sábado, 6 de noviembre de 2010

El Papa no es negocio.

La visita de Benedicto XVI a Barcelona, cuenta El País, ha sido un fracaso comercial para cientos de personas que pensaban obtener jugosas ganancias con tan distinguida visita.

Pau Francia alquila para mañana una terraza de 80 metros cuadrados con vistas privilegiadas a la Sagrada Familia. El precio: a convenir con los interesados. Pero nadie ha llamado.

Su caso no es excepcional. La idea de algunos vecinos de alquilar su balcón durante la visita del Pontífice para sacarse un dinero extra no ha tenido éxito. Algunos pensaban ganar miles de euros en horas. Pero la burbuja del negocio papal ha explotado. Tampoco las tiendas de souvenirs ni los restaurantes piensan llenar la caja. El negocio, se consuelan las patronales, llegará a largo plazo, gracias al impacto mediático.

Ni la limitación de feligreses que podrán seguir la ceremonia (desde el interior del templo 6.900 personas y desde el exterior 40 mil en las sillas instaladas) ha sido suficiente para que los fieles que quieran tener las mejores vistas se rasquen los bolsillos.

Roberto Rodríguez ha rebajado el precio de su balcón, en la calle de la Marina, dentro de la ruta papal, de los 200 a los 50 euros, pero ni así ha tenido éxito. "Ha llamado solamente una persona que quería poner una pancarta en contra de la visita del Papa y metiéndose con los casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia", explica. No se lo alquiló.

Raquel Buschiazo asegura que le han llamado unas 10 personas, pero solo para informarse. "No quieren pagar los 100 euros que pedimos por persona", dice. A Raquel, que vive en la calle de Mallorca, no le consta que ningún vecino haya podido alquilar su balcón a particulares. Solo algunos han logrado algún beneficio, gracias a cadenas de televisión.

El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, calculó que la visita generaría a la ciudad 30 millones de euros en ingresos. Pero muchos comercios no tienen tan claro que les salga a cuenta el viaje vaticano. Para empezar porque la zona más próxima a la Sagrada Familia estará blindada y en toda la ciudad, por ser domingo, las tiendas estarán cerradas.

"Los recuerdos que más éxito han tenido entre las tiendas son los dedales con la imagen del Papa, los llaveros, las campanitas y las medallas", explica una responsable de Exporegalo, una empresa de recuerdos que ha fabricado objetos para la visita. El negocio de los recuerdos religiosos, sin embargo, ya no es lo que era, dice.

Esta compañía de Cornellà, hasta hace pocos años se dedicaba a ellos en exclusiva y ahora se ha centrado en otros regalos. Aun así, para la llegada del Papa, hicieron un esfuerzo y fabricaron objetos religiosos. No esperan una avalancha de compras y surtirse de camisetas del Barça con el nombre de Messi detrás les sale más rentable.

Los bares cercanos a la Sagrada Familia tampoco creen que se beneficiarán demasiado del lleno en la plaza. Para empezar, porque no podrán instalar sus terrazas a partir de hoy. Espacios como la avenida de Gaudí, donde hay bastantes, están ocupados por las sillas para seguir la ceremonia.

Las banderas amarillas y blancas que adornan algunos balcones tampoco han enriquecido a muchos. La gran mayoría, 20 mil piezas de tela, las ha vendido a precio casi de coste.

La mercadotecnia de la visita papal falló irremediablemente, ya será para la siguiente ocasión...

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