Azulgrana en la calle y en el campo
El Barcelona, superior de principio a fin en un derbi muy intenso, derrota al Espanyol con goles de Alexis Sánchez y de Pedro en un estadio de Cornellà-El Prat enrarecido
Ramon Besa
Barcelona
26 MAY 2013 - 22:12 CET4
La Rambla es del Barça, Colón viste la zamarra azulgrana y en
Cornellà-El Prat ondea ahora la bandera del FC Barcelona. El Barça ganó
el derbi en la calle y en el campo para desdicha del Espanyol. A
regañadientes, por orden de la jefatura y de manera disimulada, los
blanquiazules recibieron a los azulgrana -que actuaron con la camiseta
tropical- la con el pasillo de honor de los campeones, para después
claudicar sin discusión en la cancha. Al Barcelona le dio lo mismo que
algunos aficionados le dieran la espalda mientras la mayoría homenajeaba
a los muchachos de Clemente que protagonizaron una histórica Copa de la
UEFA en 1988. El equipo de Tito Vilanova funcionó con seriedad y
solidez, suficiente para cantar victoria y aspirar a cobrar una prima de
un millón de euros, el premio a repartir en la plantilla si suma 100
puntos e iguala el récord del Madrid de Mourinho; le alcanza con ganar
el próximo sábado al Málaga.
Barcelona: Víctor Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Thiago, Song, Iniesta (Xavi, m. 83); Alexis (Tello, m. 83), Cesc y Villa (Pedro, m.70). No utilizados: Pinto, Montoya, Adriano y Busquets.
Goles: 0-1. M. 13. Alexis Sánchez. 0-2. M. 86. Pedro.
Árbitro: Fernández Borbolán. Amonestó a Raúl Rodríguez, Iniesta, Forlín, Cesc y Capdevila. Expulsó a Wakaso (m.80).
Cornellà-El Prat: 27.578 espectadores.
Adjudicado el título, no solo se impone activar las causas
colectivas, sino también despertar las individuales para llegar con
decoro al final de la Liga. Ausente Leo Messi y convertido en un pivote
Villa, vive el Barcelona de Alexis. El chileno ha alcanzado su mejor
punto de forma en mayo, justo cuando se especulaba con su traspaso,
después de ser considerado un mal fichaje porque no metía goles. Ya no
juega para sus compañeros sino que ha tenido que reivindicarse ni que
fuera por amor propio, y felizmente ha encontrado la portería: seis
tantos en los últimos siete partidos. El de Cornellà fue muy bonito:
tomó la pelota en el pico derecho del área, tiró la pared con Villa, la
controló con el pecho, recortó al central y la puso de rosca junto al
poste izquierdo de Cristian Álvarez. La agresividad y movilidad de
Alexis Sánchez animó un partido presidido por la intensidad y la
presión, poco luminoso, por otra parte, sin mucha continuidad en el
juego. La afición reparaba sobre todo en el contencioso Alves-Wakaso, un
pulso tan bravo como inocuo, propio de una tarde de ritmo más que de
fútbol. Hasta Iniesta tomó una tarjeta de Fernández Borbalán.
Nada mejor que la rivalidad ciudadana para alimentar el fin de campeonato. A falta de elaboración y precisión, se imponía la recuperación y los ataques cortos protagonizados por los azulgrana, que formaron con los titulares, nada de rotaciones ni promociones, a excepción de Thiago y Song, que jugaron por Xavi y Busquets. El camerunés estuvo muy puesto como mediocentro y el equipo pudo desplegarse con criterio, incluso por la banda derecha, propiedad de Alves ante la falta de un 7. Aunque escasas, las llegadas del Barça fueron concretas, especialmente por parte de Cesc, muy participativo y por contra desafortunado en el tiro: un remate franco dio en el poste. No hubo apenas noticias del Espanyol hasta el descanso por el buen control de partido del Barcelona.
Aunque despabilaron los blanquiazules en la reanudación, el Barça pudo cerrar el partido en una ocasión clamorosa de Villa. Habilitado por Cesc, El Guaje se quedó solo ante el portero y marró el disparo después de controlar la pelota y mirar la portería. Tuvo demasiado tiempo para pensar y se equivocó Villa. El asturiano tiene la cabeza en otro sitio, seguramente Londres.
No importó demasiado porque el Espanyol de Aguirre no ha encontrado la manera de jugarle al Barcelona. Fracasó en el Camp Nou (4-0) y volvió a perder en Cornellà-El Prat (0-2). A pesar de que tuvo más presencia en la cancha contraria, apenas provocó la intervención de Valdés. Al técnico mexicano no le quedó más remedio que arriesgar con los cambios para intentar descolocar al Barça. La respuesta azulgrana, sin embargo, fue óptima, también desde el banquillo: supo organizarse el equipo y presionar lo justo para rematar el encuentro con un gol de Pedro a pase de Xavi. La expulsión de rigor de Wakaso, cuyo arrebato no tiene fin, acabó por desquiciar al Espanyol, el mismo equipo que permitió que el Barça cantara el alirón después de empatar con el Madrid. No hay más color en Barcelona desde entonces, en la calle y en el campo, que el azul y grana del Barça.
ESPANYOL, 0 - BARCELONA, 2
Espanyol: Cristian Álvarez; Javi López, Colotto, Raúl Rodríguez, Capdevila; Víctor Sánchez (Simão, m.70), Forlín; Stuani (Cristian Alfonso, m.91), Verdú (Cristian Gómez, m. 88), Wakaso; y Sergio García. No utilizados: Casilla, Mattioni, Baena y Cubilla.Barcelona: Víctor Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Thiago, Song, Iniesta (Xavi, m. 83); Alexis (Tello, m. 83), Cesc y Villa (Pedro, m.70). No utilizados: Pinto, Montoya, Adriano y Busquets.
Goles: 0-1. M. 13. Alexis Sánchez. 0-2. M. 86. Pedro.
Árbitro: Fernández Borbolán. Amonestó a Raúl Rodríguez, Iniesta, Forlín, Cesc y Capdevila. Expulsó a Wakaso (m.80).
Cornellà-El Prat: 27.578 espectadores.
Nada mejor que la rivalidad ciudadana para alimentar el fin de campeonato. A falta de elaboración y precisión, se imponía la recuperación y los ataques cortos protagonizados por los azulgrana, que formaron con los titulares, nada de rotaciones ni promociones, a excepción de Thiago y Song, que jugaron por Xavi y Busquets. El camerunés estuvo muy puesto como mediocentro y el equipo pudo desplegarse con criterio, incluso por la banda derecha, propiedad de Alves ante la falta de un 7. Aunque escasas, las llegadas del Barça fueron concretas, especialmente por parte de Cesc, muy participativo y por contra desafortunado en el tiro: un remate franco dio en el poste. No hubo apenas noticias del Espanyol hasta el descanso por el buen control de partido del Barcelona.
Aunque despabilaron los blanquiazules en la reanudación, el Barça pudo cerrar el partido en una ocasión clamorosa de Villa. Habilitado por Cesc, El Guaje se quedó solo ante el portero y marró el disparo después de controlar la pelota y mirar la portería. Tuvo demasiado tiempo para pensar y se equivocó Villa. El asturiano tiene la cabeza en otro sitio, seguramente Londres.
No importó demasiado porque el Espanyol de Aguirre no ha encontrado la manera de jugarle al Barcelona. Fracasó en el Camp Nou (4-0) y volvió a perder en Cornellà-El Prat (0-2). A pesar de que tuvo más presencia en la cancha contraria, apenas provocó la intervención de Valdés. Al técnico mexicano no le quedó más remedio que arriesgar con los cambios para intentar descolocar al Barça. La respuesta azulgrana, sin embargo, fue óptima, también desde el banquillo: supo organizarse el equipo y presionar lo justo para rematar el encuentro con un gol de Pedro a pase de Xavi. La expulsión de rigor de Wakaso, cuyo arrebato no tiene fin, acabó por desquiciar al Espanyol, el mismo equipo que permitió que el Barça cantara el alirón después de empatar con el Madrid. No hay más color en Barcelona desde entonces, en la calle y en el campo, que el azul y grana del Barça.
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