En casi todo el mundo la feminización de ciertas profesiones va en aumento. Medicina, enfermería, derecho, trabajo social, profesoras de los diversos niveles educativos. La explicación estriba en que las mujeres empiezan a ocupar los sitios que los hombres van abandonando por los salarios poco atractivos para ellos.
El siguiente reportaje de El País, así nos lo muestra.
Gemma Mateu y María Jesús López son las dos caras de la moneda de la presencia femenina en la Universidad española. Gemma va a clase en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Acaba de terminar la carrera y se prepara para el examen de médico interno residente (MIR). "En mi clase, el 75 por ciento somos chicas. Cuando empecé había clases donde los chicos apenas eran el 10 o el 15 por ciento".
María Jesús está en tercero de Ingeniería Industrial en la Politécnica de Cataluña. "Somos pocas chicas. Entre el 10 y el 30 por ciento. Depende de las clases". Gemma, como Laura Raguer, que acaba de empezar Medicina, sabe que ejercerá una profesión donde las mujeres han aumentado pero no llegan a la mitad. María Jesús, en cambio, será ingeniera en un colectivo donde los hombres son una mayoría abrumadora.
Trabaja el 52 por ciento de las mujeres, cuando hace 20 años lo hacía el 34 por ciento.
Solo el 14 por ciento son catedráticas y el 36 por ciento titulares, pese a ser mayoría en las aulas.
El 45 por ciento de los médicos y el 31 por ciento de los economistas son mujeres.
El 80 por ciento de las tareas familiares recaen sobre la mujer.
"La diferencia empieza cuando aparecen las cargas familiares"
El trabajo a tiempo parcial se ha doblado en solo una década
Hubo un tiempo no tan lejano en el que pocas mujeres llegaban a la Universidad. Los hombres fueron mayoría hasta hace 25 años. A partir de 1986 eso cambió. Las mujeres adelantaron a los hombres y pasaron a ser el 50,1 por ciento. Desde entonces su presencia en las aulas no ha parado de crecer y hoy rozan el 55 por ciento, según cifras del Ministerio de Educación. Pero el sorpasso femenino en las aulas no se corresponde con su presencia en el mercado laboral y, menos aún, en puestos directivos.
Hay estudios que están completamente feminizados. Las mujeres dominan las aulas en las ramas de Ciencias Sociales y Jurídicas -desde Economía y Sociología o Derecho, con el 62,9 por ciento; Humanidades (62,2) y Ciencias de la Salud (74,1). Son minoría, en cambio, en otros ámbitos como las enseñanzas técnicas (27,4), que van de ingeniería a informática. También tienen las mujeres mayor rendimiento académico. El 60,9 de los graduados de primer y segundo ciclo del último año contabilizado, 2008, fueron mujeres.
Poco a poco, gota a gota, la feminización de las aulas está llegando a las profesiones. En los colegios de médicos hay casi 99 mil colegiadas, el 45,1 del total. Hace 20 años eran menos de un tercio y hace 30 años un minúsculo 8,5, según el Consejo de Colegios de Médicos.
Es espectacular el aumento de mujeres economistas. En 1982 solo eran 1.621 colegiadas, el 12. Hoy hay 13.950, el 31 del total, según el Consejo de Colegios de Economistas de España. En los Colegios de Doctores y Licenciados en Filosofía y Ciencias la colegiación femenina es altísima: del 62,1 de La Rioja al 83,2 de Galicia, según el Consejo de Doctores y Licenciados.
El avance femenino es menor en algunas carreras consideradas más técnicas. En Ingeniería Industrial, el porcentaje de mujeres es un esmirriado 13,4, según el Consejo de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales. En las ramas de Ciencias, Matemáticas e Informática la proporción de mujeres estudiantes ha bajado, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la oficina estadística europea Eurostat, con cifras similares pero no coincidentes. En 2008, las alumnas de Ciencias, Matemáticas e Ingeniería han retrocedido al 33,7 del total cuando una década atrás rozaban el 40.
Pero acabados los estudios existen discriminaciones, limitaciones y barreras para ellas. La discriminación empieza a veces en la propia Universidad, al dejar de ser estudiantes. Si las mujeres son mayoría de alumnas en la Universidad desde hace 25 años, solo representan, en cambio, el 35,7 de los profesores. Únicamente el 14,3 son catedráticas y las profesoras titulares apenas son el 36,6 del total, según el Ministerio de Igualdad. Entre los profesores asociados el peso femenino es el 33,9.
¿Qué pasa fuera de la Universidad, en el mercado laboral? ¿Se está trasladando la feminización de las aulas a las profesiones? La respuesta es sí, pero poco a poco y con dificultades. Nadie se atreve a predecir cómo será el mercado laboral dentro de una década, hasta dónde crecerá la presencia de mujeres. Pero expertos consultados coinciden en que sigue habiendo trabas laborales para ellas que deberían disiparse. Hoy por hoy, pocas mandan en la empresa y en la Administración y pocas tienen cargos de perfil directivo.
"Cada vez trabajan fuera de casa más mujeres y más hombres tienen mujeres que trabajan. Eso está teniendo consecuencias: un descenso de la natalidad y más trabajo a tiempo parcial y flexible porque ellas siguen compatibilizando el trabajo dentro y fuera de casa", afirma Sandalio Gómez, profesor de IESE y experto en mercado laboral. "Es una lástima que algunas mujeres se vean forzadas a dejar sus empleos o a cambiarlos por otros que sean compatibles con su vida familiar. Las empresas deben ver la manera de mantener a las mujeres valiosas, porque si no se irán", dice Gómez.
Las mujeres tienen más formación que los hombres. Hay más mujeres que hombres con formación universitaria en España, desde 2001. Ellas son en un 17,9 universitarias y ellos, en un 15,8. Lo llamativo es que hace 30 años era al revés: el 6,4 de los hombres tenían estudios universitarios, por solo el 4,1 de las mujeres, según datos recopilados por el catedrático de la Universidad Pablo de Olavide e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) Antonio Villar. Hay, además, tantas mujeres como hombres con estudios por encima de los obligatorios, o sea, más allá de Secundaria: 43,7, ellas; 44,8, ellos, cuando los hombres eran mayoría abrumadora hace unos años.
Pero la mayor formación no basta a veces para lograr un empleo acorde. "Si miramos la encuesta de población activa (EPA) vemos que dos tercios de las mujeres que logran trabajo tienen formación de estudios medios o universitarios y, en cambio, dos tercios de los hombres tienen estudios de Primaria hasta ESO. En cambio, los hombres suelen encontrar empleos más cualificados. A las mujeres se tiende a discriminarlas y a no promocionarles y muchas tienen una sobrecualificación para el puesto que ocupan", asegura Cecilia Castaño, catedrática de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, especializada en investigaciones sobre género y sociedad de la información.
Las reuniones a horas tardías y los horarios prolongados pueden perjudicar, cuando no apartar, a la mujer de algunos empleos. "Las verdaderas diferencias profesionales entre hombres y mujeres comienzan cuando aparecen las cargas familiares". "Muchas abandonan el mercado laboral y otras tratan de acomodar su vida laboral hacia trabajos de menor cualificación pero con condiciones más favorables a la conciliación entre vida familiar y laboral".
María Jesús Pareja, licenciada en Derecho, forma parte de una generación de mujeres que han tenido que compaginar el trabajo fuera y dentro de casa. Con tres hijos y 44 años, es socia de una empresa de consultoría en recursos humanos y miembro de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias.
Antes trabajó por cuenta ajena. "Conciliar no es fácil. Las responsabilidades de casa no suelen ser compartidas por los hombres. Hay que tener una gran planificación del tiempo y algunas empresas no ayudan. Valoran la presencia física cuando lo importante son los resultados. Afortunadamente, eso va cambiando poco a poco porque con las nuevas tecnologías muchas veces se puede trabajar de forma más flexible", dice.
Antonio Villar asegura que la mayor formación de las mujeres les da un plus, pero solo teórico. Para Villar, el cambio de modelo económico, basado en la innovación y en la mayor formación, podría favorecerles porque tienen más formación, pero "el mantenimiento del sistema dicotómico de mercado laboral, que protege mucho a los trabajadores fijos (mayores) y deja bastante desamparados a los temporales (jóvenes), constituye un mecanismo de discriminación contra la mujer, dado que las generaciones jóvenes son las que tienen más mujeres participando en el mercado laboral y con mejor formación", añade Villar.
Cada vez trabajan fuera de casa más mujeres. La distancia con los hombres se ha acortado mucho. La tasa de actividad femenina -el porcentaje de mujeres activas respecto a las que tienen edad de trabajar- es del 52 y para los hombres el 68, según la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre de este año. Esta brecha, de 16 puntos, era de casi el doble hace 10 años.
El mayor peso femenino en el mundo laboral "debería llevar a más flexibilidad en el trabajo -entrada y salida, teletrabajo-, que harán menos difícil a la mujer la conciliación". "Estos cambios", también fomentarían que los hombres se decidieran a compartir más las tareas familiares, lo cual es otro paso pendiente a dar porque hasta ahora el 80 de las tareas familiares recaen sobre la mujer, independientemente de su situación laboral".
Los cambios se están notando con la mayor presencia de la mujer. Por ejemplo, el trabajo a tiempo parcial se ha doblado en España en una década. El 13,2 de los ocupados lo hacen a tiempo parcial, pero el 77,6 son mujeres, según el informe Mujeres y hombres en España 2010 del desaparecido Ministerio de Igualdad. Pero el trabajo a tiempo parcial suele darse por necesidad familiar. Por ejemplo, para cuidar menores o personas incapacitadas, y por las obligaciones familiaresen el caso de las mujeres, cosa que no ocurre con los hombres, dice el mismo informe de Igualdad.
"Es cierto que cada vez trabajan más mujeres, pero hay que avanzar más", dice Isabel Martínez, hasta hace unos días secretaria general de Políticas de Igualdad del extinto Ministerio de Igualdad. "Las empresas se están implicando.
El 40 de las que tienen más de 250 empleados tienen planes de igualdad y hay medio millar que han solicitado tener el sello de igualdad", afirma Martínez. La Administración ultima un informe de resultados para final de año, pero avanza que las mujeres son el 9% de las consejeras de empresas que cotizan en Bolsa, cuando hace cinco años eran el 3%, y están copando las direcciones de recursos humanos de las empresas, recalca Isabel Martínez. El menor salario es otra asignatura pendiente.
Carmen Bravo, secretaria de la Mujer de CC OO, recalca: "La diferencia salarial sigue siendo importante. Las últimas estadísticas oficiales no son comparables porque incluyen a las mujeres empleadas en el sector público, cosa que antes no ocurría". Y la dirigente sindical remacha: "Las mujeres tienen más formación, pero los problemas de desigualdad siguen porque no se ha resuelto la responsabilidad de los hombres, que no se incorporan al trabajo de la casa".
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