Los detenidos son británicos de origen nigeriano conocidos por la policía
Cameron llama a la unidad entre comunidades para evitar represalias contra los musulmanes
El primer ministro británico, David Cameron, ha llamado esta mañana a
la calma y a la unidad entre las distintas comunidades británicas en un
intento de evitar que el asesinato de un soldado ayer en Londres a manos de dos aparentes islamistas derive en ataques a la comunidad musulmana.
Los dos atacantes, que fueron arrestados después de ser abatidos a tiros por la policía y se encuentran hospitalizados, son ciudadanos británicos de origen nigeriano, según la agencia Press Association y eran conocidos por los servicios de seguridad, según la BBC. Uno de ellos, el que aparece en una filmación con las manos ensangrentadas y profiriendo proclamas yihadistas, ha sido identificado como Michael Adebolajo y se crió en una familia profundamente cristiana antes de convertirse hace unos 10 años a la religión musulmana.
Las crecientes evidencias de que se trata de un ataque islamista ha hecho crecer el temor a represalias contra la comunidad musulmana británica semejantes a las que se vivieron tras los atentados del 7 de julio de 2005 en tres metros y un autobús de Londres, que costaron la vida a 52 pasajeros y a los cuatro terroristas suicidas, todos ellos jóvenes musulmanes británicos.
Ya en la noche del miércoles cerca de un centenar de manifestantes de extrema derecha, muchos de ellos luciendo insignias de la Liga de Defensa Inglesa (EDL en sus siglas en inglés) se enfrentaron a la policía en Woolwich, al sudeste de Londres, cerca de donde fue asesinado el joven soldado británico. La identidad de la víctima no ha sido revelada porque la familia ha pedido que de momento no se haga pública.
Tras asistir esta mañana a una reunión del Cobra, el organismo que coordina a los departamentos ministeriales y las agencias de seguridad en casos de emergencia, el primer ministro británico se ha dirigido al público a las puertas de Downing Street. Significativamente, gran parte de su mensaje se ha centrado en evitar la confrontación entre comunidades y en desvincular a los musulmanes británicos de aquellos que asesinan en nombre de esa religión. “Nunca cederemos ante el terrorismo en ninguna de sus formas. Todas las comunidades de este país están de acuerdo en eso. Este ha sido no solo un ataque a Gran Bretaña y al modo de vida británico: ha sido también una traición al Islam y a las comunidades musulmanas que tanto han dado a este país”, dijo Cameron.
El primer ministro no quiso dar detalles de las investigaciones sobre el asesinato. Sin embargo, el hecho de que las autoridades no hayan modificado al alza el grado de alerta terrorista nacional hace pensar que los servicios de seguridad creen que se trata de un ataque aislado más que el inicio de una cadena de atentados. La vigilancia ha sido reforzada en los cuarteles del ejército pero el Ministerio de Defensa ha optado por no prohibir a los soldados que vistan en las calle sus uniformes porque eso habría evocado los tiempos más álgidos del terrorismo del IRA.
La policía ha registrado dos domicilios en el marco de sus investigaciones, uno en la región de Lincolnshire y otro en Greenwich, cerca de Woolwich.
Los dos atacantes, que fueron arrestados después de ser abatidos a tiros por la policía y se encuentran hospitalizados, son ciudadanos británicos de origen nigeriano, según la agencia Press Association y eran conocidos por los servicios de seguridad, según la BBC. Uno de ellos, el que aparece en una filmación con las manos ensangrentadas y profiriendo proclamas yihadistas, ha sido identificado como Michael Adebolajo y se crió en una familia profundamente cristiana antes de convertirse hace unos 10 años a la religión musulmana.
Las crecientes evidencias de que se trata de un ataque islamista ha hecho crecer el temor a represalias contra la comunidad musulmana británica semejantes a las que se vivieron tras los atentados del 7 de julio de 2005 en tres metros y un autobús de Londres, que costaron la vida a 52 pasajeros y a los cuatro terroristas suicidas, todos ellos jóvenes musulmanes británicos.
Ya en la noche del miércoles cerca de un centenar de manifestantes de extrema derecha, muchos de ellos luciendo insignias de la Liga de Defensa Inglesa (EDL en sus siglas en inglés) se enfrentaron a la policía en Woolwich, al sudeste de Londres, cerca de donde fue asesinado el joven soldado británico. La identidad de la víctima no ha sido revelada porque la familia ha pedido que de momento no se haga pública.
Tras asistir esta mañana a una reunión del Cobra, el organismo que coordina a los departamentos ministeriales y las agencias de seguridad en casos de emergencia, el primer ministro británico se ha dirigido al público a las puertas de Downing Street. Significativamente, gran parte de su mensaje se ha centrado en evitar la confrontación entre comunidades y en desvincular a los musulmanes británicos de aquellos que asesinan en nombre de esa religión. “Nunca cederemos ante el terrorismo en ninguna de sus formas. Todas las comunidades de este país están de acuerdo en eso. Este ha sido no solo un ataque a Gran Bretaña y al modo de vida británico: ha sido también una traición al Islam y a las comunidades musulmanas que tanto han dado a este país”, dijo Cameron.
El primer ministro no quiso dar detalles de las investigaciones sobre el asesinato. Sin embargo, el hecho de que las autoridades no hayan modificado al alza el grado de alerta terrorista nacional hace pensar que los servicios de seguridad creen que se trata de un ataque aislado más que el inicio de una cadena de atentados. La vigilancia ha sido reforzada en los cuarteles del ejército pero el Ministerio de Defensa ha optado por no prohibir a los soldados que vistan en las calle sus uniformes porque eso habría evocado los tiempos más álgidos del terrorismo del IRA.
La policía ha registrado dos domicilios en el marco de sus investigaciones, uno en la región de Lincolnshire y otro en Greenwich, cerca de Woolwich.
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