Obama anuncia un nuevo plan para el cierre de Guantánamo
“No hay justificación, fuera de la política, para que el Congreso nos impida cerrar una instalación que nunca debió abrirse”
Antonio Caño
Washington
23 MAY 2013 - 21:04 CET75
Dentro de una nueva estratégia que pretende dar por terminada esta
larguísima guerra global contra el terrorismo, Barack Obama anunció este
jueves reglas más restrictivas para el uso de los drones (aviones sin tripulación) y dio un empujón más enérgico para intentar el cierre de la prisión de Guantánamo, algo que, según reconoció, no podrá conseguirse sin la colaboración, improbable, del Congreso.
El presidente norteamericano levantó la moratoria para que
los presos de Guantánamo puedan ser transferidos a Yemen –que, hasta
ahora, estaba considerado un lugar en el que podrían volver al
terrorismo-, y pidió al Congreso que ponga fin a otras restricciones
legales para el cierre de la cárcel en la base norteamericana en la isla
cubana. “No hay justificación, fuera de la política”, dijo, “para que
el Congreso nos impida cerrar una instalación que nunca debió abrirse”
Obama anunció que ha solicitado al Departamento de Defensa
que escoja una instalación militar en territorio estadounidense para el
envío de los 166 presos actuales y anticipó el nombramiento de un
diplomático para que negocie con otros países posibles destinos de
algunos de los presos que puedan ser liberados.
Más de la mitad de los detenidos en Guantánamo han sido ya
declarados en condiciones de ser puestos en libertad por los
investigadores militares. El problema ha sido a dónde enviarlos. La
mayoría de ellos son yemeníes y quizá podrían ahora volver a su país,
caso de ser aceptados, que no es seguro. Para el resto habrá que buscar
diferentes lugares de acogida, para lo que no existen muchos países
voluntarios.
¿Imaginan un futuro, dentro de 10 o 20 años, en el que Estados Unidos siga teniendo a gente contra la que no se ha presentado ningún cargo retenida en un pedazo de tierra que no es parte de nuestro país?"
La médula del problema sigue siendo, sin embargo, que el
Congreso no está dispuesto a autorizar el traslado de uno solo de los
presos hacia territorio de EE UU. Y, sin esa autorización, Obama podría
quizá sobre el papel imponer su criterio, pero al precio de una larga y
difícil batalla legal y constitucional en la que no está claro quien
podría ser vencedor.
Presionado por el escándalo que supone la situación actual,
en la que más de un centenar de presos se encuentran en huelga de
hambre y muchos de ellos tienen que ser alimentados a la fuerza, Obama
volvió a la carga, con más argumentos que nunca, para convencer al
Congreso y a la opinión pública del horror que representa Guantánamo.
“¿Imaginan un futuro, dentro de 10 o 20 años, en el que
Estados Unidos siga teniendo a gente contra la que no se ha presentado
ningún cargo retenida en un pedazo de tierra que no es parte de nuestro
país? ¿Eso es lo que somos? ¿Ese es el país que queremos dejar a
nuestros hijos?”, preguntó a la audiencia de un discurso que había
despertado una enorme expectación, sin duda el más importante en materia
de seguridad nacional desde el comienzo de su segundo mandato.
Obama justificó el cierre de Guantánamo y la reducción del
uso de los drones dentro de una estrategia anti terrorista cuya esencia
es poner fin a la guerra que empezó con el 11 de septiembre de 2001 e
identificar cuáles son ahora las nuevas amenazas y las nuevas respuestas
que se requieren.
El mejor modo de combatir el extremismo es el de trabajar junto a las comunidades musulmanas que rechazan el terrorismo”
Obama
dijo que la ley sobre la Autorización del Uso de la Fuerza Militar, que
permitió las guerras de Irak y Afganistán, ha dejado de tener sentido y
tiene que ser revocada. De momento, aseguró que no firmará ninguna
nueva norma para extender su mandato. “No podemos seguir luchando contra
el terrorismo manteniendo al país en una guerra perpetua… Esta guerra,
como todas, tiene que terminar”, afirmó.
El riesgo de un nuevo ataque como el del 11-S es hoy menor.
El terrorismo que ahora amenaza a EE UU, dijo, se parece más al que
existía antes de aquella fatídica fecha. En este momento, “Al Qaeda en
Pakistán y Afganistán está casi eliminada” y los riesgos provienen más
de otras organizaciones afiliadas en otras partes del mundo, así como
del terrorismo nacido dentro de las propias sociedades occidentales,
como ha ocurrido en Londres y ocurrió en Boston o Madrid.
“Ese
terrorismo no se puede acabar solo con la fuerza militar”, advirtió. “El
mejor modo de combatir el extremismo es el de trabajar junto a las
comunidades musulmanas que rechazan el terrorismo”.
Para ello es
preciso, entre otras cosas, limitar el uso de los drones. Obama defendió
la utilización de ese recurso hasta ahora. Dijo que era “legal y había
salvado vidas”, y aseguró que el Congreso había sido informado de cada
una de las operaciones realizadas. Pero admitió que su moralidad es
discutible y que hay usarlo con más transparencia, control judicial y
sin violar la soberanía de otras naciones.
El presidente dijo que ha encargado la elaboración de un
marco preciso para el uso de los drones y, aunque defendió su
utilización en situaciones extremas, prometió que no se hará si no es
ante un peligro claro e inminente que no pueda ser evitado de otro modo.
Obama abordó también el problema de la investigación por las
autoridades de las filtraciones a la prensa sobre asuntos de seguridad
nacional. El presidente, que ha sido muy criticado en los días pasados
por el registro de las llamadas telefónicas de la agencia AP, reconoció
que no se puede garantizar la seguridad a costa de que los periodistas
sientan que su trabajo puede verse amenazado.
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