Los relojes deberán adelantarse una hora en la madrugada del sábado 26 de marzo al domingo 27, cuando a las 02.00 serán las 03.00, iniciándose así el llamado horario de verano, en cumplimiento de la directiva comunitaria que rige el cambio de hora y que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea.
Este cambio de hora supondrá en España un ahorro medio en iluminación de los hogares de 6 euros (90 millones de euros), según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que apunta que el ahorro total puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros. Los 210 millones restantes corresponderían a los edificios del sector terciario y la industria.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Desde la aprobación de la Novena Directiva por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido (dicha directiva se incorporó al ordenamiento jurídico español por real decreto). La normativa fija el inicio del horario de verano el último domingo de marzo y su finalización (cuando se retrasa el reloj una hora) el último domingo de octubre.
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