El empuje puede con el cálculo
El Madrid no consigue administrar su ventaja frente a una Real descuidada en defensa y arrolladora en ataque
Diego López se convierte en el hombre más útil de su equipo
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El cabezazo de Xabi Prieto, que entró con balón y con portero —Diego
López, heroico— en la portería del Madrid, culminó en el último minuto
un partido vibrante y coronó el esfuerzo y la insistencia de una Real
que seguirá luchando por entrar en la Champions hasta la última jornada.
El Madrid, plagado de bajas, pretendió administrar el partido
escamoteando jugadas de ataque, cediendo la pelota, especulando. Fiel a
la identidad que se ha fabricado en los últimos tres años. No le sirvió
adelantarse dos veces en el marcador frente al empuje del rival y al
aliento de Anoeta.
Las bajas de Alonso, Cristiano, Coentrão, Varane y Ramos alteraron el panorama humano pero no la estructura ni los hábitos del Madrid. Si la constancia es un mérito, hay que atribuírselo a Mourinho. Probablemente la afición donostiarra no lo notó, pero tuvo ocasión de presenciar en directo una exhibición del triángulo de presión adelantada. Modric, Essien y Khedira fueron los elegidos para poner en funcionamiento el ingenio táctico que una vez hizo creer a Mourinho que inscribiría su nombre en la posteridad como uno de los grandes innovadores del fútbol. Los tres volantes iniciaron el partido apretando arriba, en un intento por desactivar a Illarramendi, Prieto y Bergara. La víctima fue Bergara, que se deshizo de un balón retrasando a Mikel González. Nervioso, el central le entregó la pelota a Higuaín, y el delantero cruzó el tiro sobre la salida de Bravo. Un regalo. Quizá el producto de la máquina de provocar errores. Ese ejercicio al que su creador bautizó como triángulo de presión adelantada. Qué maravilla.
Real Madrid: Diego López; Essien, Albiol, Carvalho, Arbeloa; Marcelo (Nacho, m. 85), Khedira, Modric; Kaká (Di María, m. 67); Callejón (Ozil, m. 70) e Higuaín.
Árbitro: González González. Tarjeta amarilla a Bergara, Khedira y Essien.
Goles: 0-1, m. 6: Higuaín. 0-2, m. 57: Callejón. 1-2, m. 63: Xabi Prieto, de penalti. 2-2, m, 78: Griezmann. 3-2, m. 80: Khedira. 3-3, m. 93: Xabi Prieto.
Estadio de Anoeta. Unos 30.500 espectadores.
El gol provocó otra reacción mecánica en este Madrid de Mourinho: el
repliegue. Los hinchas se la saben de memoria. Con el 0-1, el equipo se
recogió sobre su campo como si obedeciera a un acto reflejo. A esto se
le llama disciplina táctica. Frente a rivales poderosos, e incluso
frente al Atlético en la final de Copa, esta costumbre le ha costado
cara al Madrid. Contra la Real, pudo ocurrir cualquier cosa. Tanto se
metió en su campo el conjunto visitante que la Real comenzó a hilar
jugadas dentro del área de Diego López. Una tras otra. Se sucedían los
centros, los balones colgados, los tiros.
La Real se apoderó del balón y jugó con la generosidad y el dinamismo que la han llevado a las puertas de la Champions. Carlos Martínez desdoblaba a los volantes por afuera, buscaba la complicidad de Xabi Prieto, y obligaba a la defensa a estirarse y a Marcelo a sufrir. Por la izquierda, Illarramendi buscaba las diagonales de Griezman o los desmarques de Agirretxe. En una de esas llegadas, Illarra le centró un balón a Griezman, que cabeceó al hueco. Diego López metió la primera de las cuatro manoplas que permitirían al Madrid llegar al descanso con ventaja. Sus paradas le convertirían en el hombre más valioso de su equipo en Anoeta.
El Madrid respondió sin imaginación. Como no tenía ni centrales ni centrocampistas habituados a armar la jugada desde atrás, Diego López resolvió el problema sacando en largo para que el triángulo de presión adelantada subiera a pelearse al círculo central, o para que Kaká, con un poco de suerte, pudiera recibir y girarse. El derroche energético de Modric no fue suficiente para darle continuidad a las jugadas de su equipo. No lo ayudó la presencia de Khedira en la media punta, ejerciendo de pivote avanzado. El alemán puede servir para llegar desde atrás pero el pase no es su especialidad.
El Madrid alcanzó el descanso con alivio y regresó reanimado. Bajo el efecto desalentador de sus intentos improductivos, el equipo de Montainer persistió en sus ataques descuidándose atrás. Una invitación para los contragolpes del Madrid. Entraron en acción Modric y Kaká. La precisión de sus acciones desbordó a la defensa, que no pudo tapar la vía de agua. Un espléndido centro de Kaká desde la izquierda fue perfectamente interceptado por Callejón al cabo de un desmarque marca de la casa. El 0-2 parecía tan extraño como definitivo. Premio excesivo para un Madrid que había vivido media hora bajo asedio.
El gol activó un nuevo repliegue del Madrid. Sobrevino el consiguiente avance rival. Una mano-penalti de Khedira, propició el 1-2. Lo ejecutó Xabi Prieto. Bastó para levantar la moral de la afición local. Por la banda derecha volvió a subir Carlos Martínez que insistió en sus centros al segundo palo. En la primera parte, Griezmann había llegado tarde. Esta vez apareció en el momento exacto para meter el gol del empate. Fue momentáneo. Un pase majestuoso de Özil, que entró para cerrar el partido, dejó solo a Khedira para que hiciera el 2-3.
El Madrid pretendió gestionar la ventaja otra vez pero volvió a fallar. Diego López salvó su arco ante el enésimo cabezazo de Agirretxe. No restaba ni un minuto cuando Xabi Prieto atrapó el rechace de Diego López, que había parado su propio cabezazo, y metió el balón y el guardameta en la caja para conquistar un empate que debió saberle a gloria.
Las bajas de Alonso, Cristiano, Coentrão, Varane y Ramos alteraron el panorama humano pero no la estructura ni los hábitos del Madrid. Si la constancia es un mérito, hay que atribuírselo a Mourinho. Probablemente la afición donostiarra no lo notó, pero tuvo ocasión de presenciar en directo una exhibición del triángulo de presión adelantada. Modric, Essien y Khedira fueron los elegidos para poner en funcionamiento el ingenio táctico que una vez hizo creer a Mourinho que inscribiría su nombre en la posteridad como uno de los grandes innovadores del fútbol. Los tres volantes iniciaron el partido apretando arriba, en un intento por desactivar a Illarramendi, Prieto y Bergara. La víctima fue Bergara, que se deshizo de un balón retrasando a Mikel González. Nervioso, el central le entregó la pelota a Higuaín, y el delantero cruzó el tiro sobre la salida de Bravo. Un regalo. Quizá el producto de la máquina de provocar errores. Ese ejercicio al que su creador bautizó como triángulo de presión adelantada. Qué maravilla.
REAL SOCIEDAD, 3; REAL MADRID, 3
Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Iñigo Martínez, Mike, De la Bella; Illarramendi (Zurutuza, m. 59), Bergara (José Angel, m. 81), Xabi Prieto; Castro (Ifrán, m. 70), Griezman y Agirretxe.Real Madrid: Diego López; Essien, Albiol, Carvalho, Arbeloa; Marcelo (Nacho, m. 85), Khedira, Modric; Kaká (Di María, m. 67); Callejón (Ozil, m. 70) e Higuaín.
Árbitro: González González. Tarjeta amarilla a Bergara, Khedira y Essien.
Goles: 0-1, m. 6: Higuaín. 0-2, m. 57: Callejón. 1-2, m. 63: Xabi Prieto, de penalti. 2-2, m, 78: Griezmann. 3-2, m. 80: Khedira. 3-3, m. 93: Xabi Prieto.
Estadio de Anoeta. Unos 30.500 espectadores.
La Real se apoderó del balón y jugó con la generosidad y el dinamismo que la han llevado a las puertas de la Champions. Carlos Martínez desdoblaba a los volantes por afuera, buscaba la complicidad de Xabi Prieto, y obligaba a la defensa a estirarse y a Marcelo a sufrir. Por la izquierda, Illarramendi buscaba las diagonales de Griezman o los desmarques de Agirretxe. En una de esas llegadas, Illarra le centró un balón a Griezman, que cabeceó al hueco. Diego López metió la primera de las cuatro manoplas que permitirían al Madrid llegar al descanso con ventaja. Sus paradas le convertirían en el hombre más valioso de su equipo en Anoeta.
El Madrid respondió sin imaginación. Como no tenía ni centrales ni centrocampistas habituados a armar la jugada desde atrás, Diego López resolvió el problema sacando en largo para que el triángulo de presión adelantada subiera a pelearse al círculo central, o para que Kaká, con un poco de suerte, pudiera recibir y girarse. El derroche energético de Modric no fue suficiente para darle continuidad a las jugadas de su equipo. No lo ayudó la presencia de Khedira en la media punta, ejerciendo de pivote avanzado. El alemán puede servir para llegar desde atrás pero el pase no es su especialidad.
El Madrid alcanzó el descanso con alivio y regresó reanimado. Bajo el efecto desalentador de sus intentos improductivos, el equipo de Montainer persistió en sus ataques descuidándose atrás. Una invitación para los contragolpes del Madrid. Entraron en acción Modric y Kaká. La precisión de sus acciones desbordó a la defensa, que no pudo tapar la vía de agua. Un espléndido centro de Kaká desde la izquierda fue perfectamente interceptado por Callejón al cabo de un desmarque marca de la casa. El 0-2 parecía tan extraño como definitivo. Premio excesivo para un Madrid que había vivido media hora bajo asedio.
El gol activó un nuevo repliegue del Madrid. Sobrevino el consiguiente avance rival. Una mano-penalti de Khedira, propició el 1-2. Lo ejecutó Xabi Prieto. Bastó para levantar la moral de la afición local. Por la banda derecha volvió a subir Carlos Martínez que insistió en sus centros al segundo palo. En la primera parte, Griezmann había llegado tarde. Esta vez apareció en el momento exacto para meter el gol del empate. Fue momentáneo. Un pase majestuoso de Özil, que entró para cerrar el partido, dejó solo a Khedira para que hiciera el 2-3.
El Madrid pretendió gestionar la ventaja otra vez pero volvió a fallar. Diego López salvó su arco ante el enésimo cabezazo de Agirretxe. No restaba ni un minuto cuando Xabi Prieto atrapó el rechace de Diego López, que había parado su propio cabezazo, y metió el balón y el guardameta en la caja para conquistar un empate que debió saberle a gloria.
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