Puyol: “Ofrecí al club renunciar a la renovación antes de ser operado”
El capitán del Barcelona espera estar restablecido el año próximo y será entonces cuando decida sobre su continuidad en la selección
Luis Martín
Barcelona
31 MAY 2013 - 17:32 CET
Carles Puyol, de 35 años, hizo un relato pormenorizado de los
distintos procesos por los que ha pasado, desde su renovación con el
Barcelona por tres temporadas más, en enero, hasta la decisión de pasar
por el quirófano para extraerle un cuerpo extraño que él mismo detectó
durante un entrenamiento, pasando por las conversaciones con el
presidente, Sandro Rosell, en las que el central, según dijo, insistió
en una idea: si no se encuentra en las condiciones físicas que exige el
club en el que juega, no cumplirá su contrato. El defensa del Barcelona
confirmó que su idea es la de recuperarse durante el verano y cumplir su
acuerdo con el club, aunque, como ha ocurrido a lo largo de todo este
tiempo, el desenlace y los plazos los marcará la rodilla.
“La idea es llegar a la próxima pretemporada al 100% y cumplir mi contrato. Si veo que no estoy bien, seré el primero en coger y marcharme. En caso de que yo me vea en condiciones pero el Barça no crea que soy interesante, entonces buscaré otras opciones. Quiero jugar hasta los 40 años y retirarme aquí”, dijo el defensa de la Pobla de Segur (Lleida).
Puyol compareció en una concurrida rueda de prensa para explicar la
pesadilla en que se ha convertido la temporada que está a punto de
finalizar. El origen de los males es la lesión que sufrió en la rodilla
derecha y que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego durante
la mayor parte del curso. “Otro año como éste no lo aguantaría. Ya le
dije a Rosell que renunciaría a mi contrato. Me arrepiento de no haber
hablado antes”, afirmó. Su prolongada ausencia, tras haber renovado su
contrato en enero hasta 2016, provocó un debate en el barcelonismo y no
pocas críticas, avivadas por la falta de información en torno a la
situación física del defensa internacional.
Por fin, Puyol relató lo acontecido. Torturado por los dolores y la imposibilidad de entrenarse con normalidad, el capitán fue trampeando. "Mi intención era seguir jugando hasta final de temporada. Pero un día no pude, sufría mucho". Sin embargo, las semanas fueron transcurriendo, hasta que llegó el partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Milan. “Roura habló conmigo y me dijo que no jugaría. No solo entendí sus explicaciones, sino que las compartí. Aquello era una final y yo no estaba al nivel”.
Con molestias cada vez más inaguantables, Puyol decidió acudir una vez más al médico el pasado mes de marzo. “Pregunté el tiempo de baja, y me dijo que entrar, sacar y cerrar suponía cuatro semanas. Le dije que me operara ya. Me dijo que podía aquella misma noche y decidimos ir adelante. La operación, que tenía que durar 30 minutos, duró dos horas y media y encontraron más cosas. La rodilla estaba resentida”, relata el capitán azulgrana. “Cuando acabó la operación, pregunté el tiempo de baja y me dijo: ‘Si quieres, en cinco o seis semanas puedes estar y jugar, pero mi consejo es que estés entre cuatro y seis meses para recuperarte”, le dijo el doctor Ramon Cugat. “Yo quería jugar y ayudar”, prosiguió Puyol en su relato. “Lo peor para un jugador es estar lesionado. A las seis semanas no podía ni caminar, tenía que hacer un tratamiento conservador. Y hasta el día de hoy. Ya puedo hacer más cosas, pero ya no he podido participar. Siempre voy acompañado del club, informado de todo, y se le informó al presidente, que avisó a los entrenadores. Dos días después fui a ver al presidente a su casa, le repetí que si no estaba bien no cumpliría el contrato, me dijo que tranquilo”.
Puyol insistió una y otra vez en la tranquilidad que siempre le transmitió Rosell, de quien dijo que siguió todo el proceso muy de cerca, y no quiso entrar a valorar la posibilidad de seguir jugando con la Roja. “Del Bosque siempre se ha interesado por mí y veremos qué hacemos; ahora no es el momento”, añadió Puyol, que reconoció que tal vez se equivocara al salir y explicar qué le llevó a ir a ver al doctor Cugat, el 15 de marzo, y a operarse esa misma noche. “Quizás me equivoqué al no explicarlo, como me aconsejó gente con tanta experiencia como Ángel Mur (ex masajista del primer equipo)”, zanjó Puyol.
“La idea es llegar a la próxima pretemporada al 100% y cumplir mi contrato. Si veo que no estoy bien, seré el primero en coger y marcharme. En caso de que yo me vea en condiciones pero el Barça no crea que soy interesante, entonces buscaré otras opciones. Quiero jugar hasta los 40 años y retirarme aquí”, dijo el defensa de la Pobla de Segur (Lleida).
Mi intención era aguantar hasta final de temporada, pero un día no pude ni acabar el entrenamiento. Así no podía seguir y me operé"
Por fin, Puyol relató lo acontecido. Torturado por los dolores y la imposibilidad de entrenarse con normalidad, el capitán fue trampeando. "Mi intención era seguir jugando hasta final de temporada. Pero un día no pude, sufría mucho". Sin embargo, las semanas fueron transcurriendo, hasta que llegó el partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Milan. “Roura habló conmigo y me dijo que no jugaría. No solo entendí sus explicaciones, sino que las compartí. Aquello era una final y yo no estaba al nivel”.
Con molestias cada vez más inaguantables, Puyol decidió acudir una vez más al médico el pasado mes de marzo. “Pregunté el tiempo de baja, y me dijo que entrar, sacar y cerrar suponía cuatro semanas. Le dije que me operara ya. Me dijo que podía aquella misma noche y decidimos ir adelante. La operación, que tenía que durar 30 minutos, duró dos horas y media y encontraron más cosas. La rodilla estaba resentida”, relata el capitán azulgrana. “Cuando acabó la operación, pregunté el tiempo de baja y me dijo: ‘Si quieres, en cinco o seis semanas puedes estar y jugar, pero mi consejo es que estés entre cuatro y seis meses para recuperarte”, le dijo el doctor Ramon Cugat. “Yo quería jugar y ayudar”, prosiguió Puyol en su relato. “Lo peor para un jugador es estar lesionado. A las seis semanas no podía ni caminar, tenía que hacer un tratamiento conservador. Y hasta el día de hoy. Ya puedo hacer más cosas, pero ya no he podido participar. Siempre voy acompañado del club, informado de todo, y se le informó al presidente, que avisó a los entrenadores. Dos días después fui a ver al presidente a su casa, le repetí que si no estaba bien no cumpliría el contrato, me dijo que tranquilo”.
Puyol insistió una y otra vez en la tranquilidad que siempre le transmitió Rosell, de quien dijo que siguió todo el proceso muy de cerca, y no quiso entrar a valorar la posibilidad de seguir jugando con la Roja. “Del Bosque siempre se ha interesado por mí y veremos qué hacemos; ahora no es el momento”, añadió Puyol, que reconoció que tal vez se equivocara al salir y explicar qué le llevó a ir a ver al doctor Cugat, el 15 de marzo, y a operarse esa misma noche. “Quizás me equivoqué al no explicarlo, como me aconsejó gente con tanta experiencia como Ángel Mur (ex masajista del primer equipo)”, zanjó Puyol.
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