Harold Evans es uno de los grandes maestros del periodismo anglosajón. Y por eso, cuando habla, todos le escuchan. Sobre todo en un momento tan complejo como el actual. "La democracia requiere de un periodismo inteligente", dijo, y en este sentido destacó la labor realizada por EL PAÍS por educar a una población que no disfrutaba de una democracia real en España.
El exdirector de The Times de Londres presentó en Nueva York la versión en inglés del último libro de Juan Luis Cebrián, El pianista en el burdel (The piano player in the brothel, Overlook Press). Evans dijo que las reflexiones "prácticas" del primer director de EL PAÍS y actual consejero delegado de PRISA son una guía para mostrar "lo que puede hacer el buen periodismo ahora".
"Recuerdo cuando vino a mi oficina a presentarme su proyecto, llamado EL PAÍS. Lo demás es historia", comentó ante un aforo muy íntimo en The Century, un espacio dedicado en la Gran Manzana a encuentros literarios. El pianista en el burdel, señaló Cebrián, es una recopilación de experiencias personales sobre cómo el periodismo influye y protege la democracia.
Juan Luis Cebrián no negó que las redes sociales, como Twitter y Facebook, son un buen instrumento para convocar manifestaciones, como las que están detrás de los levantamientos populares en Egipto, Túnez, Libia o Yemen. Y para hacer circular noticias concretas. Pero precisó que "para el análisis y la comprensión de la situación aún no son útiles".
Y mirando al modelo de transición política en España, explicó que la ola de cambio que viven los países del Norte de África y Oriente Medio debería hacerse integrando elementos del antiguo régimen, con una "reconciliación entre el pasado y lo nuevo". "Hay que entender que las revoluciones no son transiciones, pero hay algunos modelos de la transición española que podrían utilizarse". Cebrián puso de relieve que son países más jóvenes, con menos tradición de unidad histórica y una gran influencia del poder religioso, que arrastran además problemas de analfabetismo y también económicos mayores de los que tenía España en los años setenta y ochenta. Aún así, dijo que esta ola de cambio hay que verla con "optimismo", aunque advirtió que la "democracia es un método; no se puede imponer".
Sobre el futuro del periodismo, Cebrián dijo que de lo que se trata es de "descubrir el modelo de negocio" para que los periodistas cubran noticias y las expliquen de forma libre, "para que la gente entienda lo que sucede". Las nuevas tecnologías, reiteró, son una oportunidad y no una amenaza.
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