“El Poder Judicial debería proteger a los jueces de Gürtel de la presión del PP”
El exjuez de la Audiencia Nacional cree que es "momento de participar en política"
El 1 de mayo de 2021 termina su condena por las escuchas a la trama Gürtel. Baltasar Garzón
tendrá entonces 65 años. “Ese día volveré para tomar posesión de mi
cargo de juez”, asegura desde Bogotá, un día después de México, y a dos
de irse a Argentina. Desde que fue apartado de la judicatura, es un
nómada con siete trabajos en seis países diferentes: abogado de Julian Assange,
fundador de Wikileaks; presidente de una fundación; funcionario
argentino —dirige allí el Centro Internacional de Promoción de los
Derechos Humanos—, colaborador de la Universidad de Washington,
asistente de la fiscalía colombiana, para la que diseña un manual de
investigaciones criminales...
Acaban de cumplirse tres años desde que fue suspendido por investigar los crímenes del franquismo y el lunes está previsto que declare ante la juez argentina a la que las víctimas acudieron cuando vieron a Garzón bajar por última vez las escaleras de la Audiencia Nacional, su casa durante 22 años. “Le diré que el Estado español ha dejado abandonadas a las víctimas de crímenes de lesa humanidad que no prescriben”. Ahora Garzón quiere ayudarles como abogado. “ Intentaré que el Estado les devuelva los bienes incautados en el expolio, como ya hizo con los sindicatos. Ya sé que hay muchos problemas en España, pero este lleva 70 años pendiente”. Desde Bogotá, el juez responde sobre su pasado y su futuro.
Pregunta. ¿Volverá a la política?
Respuesta. Es el momento de participar en política porque estamos asistiendo a un panorama bochornoso por parte del Gobierno. Las posiciones ideológicas son muy preocupantes y ante eso nadie puede permanecer indiferente. Siempre he pensado que la política no es un terreno acotado, estoy en contra de los políticos de profesión. Es una vocación de servicio en la que hay que dar todo y recibir muy poco. Yo ya estoy haciendo política, a través de la denuncia, el debate, la exigencia. Pero no voy a ir en ninguna lista. No soy partidario. Sí lo soy de que la sociedad civil se implique en la política. Los partidos necesitan cambiar sus estructuras. Creo que hay que reactivar la democracia española con más participación ciudadana.
P. ¿Se arrepiente de su etapa en el PSOE?
R. No. Fue una decisión libre y consciente. Creí que podría tener más fuerza para cambiar algunas cosas y me equivoqué. Cuando me di cuenta, me marché. Determinados sectores del PSOE y determinados medios comenzaron un ataque inmisericorde: dijeron que me iba porque no me habían hecho ministro. Es falso. Creo que podría haberlo sido, pero no quise. En política hay que estar para cumplir lo que se dice y si no puedes o no te dejan, te marchas. No hay que tener apego al cargo, como esos políticos que se retuercen como el tronco del olivo para sujetarse al puesto. El olivo tiene más dignidad que ellos.
P. ¿Ese tronco es del PSOE o del PP?
R. Es de los políticos que nunca quieren irse o que quieren volver porque se sienten investidos por la mano de Dios para solucionar las cosas. No pongo nombres.
P. ¿Cuándo dejó el PSOE de ser su partido?
R. Nunca tuve matrícula del PSOE. Me presenté como independiente. En 1993 dije que estaba a la izquierda del PSOE. Hubo un tiempo en el que mi posición ideológica es la misma: una izquierda progresista en la que cabe el PSOE, IU, iniciativas ciudadanas... La que aspira a un verdadero Estado del bienestar, la que defiende los derechos de la mujer ante embarazos no deseados...
P. ¿Le ha sorprendido que la trama Gürtel pagara 30.000 euros de la boda de la hija de Aznar?
R. Cuando inicias una investigación no hay ideas preconcebidas. Yo no veía a Aznar o ningún otro apellido. Veía una trama perfectamente urdida en la que unos señores se estaban nutriendo de lo público y otros desaprensivos se llevaban el dinero al extranjero. Gobierno y PP están diciendo que no tenían nada que ver, que eran cosas menores... es denigrante para el sistema democrático. No acepto que minusvaloren un caso como Gürtel.
P. ¿Cree que el Gobierno y el PP están obstaculizando la labor de la justicia?
R. Cuando estaba investigando, la dirección del PP salió en tromba a atacarme. Es muy peligroso que desde un Gobierno o un partido se lancen esos ataques coordinados contra jueces. Desde el Gobierno y el PP se criminaliza a la gente que hace escraches cuando el Gobierno está haciendo escraches oficiales contra los jueces que investigan la corrupción: les atacan, les denuestan, les acusan de afán de protagonismo. El Consejo General del Poder Judicial debería dejar de mirarse el ombligo y proteger la independencia de los jueces. La operación Gürtel se llevó a cabo en febrero de 2009 y cuatro años después seguimos en la instrucción. El caso ha dormitado años. Y esa falta de dirección en la investigación puede venir motivada por la presión del PP. El juez Ruz es un gran profesional, pero me produce desazón que los delitos de corrupción se dilaten eternamente. Los ciudadanos piensan, con razón, que hay una justicia diferente para los que más tienen.
P. ¿Volvería a ordenar las grabaciones de Gürtel?
R. Sí. Tomé medidas para que el derecho de defensa quedara perfectamente protegido y no había ninguna norma que me impidiera tomar esa decisión. El Supremo creó el delito para condenarme, la sentencia estaba escrita de antemano, y así lo explico en el recurso que acabo de presentar ante Estrasburgo. El juez Pedreira no solo ratificó mi decisión, sino que la prorrogó y nadie le reprochó nada. Yo volvería a hacerlo y la prueba de que aquella línea de investigación era la adecuada son las sumas de dinero que han aparecido en Suiza.
P. El Supremo teme que la reforma del Poder Judicial que planea Gallardón introduzca un comisario político. ¿El Poder Judicial es más poder o más judicial?
R. Se ha convertido más en poder político, desgraciadamente. En lugar de evolucionar al comisariado político, la reforma debería permitir que los ciudadanos elijan directamente a los miembros del Consejo del Poder Judicial.
P. ¿Qué le parece la suspensión de la imputación de la Infanta?
R. La imputación del juez estaba motivada. La Audiencia tiene que respetar al instructor, más allá del título que tenga la imputada. El problema es el circo que se monta cuando se llama a alguien a declarar porque parece que ya se le está condenando y no es así. La Infanta tendría que haber comparecido voluntariamente y colaborar con la justicia.
P. ¿Es partidario del acercamiento de presos de ETA y la concesión de permisos? ¿Cree que el Gobierno debería hacer más en este sentido?
R. Hay que interpretar la situación en cada momento. España no es la de hace tres años ni los planteamientos de ese entorno [de ETA] son los mismos. Creo que hay que tomar medidas que conduzcan al final del terrorismo. Esas que dice u otras más ambiciosas. Aunque no guste a todos, con pedagogía, y dentro de la legalidad. A estas alturas tendría que avanzarse en ese diálogo, ver la actitud de los presos...
P. ¿Otegi debe salir de prisión?
R. Entró en 2009, yo decreté su prisión, pero creo que ha dado muestras de su posición a favor de la paz y quizás en determinados momentos la prisión no es el lugar más adecuado. Hay alternativas y se deben plantear para conseguir un espacio para la paz. No solo en el caso de Otegi.
P. ¿Y Bolinaga debió salir?
R. La prisión no puede ser un acto de venganza del Estado o de las víctimas. Mantener la situación habría sido inhumano y nosotros no debemos serlo, aunque él lo fuera.
P. Pero le parece bien que el dictador argentino Jorge Videla muriera en la cárcel.
R. No se daba esa alarma humanitaria. Le he visto en varios juicios y, a pesar de su edad, estaba lúcido. La decisión de la justicia argentina ha sido correcta.
Acaban de cumplirse tres años desde que fue suspendido por investigar los crímenes del franquismo y el lunes está previsto que declare ante la juez argentina a la que las víctimas acudieron cuando vieron a Garzón bajar por última vez las escaleras de la Audiencia Nacional, su casa durante 22 años. “Le diré que el Estado español ha dejado abandonadas a las víctimas de crímenes de lesa humanidad que no prescriben”. Ahora Garzón quiere ayudarles como abogado. “ Intentaré que el Estado les devuelva los bienes incautados en el expolio, como ya hizo con los sindicatos. Ya sé que hay muchos problemas en España, pero este lleva 70 años pendiente”. Desde Bogotá, el juez responde sobre su pasado y su futuro.
Pregunta. ¿Volverá a la política?
Respuesta. Es el momento de participar en política porque estamos asistiendo a un panorama bochornoso por parte del Gobierno. Las posiciones ideológicas son muy preocupantes y ante eso nadie puede permanecer indiferente. Siempre he pensado que la política no es un terreno acotado, estoy en contra de los políticos de profesión. Es una vocación de servicio en la que hay que dar todo y recibir muy poco. Yo ya estoy haciendo política, a través de la denuncia, el debate, la exigencia. Pero no voy a ir en ninguna lista. No soy partidario. Sí lo soy de que la sociedad civil se implique en la política. Los partidos necesitan cambiar sus estructuras. Creo que hay que reactivar la democracia española con más participación ciudadana.
P. ¿Se arrepiente de su etapa en el PSOE?
R. No. Fue una decisión libre y consciente. Creí que podría tener más fuerza para cambiar algunas cosas y me equivoqué. Cuando me di cuenta, me marché. Determinados sectores del PSOE y determinados medios comenzaron un ataque inmisericorde: dijeron que me iba porque no me habían hecho ministro. Es falso. Creo que podría haberlo sido, pero no quise. En política hay que estar para cumplir lo que se dice y si no puedes o no te dejan, te marchas. No hay que tener apego al cargo, como esos políticos que se retuercen como el tronco del olivo para sujetarse al puesto. El olivo tiene más dignidad que ellos.
P. ¿Ese tronco es del PSOE o del PP?
R. Es de los políticos que nunca quieren irse o que quieren volver porque se sienten investidos por la mano de Dios para solucionar las cosas. No pongo nombres.
P. ¿Cuándo dejó el PSOE de ser su partido?
R. Nunca tuve matrícula del PSOE. Me presenté como independiente. En 1993 dije que estaba a la izquierda del PSOE. Hubo un tiempo en el que mi posición ideológica es la misma: una izquierda progresista en la que cabe el PSOE, IU, iniciativas ciudadanas... La que aspira a un verdadero Estado del bienestar, la que defiende los derechos de la mujer ante embarazos no deseados...
P. ¿Le ha sorprendido que la trama Gürtel pagara 30.000 euros de la boda de la hija de Aznar?
R. Cuando inicias una investigación no hay ideas preconcebidas. Yo no veía a Aznar o ningún otro apellido. Veía una trama perfectamente urdida en la que unos señores se estaban nutriendo de lo público y otros desaprensivos se llevaban el dinero al extranjero. Gobierno y PP están diciendo que no tenían nada que ver, que eran cosas menores... es denigrante para el sistema democrático. No acepto que minusvaloren un caso como Gürtel.
P. ¿Cree que el Gobierno y el PP están obstaculizando la labor de la justicia?
R. Cuando estaba investigando, la dirección del PP salió en tromba a atacarme. Es muy peligroso que desde un Gobierno o un partido se lancen esos ataques coordinados contra jueces. Desde el Gobierno y el PP se criminaliza a la gente que hace escraches cuando el Gobierno está haciendo escraches oficiales contra los jueces que investigan la corrupción: les atacan, les denuestan, les acusan de afán de protagonismo. El Consejo General del Poder Judicial debería dejar de mirarse el ombligo y proteger la independencia de los jueces. La operación Gürtel se llevó a cabo en febrero de 2009 y cuatro años después seguimos en la instrucción. El caso ha dormitado años. Y esa falta de dirección en la investigación puede venir motivada por la presión del PP. El juez Ruz es un gran profesional, pero me produce desazón que los delitos de corrupción se dilaten eternamente. Los ciudadanos piensan, con razón, que hay una justicia diferente para los que más tienen.
P. ¿Volvería a ordenar las grabaciones de Gürtel?
R. Sí. Tomé medidas para que el derecho de defensa quedara perfectamente protegido y no había ninguna norma que me impidiera tomar esa decisión. El Supremo creó el delito para condenarme, la sentencia estaba escrita de antemano, y así lo explico en el recurso que acabo de presentar ante Estrasburgo. El juez Pedreira no solo ratificó mi decisión, sino que la prorrogó y nadie le reprochó nada. Yo volvería a hacerlo y la prueba de que aquella línea de investigación era la adecuada son las sumas de dinero que han aparecido en Suiza.
P. El Supremo teme que la reforma del Poder Judicial que planea Gallardón introduzca un comisario político. ¿El Poder Judicial es más poder o más judicial?
R. Se ha convertido más en poder político, desgraciadamente. En lugar de evolucionar al comisariado político, la reforma debería permitir que los ciudadanos elijan directamente a los miembros del Consejo del Poder Judicial.
P. ¿Qué le parece la suspensión de la imputación de la Infanta?
R. La imputación del juez estaba motivada. La Audiencia tiene que respetar al instructor, más allá del título que tenga la imputada. El problema es el circo que se monta cuando se llama a alguien a declarar porque parece que ya se le está condenando y no es así. La Infanta tendría que haber comparecido voluntariamente y colaborar con la justicia.
P. ¿Es partidario del acercamiento de presos de ETA y la concesión de permisos? ¿Cree que el Gobierno debería hacer más en este sentido?
R. Hay que interpretar la situación en cada momento. España no es la de hace tres años ni los planteamientos de ese entorno [de ETA] son los mismos. Creo que hay que tomar medidas que conduzcan al final del terrorismo. Esas que dice u otras más ambiciosas. Aunque no guste a todos, con pedagogía, y dentro de la legalidad. A estas alturas tendría que avanzarse en ese diálogo, ver la actitud de los presos...
P. ¿Otegi debe salir de prisión?
R. Entró en 2009, yo decreté su prisión, pero creo que ha dado muestras de su posición a favor de la paz y quizás en determinados momentos la prisión no es el lugar más adecuado. Hay alternativas y se deben plantear para conseguir un espacio para la paz. No solo en el caso de Otegi.
P. ¿Y Bolinaga debió salir?
R. La prisión no puede ser un acto de venganza del Estado o de las víctimas. Mantener la situación habría sido inhumano y nosotros no debemos serlo, aunque él lo fuera.
P. Pero le parece bien que el dictador argentino Jorge Videla muriera en la cárcel.
R. No se daba esa alarma humanitaria. Le he visto en varios juicios y, a pesar de su edad, estaba lúcido. La decisión de la justicia argentina ha sido correcta.
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