lunes, 1 de noviembre de 2010

La Brenda en la estatua de La Libertad.

La Brenda y sus amigas hicieron un día de descanso en sus agitadas compras en Macys, por lo que me atreví sugerirles que visitaran la famosa Estatua de La Libertad, ninguna se entusiasmó demasiado pero accedieron hacer el tour turístico.

A La Brenda la convencí diciéndole que la Estatua de La Libertad era el símbolo de ella, que la historia de ese monumento le iba a encantar, así que le adelanté algunos datos básicos.

Le dije, que La Estatua de la Libertad, se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis.

La Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia a los estadounidenses en 1886, como conmemoración del centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La estatua fue diseñada por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi y la estructura interna fue creada por el ingeniero Gustave Eiffel, arquitecto de la Torre Eiffel de París.

Le comenté a La Brenda que el boleto del ferry era muy barato, 12 dólares por personas, y hay otro que es gratis pero que no hace parada en el monumento.

Tendrán que tomar un ferry a la Isla Ellis. Los Ferries especiales para la Estatua de la Libertad salen de Battery Park, en el centro de Manhattan, o del Parque Liberty State, en Nueva Jersey. Los boletos del ferry podrán comprarlos en el Monumento Nacional Castillo Clinton en Battery Park, si parten de Manhattan.

Una vez que La Brenda y sus amigas, La Beatriz y La Déborah, las tres muy bien abrigadas, con los trapos que se compraron hace días, llamaron la atención de los cientos de turistas que iban en el ferry y que subieron con ellas a La Estatua de La Libertad, porque se pusieron unos enormes anteojos de plástico verde y unos sombreros de fieltro gris que representan a la famosa estatua, llenos de picos; una extravagancia más de la loca de La Brenda.

De todo este paseo que les ha durado el día entero ya hay fotos en mi correo eléctrónico, que ellas tomaron con sus respectivas Blackberrys.

Me cuenta La Brenda, por teléfono, su aventura por el mundo de "la cultura", según ella. Se subió a la parte más alta de la estatua de la Libertad y desde ahí tomó cientos de fotos hacia Manhattan. Ya me envió algunas, muy malas fotos, por cierto.

Estando hasta arriba del monumento, en la mano que sostiene la antorcha, La Brenda se despojó del abrigo, y se quedó luciendo un hermoso traje sastre color verde, con zapatos, bolsa, y accesorios del mismo color, y una mascada de seda gigante del mismo color. Claro el vestido era maravilloso y nuevo,(se veía guapísima), muy bien entallado para ese escultural cuerpo que ella posee. Recuerden que sus ojos son verdes también, así que muchos turistas varones y algunas mujeres también se quedaron boquiabiertos con el espectáculo que ofrecía La Brenda en las alturas.

La mayoría decían en voz alta: qué valiente la señora para "desnudarse" con ese viento helado que soplaba en lo alto del monumento. Las mujeres alcanzaron a murmurar: debe ser una artista de esas locas de Holywood.

Ella sabe provocar esas reacciones donde quiera que se pare. Lo hace con plena conciencia de hacer estallar el escandalo por su manera excéntrica de ser. Sus amigas íntimas, solo se dedican a cuidarla y reírse como dementes ante las gracejadas de La Brenda. Todo se lo celebran ruidosamente, con grandes carcajadas y comentarios soeces.

¡Qué chingona eres amiga! Exclaman sus amigas que la acompañan siempre.

Cuando llegaron al hotel que está en la 47 avenida, muy cerca de Central Park, La Brenda llamó de nuevo a mi casa, para preguntarme ¿si me sentía orgulloso de ella porque había ido a ese lugar de turistas pobres y mal vestidos?

Y que si eso era la cultura, ella prefiere pasar por Nueva York sin ir a nada de eso, mejor ir a los almacenes departamentales, "eso es la vida, negrito mio, lo demás es una caricatura de ella".

Ya encontraron para la noche un sitio que les recomendaron en el barrio italiano, no porque tenga buena comida y vinos rossos, sino porque hay unos meseros con caras de álgel, divinos, dice La Brenda con fingida coquetería.

Con La Brenda no hay modo, nació para la diversión y el placer, pero cierto tipo de placeres caros, la ropa incluida y los viajes, pero no invierte un solo peso en cultivarse espiritualmente, como por ejemplo ir a un museo o a una obra de teatro, que no sea musical.

Mis amigas, durante el tiempo que fuimos convivientes, bajo el esquema de la toalla, opinaban qué como era posible que yo soportara a esta señora elegante pero inculta. Las más atrevidas, me decían que La Brenda no rebuznaba porque no daba el tono, pero poco le faltaba. Eso a mi me dolía mucho, porque dejé de frecuentar a mis amigas del alma por no poder compartir a La Brenda con ellas, la siguen aborreciendo y eso que yo ya no tengo nada qué ver con ese viejo amor.

La encuentran en los restaurantes famosos y caros que ella suele frecuentar y mis amigas le voltean la cara, de un modo grosero, evidente, agresivo.

Después La Brenda se queja conmigo, diciéndome que mis amigas son unas "nacas", término despectivo muy usado en México para indicar que una persona es corriente.

En fin, La Brenda es un ave de las tempestades, las provoca y le encantan. Es histriónica como las histéricas de mi consulta. Pero demasiado atractiva, seductora y hermosa.

Prometo solemnemente no insistir en que La Brenda tenga un barniz cultural, ni hay modo, tampoco se deja y no le interesa nada de eso. Ella vive feliz como es, y las demás que digan misa.

Cuando nos despedimos La Brenda y yo, me comentó que su empresa francesa quiere que ella tome un curso de inglés avanzado en los Estados Unidos, en Boston precisamente, para que el inglés que ella hable sea el elegante y correcto que se estila ahí. Porque La Brenda habla un ingles muy malo, tipo texano, como de un ranchero o gente del campo, ya que ella lo aprendió hace muchos años en El Paso, Texas.

Me dijo: "¿negrito, me ves perfil para Boston"? Me quedé en silencio por unos instantes y le comenté que era una buena idea aprender bien el inglés, pero que Boston era algo complicado porque le pedirían mínimo el bachillerato, que ella no tiene. Le recomendé el Harmon Hall de México, es mas de su nivel y categoría.

Colgué con La Brenda, y no pude contener la risa, una gran carcajada salió de mis entrañas. No puedo imaginarme a La Brenda en Boston, mascando chicle y diciendo "Of course" en cada frase...

Se me hace una mujer encantadora y divertida, eso es lo que extraño de ella, pero la prefiero lejos y emparejada con otro hombre.

1 comentario:

  1. Hace una semana estuve en NYC y New England; La Estatua de la Libertad ya no se puede subir hasta arriba, además que es un poco caro para lo que es, igual que pagar $15 por subir al 102 piso del Empire State Building.

    Boston es una ciudad encantadora, parece una "gran ciudad" pero comparada con NYC es una uña y es increíble, pero Boston ofrece más oportunidades que NYC una vez se tenga un título o una aptitud para algún trabajo. Está llena de latinos también

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