lunes, 7 de marzo de 2011

TV, lectoras de noticias bellas, no informan.

Que la televisión usa el gancho de presentadoras atractivas para llamar la atención de la audiencia es un hecho que a nadie escapa. En los últimos años, esta búsqueda de presentadoras seductoras se ha trasladado también a los informativos. Sin embargo, parece ser que tanta chica sexy en pantalla tiene un efecto contraindicado si de lo que se trata es de que el espectador entienda la información que están comunicando. Y es que según un estudio de la Universidad de Indiana los televidentes más embelesados son los que tienen más dificultades a la hora de recordar de qué se les está informando.

La indagación, dirigida por las profesoras Elizabeth Rabe y Lelia Samson, expuso a una muestra de 400 voluntarios a un corto espacio de noticias presentadas por una joven de 24 años. El mismo telediario, en dos versiones. En una, la anchorwoman aparece con una imagen corriente. Y en otra, con un look más atractivo, incluida ropa ajustada y algo de escote.

Según los resultados, consultables en la web Communication Research, la audiencia masculina presta más atención a la presentadora si esta es atractiva, pero esa curiosidad no se dirige a la narración de noticias, cosa que queda demostrado en las dificultades posteriores de los participantes a la hora de recordar y detallar los contenidos observados. Las voluntarias femeninas, sin embargo, han demostrado ser bastante inmunes a esas diferencias en apariencia, ya que han podido recordar por igual las noticias leídas por la presentadora en sus dos encarnaciones.

Según las autoras del estudio, los resultados muestran que las audiencias masculinas tienen una inclinación a procesar con mayor facilidad información visual, en lugar de verbal. Y que, además, se fijan en las presentadoras más guapas pero no les otorgan mucha credibilidad, sobre en cuestiones como conflictos bélicos o pulsos políticos.

Para Rabe, los datos de esta estudio dan vuelo a la polémica sobre discriminación por género y edad en el periodismo audiovisual, sobre todo ante casos como el de Miriam O'Reilly - la presentadora despedida por la BBC por ser demasiado mayor-. A su juicio, "si un canal solo está interesado en conseguir audiencia, las presentadoras jóvenes y atractivas funcionan; si su objetivo es informar, es contraproducente".

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