lunes, 1 de noviembre de 2010

Aprender a estudiar, no como antes.

La pedagogía y la psicología van de la mano siempre. Cuando los niños no aprenden o se distraen con frecuencia en la escuela, los maestros los envían de inmediato a la clínica psicológica para averiguar el por qué.

Estudiar siempre en el mismo escritorio, mantenerlo ordenado y sin ningún estímulo externo es la orden que le han repetido a niños y jóvenes. La promesa es que esa práctica los convertiría en buenos estudiantes. Sin embargo, todo eso podría quedar en el olvido.

Según un artículo de The New York Times, una serie de estudios han destruido las antiguas reglas para adquirir buenos hábitos de estudio.

Robert A. Bjork, psicólogo de la U. de California, asegura que cuando el ambiente donde se estudia cambia, "la información se enriquece y el proceso de olvido se hace más lento".

Junto a un equipo de expertos separó en dos a un grupo de alumnos. Los primeros estudiaron dos días seguidos en el mismo espacio, mientras que los segundos cambiaron de locación. Luego, midieron los conocimientos de ambos grupos. Sorprendentemente, los que cambiaron de lugar de estudio tuvieron un mejor aprendizaje.

Inquietud beneficiosa

Validar científicamente las creencias populares sobre educación es clave, opina la doctora Valeria Rojas.

"Es común que a los niños con déficit de atención se les pida que estén quietos y tranquilos en su silla, pero una investigación reciente descubrió que estos pequeños se concentran más cuando se mueven", comenta.

También sabemos por experimentos recientes, que los alumnos que comen mientras reciben la clase aprenden más y no se distraen.

Por eso, recomienda no inhibir a un niño cuando agita la pierna o el lápiz mientras estudia.

Constanza Garcés, psicopedagoga de la Universidad Andrés Bello, asegura que los niños de hoy están acostumbrados a tener más estímulos.

"Es difícil pedirles que estén una hora y media sentados realizando una sola actividad, sin distracciones. Por eso, la línea investigativa de los estadounidenses da respuesta a esta realidad".

Los pedagogos saben muy bien que una actividad con niños que supera los 15 minutos, inmediatamente después se pierde la atención. Aun esto es observable en las actividades con adultos.

Otra de las investigaciones citadas por The New York Times comprobó que estudiar un mismo tipo de ejercicios matemáticos es menos eficiente que estudiar varios tópicos intercalados.

A raíz de esta conclusión, Constanza Garcés propone "optar por asignaturas integradas, por ejemplo, juntar razonamiento lógico con otras habilidades".

Valeria Rojas complementa lo anterior explicando la importancia de no realizar sesiones "maratónicas" de estudio.

"En vez de estudiar por muchas horas una sola materia, es preferible hacerlo por poco tiempo y de manera espaciada. Pero también se sabe que el niño retiene el 90 por ciento de lo aprendido si repasa la materia después del colegio. Esto incluso puede ser más potente", agrega

Según la doctora Rojas, inculcar el hábito de la lectoescritura es clave, ya que "no lo trae el cerebro de forma innata (como el habla) y debe aprenderse. Por eso, los especialistas debemos orientar a los padres para que este proceso adquirido se realice de la mejor forma".

Para ello propone enseñarles desde la prebásica una forma lúdica de entender la lectura, leyéndoles cuentos o mostrándoles libros con dibujos.

Para promover una buena enseñanza, Constanza Garcés también plantea formar comunidades de estudio entre los niños. "Esto se puede hacer desde quinto básico, y lo bueno es que de esta forma descubren sus fortalezas y pueden ser tutores de otros. Esta fórmula los estimula más que el clásico aprendizaje pasivo", concluye.


"Sólo entre el 20 y 30 por ciento de los niños que llegan a la consulta de la doctora Rojas tienen déficit atencional. Los problemas que afectan al resto son los malos hábitos de estudio en la casa o la falta de sueño."

La voz de las expertas.

"Hay una tendencia a catalogar el mal rendimiento escolar como déficit atencional, siendo que hay otros factores que inciden en esto. El más importante son los malos hábitos en el hogar: la falta de sueño y el abuso de la televisión o la computadora que les quita tiempo para dedicarse a otras actividades, como la lectura por placer".

"Los padres no deberían sólo regañar al niño cuando le va mal, sino que también reforzarlo positivamente cuando saca buenas notas. Además, desde pequeño tienen que enseñarle a repasar lo que aprendió y a armar calendarios de estudio. De esta forma, en la adolescencia tendrá integrado el hábito".

Estos profesionales deberían estudiar los hábitos familiares y descubrir el complot contra la educación, al dejar los padres a los niños frente al televisior horas y horas, com si fuera su institutriz.

2 comentarios:

  1. Hoy en día difícilmente un colegio con numerosos alumnos se preocupa por ayudarlos. He oído de infinidad de niños que son medicados por ADD, déficit de atención.
    Creo en cada niño va a su propio ritmo y los maestros deberían enfocarse mas en este punto. Darle mas tiempo a los que van mas lento y adelantar a los que tienen mas facilidad.
    Recuerdo que uno de mis hijos era muy inquieto y me mandaron a medicarlo a lo cual me opuse y opté por meterlo a hacer actividades
    deportivas donde pudiera sacar esa energía. No llegó a ser muy buen
    alumno pero mas calmado, destacado en deportes y muy feliz.

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  2. Muy buena entrada. Muchas veces buscamos en los niños alguna causa que explique su bajo rendimiento escolar, pero pocas veces cuestionamos nuestros métodos de enseñanza. Lo importante es despertar en los niños el interés no sólo por leer (porque la lectura les abre muchas puertas) sino también por aprender y descubrir por sí mismos.
    Con métodos de enseñanza centrados en el alumno, que los hagan agentes activos en su proceso de aprendizaje y no sólo receptores pasivos de conocimientos, lograremos formar mejores ciudadanos que puedan participar también del cambio social =D.

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