viernes, 25 de marzo de 2011

Más pobres y menos emprendedoras.

Por: Amanda Mars


Los españoles tienen fama de ser menos emprendedores que los ciudadanos del resto economías desarrolladas. Es lo que ponen de manifiesto esos informes y estudios que se hacen al respecto a nivel internacional. Pero resulta que las españolas lo son aún menos.

Lo acaba de mostrar el último Global Entrepreneurship Monitor (GEM), de 2010, que la IE Business School desarrolla para España. De todas las personas involucradas el año pasado en la creación de algún negocio (ya sea a través de una empresa, como autónomo o mediante una cooperativa), el 63,6% eran hombres y el 36,4% mujeres. El informe se elabora para el territorio español desde 2000 y, a lo largo de esta serie, la brecha ha crecido cinco años y ha disminuido otros cinco. Conclusión: no hay una tendencia clara.

¿Por qué emprenden menos negocios las mujeres? El estudio no lo analiza y Juan José Güemes, su director en España, tampoco se atreve a especificar los motivos, pero asegura que esta diferencia se produce en todos los países salvo Ghana y Costa Rica. “Lo que sí tengo claro es la conclusión, y es que no se puede prescindir del talento de la mitad de la humanidad, con lo que hay que impulsar la tasa emprendedora de las mujeres”, apunta.

Las nuevas generaciones mantienen la brecha. La Fundación Universidad y Empresa cuenta con un área de incubadora de empresas en las que ayudan a elaborar planes de negocio a licenciados y diplomados. De los 674 participantes en 2010, el 61% eran hombres. La directora de iniciación profesional de la fundación y responsable de este proyecto, Beatriz Echagüe, cree que “ellas probablemente tienen más aversión al riesgo, les cuesta, pero las que se deciden son muy constantes y tienen mayor porcentaje de éxito”. Por ejemplo, de todos los que abandonaron proyectos incubados en la fundación en los últimos tres años, el 79% eran hombres y el 21% a mujeres (es decir, una participación inferior a la global).

Hace unos años se celebró en Barcelona una cumbre de mujeres de negocios de varios países, y una cosa curiosa fue que la presidenta de la Cámara de Comercio de Manhattan, Nancy Ploeger, veía superado el reto de la creación de negocios por parte de las mujeres. Iba más allá: "Las mujeres no pueden conformarse con crear pequeñas empresas, ha llegado el momento de dar un paso más y crear valor, hacer crecer esas empresas", dijo.

Uno de los motivos de la diferencia salarial entre españoles y españolas es que ellas acceden a peores empleos y a cargos inferiores, y que son dueñas de menos empresas. Así que parece que, en este terreno, ellas deben dar un paso al frente. Galardones o iniciativas dirigidas a la “mujer empresaria” tratan de fomentar la actividad emprendedora entre la población femenina, pero el apelativo –“mujer emprendedora”- corre el claro peligro de segregar a la mujer del resto de empresarios, como si jugasen en ligas o divisiones diferentes (y a la mujer le tocará la inferior). Los hombres nunca son llamados “hombres empresarios”, ni en premios ni en medios de comunicación, ellos son “empresarios” a secas. Y las mujeres también deberían ser eso, empresarias a secas.

Cierto que la sequía crediticia y la crisis no invitan a la aventura empresarial (la tasa emprendedora de los españoles tocó en 2010 su nivel más bajo desde 2000: el 4,3%de la población activa estaba embarcado en el algún proyecto). Pero el entorno es el mismo para ellos.

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