Por: Paloma Bravo
Fíjate en ti, fíjate en las parejas que conoces, fíjate en tus padres... Hay dos grandes incógnitas de las que pocos hablan, de las que yo, desde luego, me abstengo de hablar.
Son, sin embargo, las dos mismas cosas que emergen, sí o sí, en accidentes y catástrofes, las que están en la caja negra de las broncas y las separaciones.
Son, y ya termino con el misterio, el sexo y el dinero.
El sexo es lo más obvio: frecuencia, calidad, frescura, pasión, iniciativa, generosidad, picante... Todo es discutible y todo queda en casa (y fuera, claro; yo ahí no entro: todo vale entre adultos que consienten).
Además, no creo que haya una fórmula de "buen sexo". El otro día me dijo un tipo que funcionaba como mecanismo de feedback: "si hay buena relación, hay buen sexo; si hay buen sexo, hay buena relación" (no penséis lo que no es; al tipo le acababa de conocer, pero el tema venía al caso por razones que no vienen al caso)
Pero, vamos, que el sexo suele ser privado salvo que algún medio generalista tenga que subir la audiencia y Berlusconi y sus amigas se pongan a tiro.
A mí me parece más extraño, mucho más inquietante, el secreto del dinero. Porque nadie te cuenta cómo se organiza las finanzas en pareja y no es nada fácil.
"Es de mala educación hablar de dinero", yo juraría que eso no se ha dicho nunca en mi casa y, sin embargo, lo he oído y lo he vivido como si me lo recordaran a cada rato. Herencia ambiental, supongo.
Y aunque se hablara, es difícil saber cuál es la postura práctica y guay. Nadie quiere que le llamen pringado, desconfiado, egoísta, mezquino, tontorrón, imprudente... Ni tu pareja, ni tus padres, ni tus amigos.
Pero a mí en este tema sí que me gustaría encontrar algo parecido a una fórmula o un mediador. Un asesor fiscal con conocimientos de psicología de pareja.
Porque el dinero, decía mi psicoanalista, es "la percha en la que se cuelgan otras cosas", y yo vivo con un hombre separado, con custodia compartida de dos niñas, y juntos, de alguna manera que no entendemos ni controlamos, conseguimso pagar pensiones, alquileres, hipotecas, colegios, viajes, ocios, gastos comunes y gastos individuales, pero no sé si lo hacemos bien o si, algún día, nuestra fórmula anarquista nos estallará en la cara delante de un abogado.
Hay otras maneras. Pongo ejemplos que he visto o creído adivinar en otras parejas:
Los separatistas radicales que salen a cenar y dicen "Hoy te toca a ti" para que uno de los dos saque el monedero mientras el otro mira de frente al resto de la mesa, desafiante y seguro de sí mismo.
Los ciegos de amor que cierran sus cuentas individuales y abren una común en la que lo compartirán todo hasta que el desamor los separe.
Los matemáticos que llevan una hoja de excel con sus gastos y columnas para ver quién se pasa y en qué, aplicando a la cuenta común el porcentaje de sus sueldos respectivos.
Los que tienen cuentas separadas y una común para la casa, los viajes, las salidas...
Hay muchos más casos. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo se hace?
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