Redescubriendo a Frida
Margo Glantz
¿Cómo no caer en el
lugar común y en el estereotipo cuando se habla o se escribe sobre Frida
Kahlo? ¿La Frida heroica, la Frida inválida, la Frida sufriente, la
enamorada perpetua de Diego Rivera, la adicta al Nemerol, la Frida
autóctona, la Frida lesbiana, la Frida estalinista, la Frida amante de
Trotski, la Frida de los souvenirs exhibidos en todas las
tiendas de arte popular mexicano, la Frida de los billetes de 500 pesos,
la Frida Kahlo de Madonna, la Frida Kahlo de los alemanes, la Frida
Kahlo de las feministas estadunidenses, la Frida Kahlo de la Casa Azul
de la calle de Londres adonde llegan miles de turistas acarreados que
sólo visitan Coyoacán porque allí vivió Frida?
Marcela Rodríguez decidió tomar el toro por los cuernos, cuando de la
ciudad de Heidelberg le encargaron escribir un libreto y la música para
una ópera, Las cartas de Frida, misma que se representó allí
en 2011 con un elenco teutón. Ahora, renacida en México, vemos y oímos
cómo se libera a la pintora de muchas de las excrecencias que la habían
sepultado en las últimas décadas, cuánto se la admira, cómo se revisan
sus diarios y su correspondencia con atención y respeto y bajo otra luz,
para de esa forma resucitarla, redescubrirla, recuperarla, en estas dos
semanas en que se representa con gran éxito en el Foro Sor Juana Inés
de la Cruz del Centro Cultural Universitario.La puesta en escena y dirección de actores corrió a cargo de Clarissa Malheiros y de Jesusa Rodríguez, creadora asimismo de la sobria y magnífica escenografía, en donde rollos y rollos de papel corriente y blanco cumplen una función perfecta. Vestuario confeccionado de manera elegante y sedosa por la propia compositora. La estupenda cantante y actriz es Catalina Pereda, hija de Marcela y sobrina de Jesusa, en esta nepótica puesta que demuestra que las familias funcionan y que el nepotismo puede ser admirable y hasta sano, nepotismo que se extiende al trabajo de equipo, también familiar, subrayo, ¿no es acaso Clarissa directora e impulsora con Juliana Faesler de la Máquina de Teatro, y Natyeli Flores, Roldán Ramírez y Carlos Brown, no son algunos de los actores de los que siempre trabajan con ellas?
El público alrededor espera: de repente, un sobresalto, la música suena estentórea ejecutada por el ensamble Tempus Fugit, bajo la dirección de Christian Gohmer: la obra se inicia, los changos de Frida desenhuevados aparecen en cuclillas haciendo muecas simiescas, descuelgan a su ama quien empieza a cantar enfundada en una prótesis que le enmarca los senos, sus cejas son naturales y no va revestida ni de halos tehuanos ni de joyas prehispánicas ni de arracadas ni de anillos, en suma: abajo el estereotipo.
Monsiváis decía, refiriéndose al Diario de Frida, otra de las fuentes consultadas por Marcela, además de varias cartas manuscritas y a máquina dirigidas a distintos personajes, entre ellos Alejandro Gómez Arias y Diego Rivera, misivas que aparecen magnificadas como telón de fondo:
Tú me llueves-yo te cieloy la metáfora inesperada podría trasladarse a los cuadros, en donde con supremo ímpetu se llueve y se ciela. Como Icelti, ‘Frida es la que se parió a sí misma’, aquella que engendró al personaje único y diverso, la de los autorretratos en donde el narcisismo se anula de tanto hacer sufrir al deleite, en donde la que padece, ama y se rodea de animales, agradece al arte la continuidad radical de su existencia y grita para obtener la suprema armonía de los restos: ‘yo soy la desintegración’.
Twitter: @margo_glantz
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