lunes, 7 de marzo de 2011

Argentina, rescatar la escuela.

Argentina lucha con fuerza para conseguir recomponer su estructura educativa y sus niveles de aprendizaje, que fueron duramente afectados tras la crisis económico-social de 2001-2002. Los dos últimos presupuestos de Cristina Fernández han destinado más del 6% del PIB al capítulo de educación (en España ronda el 5%), una cifra considerable que no oculta, sin embargo, los graves problemas a los que sigue haciendo frente el sistema, muy especialmente en la escuela secundaria, que según todos los expertos ha sido la más afectada y la que menos ha conseguido recuperarse.


La conflictividad laboral provoca la pérdida de muchos días de clase

El Gobierno destina a enseñanza el 6% del PIB, en España ronda el 5%

Los nuevos docentes tendrán un año más de formación inicial

Las escuelas privadas ganan terreno en las grandes ciudades
La crisis de 2001 cayó como una bomba sobre la sociedad argentina y sobre su sistema escolar, considerado tradicionalmente uno de los más exitosos de América Latina. Con más del 50% de la población en desempleo, decenas de miles de niños y adolescentes abandonaron el circuito educativo (teóricamente obligatorio hasta los 18 años).

Los expertos consideran que hasta 2009 no se lograron recuperar algunos, no todos, los niveles de 2000. La mejora se ha centrado en la reforma o construcción de nuevas infraestructuras (mil escuelas nuevas en ocho años, asegura el Gobierno de Cristina Fernández) y otros factores de estudio, como bibliotecas o laboratorios. Otra dificultad, que todavía no se ha superado, es la disminución del tiempo lectivo. La enorme conflictividad laboral del sector ha hecho que algunas provincias y en algunos cursos, los días lectivos no se hayan aproximado siquiera al mínimo ansiado de 180, algo que desespera a padres y especialistas.

El nuevo curso, que se inicia este mes en prácticamente todo el país, se abre bajo la polémica de los resultados obtenidos por Argentina en los últimos estudios de PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, por sus siglas en inglés), elaborado por la OCDE. Según el estudio, Argentina ha mejorado sustancialmente los niveles de comprensión lectora respecto a 2006, pero aun así está por debajo de otros países de la región, como Chile, Uruguay, Brasil o México y ha caído cinco puestos en el ranking mundial.

PISA resultó profundamente desmoralizador en un país que se ha vanagloriado siempre de tener el mejor índice educativo de toda América Latina y de haber sido uno de los primeros del mundo en establecer la enseñanza gratuita y obligatoria, lo que hizo que Argentina tuviera un altísimo grado de alfabetización desde hace muchas décadas.

El malestar fue tan grande que algunos funcionarios sugirieron la posibilidad de retirarse de PISA. Esto fue desmentido en los últimos días. Lo que el Gobierno pretende, aseguraron fuentes del Ministerio de Educación, es que se tengan en cuenta otros factores a la hora de elaborar esos índices, como la curva de crecimiento.

"PISA no contempla que en Argentina hay 11 provincias donde hay chicos que por edad corresponderían a la secundaria y que están cursando ahora el nivel primario (porque fueron expulsados del sistema durante la crisis del corralito) y que hay otros que pasaron directamente a la educación de adultos y no a la secundaria regular", explicó en su momento el ministro Alberto Sileoni.

En Argentina hay actualmente casi 9,8 millones de alumnos, de los cuales 2,6 millones están en el sector privado y 7,1 en el público. Una mirada detallada en las estadísticas oficiales muestra que en la pública se sigue produciendo una fuerte caída entre la educación primaria (que va hasta los 13-14 años) y la secundaria (14-18 años). De hecho, en la pública se pasa de 3,5 millones en primaria a 2,5 en secundaria, mientras que en sector privado ese abandono es mucho menor (1,1 millones en la primaria y un millón en la secundaria).

Aunque la educación pública sigue siendo muy mayoritaria en todo el país, la privada experimenta un aumento continuado, especialmente en las grandes ciudades, según los expertos, porque los padres buscan escuelas sin tantas huelgas de profesores ni tanta pérdida de días lectivos.

El Gobierno de Fernández de Kirchner (peronista) ha hecho un esfuerzo, generalmente reconocido, por aumentar consistentemente los presupuestos nacionales de educación y por intentar atajar el abandono escolar. Una de las medidas con mayor éxito fue la Asignación Universal por Hijo, que permite pagar un dinero a los padres con bajos ingresos cuyos hijos sigan matriculados en la secundaria. El problema, según la oposición, es que la alta inflación se está "comiendo" las ayudas, de modo que los muchachos y muchachas terminan por volver a la calle en busca de trabajo precario.

El curso 2011 tendrá novedades importantes: un nuevo sistema para la secundaria (con seis cursos), la ampliación en un año del proceso de formación de los docentes, nuevos fondos para mejorar las llamadas escuelas técnicas y la distribución de más de 1,5 millones de ordenadores personales entre alumnos y profesores.

El aumento del periodo de formación de los maestros (que va de 2,5 a tres años, según las provincias) es una de las medidas más solicitadas por los expertos, que atribuyen la baja calidad de la educación a esa falta de preparación. La ciudad de Buenos Aires, que dirige Mauricio Macri, será la única en la que este año salga una promoción de maestros formados durante cuatro años.

Otra de las grandes dificultades para las reformas es que la estructura educativa ha sufrido una enorme disgregación entre las distintas provincias. En teoría, los currículos dependen del Gobierno central, pero cada provincia negocia el sueldo de sus profesores (partiendo de un mínimo nacional), y de cada provincia depende la Administración directa del sistema, lo que genera grandes diferencias entre unas y otras. El proceso de reorganizar y normalizar los periodos escolares está resultando muy complejo y dificultoso, según reconoce prácticamente todo el mundo educativo.

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