenciosos, porque está relacionada con un estilo de vida de ocio y diversión continuos, porque se vincula a una determinada condición económica. Pero sobre todo porque encubre la sensación de enganche, de adicción. Es como la carcoma, que corroe poco a poco, como ese gusano blanco y viscoso del anuncio televisivo que se metía lentamente por la nariz hasta el cerebro.
Pero hace 15 años, cuando la cocaína se extendió y abundaba por discotecas y fiestas privadas, la prevalencia de consumo fue creciendo hasta alcanzar el 3,1 por ciento de la población: más de un millón de personas. Hasta esta última encuesta del Ministerio de Sanidad que ha detectado un optimista punto de inflexión.
¿Por qué más de 20o mil españoles han abandonado el consumo? Los asesores ministeriales achacan este descenso a múltiples causas, pero coinciden básicamente en una: la crisis económica, que ha menguado el poder adquisitivo mientras los precios de la droga se mantenían altos.
Los indicadores que maneja el ministerio ya desvelaron una moderada estabilización del consumo entre la población estudiante de entre 14 y 18 años. Si en 2004 el 7,2 por ciento de los encuestados admitía haber consumido cocaína en el último año, en 2006 se redujo al 4,1, y al 3,6 por ciento un año después. "Y las tendencias suelen ser consistentes; las actitudes juveniles tienden a mantenerse en la edad adulta", asegura el psiquiatra Carlos Álvarez Vara, asesor del Ministerio de Sanidad y uno de los redactores del informe clínico sobre cocaína. Es decir, el descenso entre los adolescentes tenía que trasladarse tarde o temprano a los adultos. Y eso mismo ha reflejado la reciente encuesta.
Pese a ello, España es, junto con el Reino Unido, el país de la Unión Europea con un índice más alto de prevalencia. Respecto a este dato no hay discrepancias entre los expertos, pero sí algún matiz, porque ambos países realizan este tipo de encuestas de forma recurrente y la metodología de investigación es de una alta fiabilidad. España siempre ha sido puerta de entrada de este tipo de droga antes procedente de Latinoamérica y ahora desviada por África.
Pero la crisis económica aparece en primer lugar. En este sentido, Oriol Esculies, director en Cataluña del Proyecto Hombre -ONG especialista en la rehabilitación de drogodependientes, principalmente cocainómanos-, apunta que más del 95 por ciento de las personas que han solicitado tratamiento este año lo han hecho por la falta de poder adquisitivo, porque el dinero empieza a escasear. Y en 2009, esta ONG trató a nada menos que 6.280 cocainómanos. "La inmensa mayoría de los que piden tratamiento culpan al dinero, a sus deudas, a que se han quedado sin trabajo. Ya no se lo pueden permitir como antes. "Por supuesto que ha tenido que influir, la gente no tiene la misma disponibilidad económica. Y con ello discrepo de la ministra", abunda Álvarez Vara. "El precio de la cocaína permanece estable desde hace muchos años, entre 50 y 60 euros el gramo. Creo que la crisis es la causa con más peso", concluye Marta Torrens. Un precio invariable a pesar de los voluminosos decomisos policiales, de 25 toneladas en 2009.
Entonces, ¿por qué la escasez de este producto no lleva a sus consumidores a delinquir? Pues porque el perfil del cocainómano es distinto al de otros toxicómanos. El patrón es de un hombre de entre 35 y 45 años, que trabaja por cuenta ajena, con un salario no inferior a 36 mil euros y con una vida social muy activa, que practica deporte y cuida su aspecto físico. Eso sí, con una doble vida que esconde a su círculo familiar y de amistades, excepto a aquellos con quienes comparte adicción.
Hay que desmenuzar la encuesta ministerial para verificar que no haya habido un repunte de otras drogas y señala, por ejemplo, el auge de Internet como medio de venta de la mefedrona, una especie de fertilizante, o de las spice drugs, una droga de diseño. Oriol Esculies, por su parte, explica que en coyunturas económicas desfavorables se da una transferencia de consumo hacia productos más baratos, de ahí, añade, el incremento del consumo de alcohol y cannabis, mucho más accesibles y asequibles.
La mariguana siempre es más barata de adquirir y una posibilidad para los adictos de todo el mundo, esa planta mexicana de extraordinaria vitalidad y de poderes curativos, sigue siendo la preferida de los jóvenes pobres y de algunos ricos también.
Se debe de referir solamente a personas que tienen un trabajo aparentemente seguro o estable, el hecho que no los lleve a delinquir.
ResponderEliminarEsto es relativo. Conozco personas adictas a la cocaína que al no tener dinero bajan al consumo de Crack. Hablo de este país donde los precios de las drogas son relativamente muy baratos y accesibles hasta en chicleros o Sras. que venden frutas en esquinas de ciertos lugares. Hay quienes se dedican a llevarlas a domicilio.
Desgraciadamente es una adicción que causa mucho daño y de la que no se sale tan fácilmente, sobre todo en este país donde hay muy pocos centros de rehabilitación.