Casi diez años después de los ataques que cambiarían el mundo, Estados Unidos sigue manteniendo una lucha interna sobre cuál es la mejor manera de combatir el extremismo islamista. Ya han comenzado las audiencias en el Congreso destinadas a investigar la radicalización de los musulmanes nacidos en este país y la primera sesión ha estado llena de tensión, tragedia y lágrimas.
También ha habido mucho teatro político y oportunismo por parte del investigador de la Comisión, el republicano Peter King.
El representante demócrata Keith Ellison, el primer musulmán que fue elegido para la Cámara de Representantes de Estados Unidos -sólo existe otro legislador de esta creencia en el Capitolio-, ha aportado un emotivo testimonio a la Comisión. Con la voz quebrada primero e incapaz de contener el llanto y las lágrimas después, Ellison ha criticado la estigmatización a la que está siendo sometida toda una comunidad por sus creencias religiosas.
Con el relato de la historia de un joven musulmán conductor de ambulancia de 23 años que murió durante los ataques del 11-S al acudir a una de las miles de llamadas de rescate que se produjeron aquel fatídico día, Ellison ha explicado cómo tras la tragedia alguna gente trató de manchar "su nombre por la única razón de su fe islámica". Como Mohammad Salman Hamdani era musulmán hubo personas que extendieron el falso rumor de que en realidad formaba parte de los terroristas.
Ellison ha sido capaz de acabar su intervención a duras penas y mientras trataba de cubrirse el rostro con sus papeles para evitar que las cámaras recogieran su llanto. "Mohammad Salman Hamdani era un norteamericano que dio su vida por otros norteamericanos", ha finalizado el congresista, abandonando la sala a toda prisa.
La caza de brujas que ha iniciado el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Peter King, se ha abierto con su testimonio. "Déjenme aclarar que sigo convencido de que estas audiencias deben de seguir adelante", ha declarado King. "Y seguirán adelante porque dar marcha atrás supondría una cobarde rendición a lo políticamente correcto y una abdicación de lo que yo considero es el deber de este comité para proteger a América de un ataque terrorista".
King resumía la ola de indignación y protestas iniciada por grupos de musulmanes y asociaciones de defensa de los derechos civiles como un "injustificado ataque de rabia e histeria". En un intento de frenar lo que ya se califica como el McCarthismo del siglo XXI, el destacado demócrata John Dingell ha urgido a King y al Comite para que se aseguraran de que "sus investigaciones no mancharán de sangre el buen nombre o la lealtad o pondrán en cuestión la decencia de los árabes, los musulmanes u otros norteamericanos".
Este tipo de investigación es muy poco común y despierta el fantasma de la persecución que el senador Joseph McCarthy desató en los años cincuenta contra el comunismo. Diversas organizaciones de musulmanes han criticado lo tendencioso del Comité, que incluye en gran medida una versión negativa y sesgada de los hechos.
Entre los invitados a testificar por King, se encuentra Zuhdi Jasser, musulmán fundador de una asociación muy crítica de la comunidad musulmana estadounidense y habitual de los programas de radio y televisión afines a la derecha más radical. Según un sondeo de USA Today/Gallup publicado el pasado miércoles, el 52% de los estadounidenses afirmaban que las audiencias de King son una iniciativa acertada, contra 38% que sostenían lo contrario.
Diversos representantes demócratas del Comité que preside King criticaron duramente al político republicano por lo que consideran una nueva caza de brujas en el Capitolio. "Esto es un escándalo", dijo la representante por Tejas Sheila Jackson, visiblemente indignada. "Aquí se está demonizando y castigando a todo un grupo de seres humanos... Y es más: este comité está reforzando los intereses de Al Qaeda, en este mismo momento, alrededor de todo el mundo".
La congresista californiana Laura Richardson fue igual de crítica: "La estrechez de miras que se exhibe en estas audiencias es discriminatoria, y un verdadero abuso de poder, sienta un precedente peligroso". Junto a ellos, King invitó al estrado a diversos familiares de jóvenes norteamericanos que fueron captados por radicales musulmanes y utilizados para planificar ataques, como Melvin Bledsoe, cuyo hijo Carlos mató a un soldado en una base de Arkansas al dictado de un grupo de radicales islámicos.
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