jueves, 3 de marzo de 2011

Un escritor que suda tinta.

Estaba en España Mario Vargas Llosa, hace muchos años, cuando tomó una decisión que cambió su vida: “Voy a ser un escritor”. Ya había terminado las carreras de letras y de derecho, las cuales cursó debido a la indecisión de no saber a qué dedicaría su vida.

Y aunque estaba convencido de que sus pasiones estaban en la escritura, también enfrentaba el dilema de que no se trataba de una profesión, ni de un quehacer alimenticio, “algo que tuviera un reconocimiento y una aceptación en la sociedad”.

“A mí lo que me gustaba era la literatura, lo que hubiera querido ser era escribir, pero eso no parecía posible si se le entendía como una vocación exclusiva”, evocó el narrador, si bien tras elegir su futuro se convirtió en “un hombre que suda tinta y sufriendo goza, pero no cambiaría por nada ese placer.”

Por eso, dijo el Premio Nobel de Literatura 2011, en una conferencia dictada en la Rectoría general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), una de las tareas fundamentales de las universidades es ayudar a los jóvenes a descubrir su vocación, alejarlos de la idea de que sólo con el beneficio económico se consigue el éxito, lo que sin embargo es característico de la cultura de nuestro tiempo.

“Voy a cumplir pronto 75 años, es decir que ya puedo hablar con la autoridad del viejo: creo que las personas más desdichadas que he conocido en mi vida lo eran o lo son, porque dedican su existencia a hacer cosas que no les gusta, que no les permiten hacer aquello que sí les interesa; al mismo tiempo, creo que las personas menos infelices que he conocido son aquellas que dedican su tiempo, su energía, su esfuerzo, a hacer aquellos que les gusta.”

Con el reconocimiento de que no siempre se puede, porque la realidad siempre es distinta, Vargas Llosa —acompañado de Enrique Fernández, rector general de la UAM, y Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta)— destacó que la primera y más importante función de la enseñanza “es ayudar a los niños y a los jóvenes a descubrir su vocación y convencerlos de que deben entregarse a ella, porque es la manera mejor de defenderse contra la futura infelicidad”.

Retos universitarios

La presencia de Mario Vargas Llosa fue organizada por la UAM, Universia, el Conaculta y Alianza Educativa Eureka, en el primer acto público del escritor peruano en México, tras haber obtenido el Premio Nobel de Literatura, quien urgió a los jóvenes a elegir bien su futuro, en especial a alejarse de la idea de que el éxito y la felicidad sólo se logran con los beneficios económicos.

“La identificación de la felicidad con el éxito económico nos empuja más bien hacia la desgracia y la infelicidad, uno de los grandes problemas que tenemos con la cultura de nuestro tiempo: una cultura que la universidad debería tratar de reorientar, precisamente porque es una institución que ha nacido con un criterio que no fue, que no lo ha sido, el del éxito económico como finalidad exclusiva y excluyente.”

Ante rectores, académicos y un grupo no tan numeroso de estudiantes —aunque se realizó en la explanada de la Rectoría general se necesitaba de invitación para presenciar la charla—, Vargas Llosa recordó que los sistemas de pensamiento para entender de dónde venimos, qué somos, qué hacemos aquí, qué cosas es la vida, qué cosa es la condición humana, qué cosa es la muerte encuentran algunas respuestas en sistemas filosóficos y teológicos que son parte esencial de la cultura.

Sin embargo, resulta fundamental poner al día a universidades y a otras instituciones que “están desfasadas frente a un mundo cambiante”, ser creativos en la formación de la universidad en nuestro tiempo.

“Una universidad capaz de enfrentar los retos de un mundo que ha cambiado vertiginosamente, porque a lo largo de toda la historia de la humanidad el mundo no se ha transformado de una manera tan radical como en los últimos 25 años.”

Y entre los retos enumerados por el escritor se encuentra el combate a cierto tipo de especialización en las universidades, porque más allá de los avances tecnológicos y científicos, “hay que acordarse de que en lo fundamental somos los mismos, lo que nos recuerdan todo el tiempo las humanidades”.

Previo a la conferencia, Mario Vargas Llosa se reunió, en un desayuno privado, con rectores y académicos de distintas universidades, en donde destacó la importancia de la lectura para la formación de ciudadanos libres y naciones democráticas.

El papel de la literatura

••• No se puede ser feliz del todo, pero sí luchar por ser menos infelices, asegura Mario Vargas Llosa. En ese tránsito ayuda la elección de un buen futuro, pero también el acercamiento a distintos ámbitos de nuestra vida, como la cultura, la cual nació fundamentalmente para defendernos contra la infelicidad.

“La cultura forma un mundo que creemos como paralelo al real, un mundo que expresa aquello que el mundo real no puede darnos, aquello que el mundo real es incapaz de ofrecernos, pero que nosotros necesitamos, forma parte de nuestra necesidad vital.”

Y en esa lucha, la literatura tiene su personaje por interpretar, porque puede servir para entretener, para hacernos gozar y darnos esa vida paralela o complementaria a la vida real, al mismo tiempo nos ayuda a abrir los ojos, porque al final “la literatura no es verdad, sino una mentira a través de la cual descubrimos muchas verdades”, a decir de Mario Vargas Llosa.

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