La estudiante que desnudó al rey Netanyahu
Maquillaje, peluquería y hasta dos mil euros en helados
La sociedad israelí, ahogada por los recortes, enfurece con las cuentas de los Netanyahu
Caprichosos gastos que destapó una joven estudiante que tiene en España “su segundo hogar”
David Alandete
Jerusalén
24 MAY 2013 - 15:53 CET61
Para muchos de sus fundadores, Israel nació para ser un paraíso
socialista. Hoy, 65 años después, tiene todo un monarca, que se gasta
21.000 euros mensuales en la limpieza de sus tres residencias, se
instala habitaciones en aviones para vuelos de algo más de cinco horas y
viaja, como las estrellas, con maquilladores y peluqueros. Una
estudiante de Derecho de 27 años ha dejado al rey Bibi al desnudo.
Durante tres meses trató de que el primer ministro revelara sus gastos
de vivienda y manutención. Finalmente, aunando fuerzas con el Movimiento
para la Libertad de Información, acudió a los juzgados. El resultado:
hoy, los israelíes, que protestan en las calles ante la amenaza de
amargos recortes y medidas de austeridad,
saben que Benjamín Netanyahu se gastó en su pasada legislatura dos
millones de euros de las arcas públicas en su residencia oficial.
La estudiante, Orian Weitzman, vivió en Madrid dos años y medio. Trabajaba en la aerolínea israelí El Al en el aeropuerto de Barajas. Se mudó a Israel hace dos años, para estudiar Derecho, aunque dice que en España tiene “su segundo hogar”. La suya no es una batalla contra Netanyahu. No habla de política. Solo quiere, según dice a este diario, aportar su pequeño grano de arena en la mejora de la democracia. En febrero leyó en los medios israelíes que en el presupuesto del primer ministro se habían reservado cerca de 2.000 euros anuales para la compra de helado de sus sabores favoritos, pistacho y vainilla.
“Me pregunté: si se gastaba ese dinero en helado, ¿cuál sería el presupuesto de toda su residencia?”, dice Weitzman. “En su web no venía la información, así que decidí contactar con la oficina del primer ministro, que tiene un departamento de transparencia informativa”. Le dijeron que tardarían 30 días en ofrecerle la información. Luego le pidieron una prórroga de otro mes.
Finalmente, ante las evasivas, Weitzman decidió acudir a los juzgados. Junto al Movimiento de Libertad de Información, presentó una demanda. Por la vía legal, la oficina de Netanyahu respondió con una velocidad inusitada. “Al día siguiente ya tenía en mi correo un informe con los gastos del primer ministro desde 2009 hasta 2012”, explica esta joven. Tras sus gestiones, el auditor oficial del Gobierno, Joseph Shapira, ha anunciado que abrirá una investigación sobre los gastos de los altos funcionarios en Israel y en sus visitas al extranjero.
La vivienda oficial del primer ministro se halla en la calle Balfour de Jerusalén. Los gastos de mantenerla aumentaron un 73% en los cuatro años de la pasada legislatura de Netanyahu, de unos 400.000 euros en 2009 a 690.000 euros en 2012. El Estado también paga diversos gastos de manutención de las residencias privadas de Netanyahu, una en el exclusivo barrio de Rehavia, en Jerusalén, y otra en la localidad costera de Cesárea. Para limpiar esta última, en 2012, el Gobierno les concedió a los Netanyahu 66.000 euros. El último presupuesto anual de su familia para comidas y recepciones es de 100.000 euros. El de limpieza de la vivienda oficial asciende a 250.000 euros. Bibi y su mujer también necesitan maquillaje y peluquería.
El periodista del diario israelí Yedioth Ahronoth Shimon Shiffer recuerda que hace un año acompañó a Netanyahu a la ciudad de Eilat, en una visita a una mejorada valla de separación con Egipto. En el helicóptero le acompañaban varios asesores y guardaespaldas, además de dos misteriosos jóvenes con grandes maletas. “Bajo la influencia de las películas sobre lo que puede suceder en el avión del presidente norteamericano, pensé que podía tratarse de las maletas que contienen los códigos que activan las armas nucleares que se supone que Israel tiene”, dijo Shiffer. “Una breve investigación reveló algo menos heroico: los dos hombres eran peluqueros, que habían sido trasladados con el primer ministro a Eilat para que su cabello apareciera arreglado y peinado”.
Dos son, de hecho, los peluqueros y maquilladores que arreglan cada mañana al primer ministro y a su mujer, Sara. En 2012, el gasto mensual para esos menesteres fue de más de 1.200 euros. En 2009 se hicieron instalar en su residencia oficial un salón de peluquería, pagado, esta vez sí, de sus propios bolsillos. Los motivos que dio Netanyahu: de ese modo no tenía que cortar las calles de Jerusalén cada vez que él y su mujer decidieran desplazarse a la peluquería.
La primera ministra Golda Meir recibía a los miembros de su Gobierno en su cocina, mientras preparaba ella misma la comida, y sabía poco o nada de maquilladores. Su sucesor, Menájem Beguin, fundador de Likud, el partido de Netanyahu, solía desplazarse en aviones comerciales. El fotógrafo David Rubinger publicó recientemente en Yedioth Ahronoth una foto de ese primer ministro durmiendo incómodamente, encajado en dos butacas, en un viaje transatlántico. “Creo que la foto conmovió a la gente porque le recordó que en el pasado hubo un tiempo de humildad”, dijo Rubinger. Ehud Olmert lavaba los platos delante de los periodistas que le entrevistaban, por orden de su mujer, Aliza.
Los vuelos han sido el talón de Aquiles del rey Bibi. La furia israelí por su estilo de vida la desató la revelación, hace dos semanas, de que él y su mujer se habían hecho instalar una habitación en un avión de la compañía nacional El Al para viajar las 5 horas y 20 minutos de trayecto entre Tel Aviv y Londres, donde asistieron al funeral de Margaret Thatcher. El coste para las arcas del Estado fue de unos 105.500 euros.
En un reciente viaje a Shanghái con su mujer y sus dos hijos, Yir y Avner, Netanyahu se alojó en una suite cuyo coste habitual es de 14.600 euros por noche, según estimaron los medios de Israel. Finalmente, Pekín se hizo cargo de la factura, y lo que los israelíes no tuvieron que pagar se les cargó a los contribuyentes chinos. El sueldo medio de un israelí, según la Oficina Central de Estadísticas, es de unos 1.900 euros brutos mensuales.
La estudiante, Orian Weitzman, vivió en Madrid dos años y medio. Trabajaba en la aerolínea israelí El Al en el aeropuerto de Barajas. Se mudó a Israel hace dos años, para estudiar Derecho, aunque dice que en España tiene “su segundo hogar”. La suya no es una batalla contra Netanyahu. No habla de política. Solo quiere, según dice a este diario, aportar su pequeño grano de arena en la mejora de la democracia. En febrero leyó en los medios israelíes que en el presupuesto del primer ministro se habían reservado cerca de 2.000 euros anuales para la compra de helado de sus sabores favoritos, pistacho y vainilla.
“Me pregunté: si se gastaba ese dinero en helado, ¿cuál sería el presupuesto de toda su residencia?”, dice Weitzman. “En su web no venía la información, así que decidí contactar con la oficina del primer ministro, que tiene un departamento de transparencia informativa”. Le dijeron que tardarían 30 días en ofrecerle la información. Luego le pidieron una prórroga de otro mes.
Finalmente, ante las evasivas, Weitzman decidió acudir a los juzgados. Junto al Movimiento de Libertad de Información, presentó una demanda. Por la vía legal, la oficina de Netanyahu respondió con una velocidad inusitada. “Al día siguiente ya tenía en mi correo un informe con los gastos del primer ministro desde 2009 hasta 2012”, explica esta joven. Tras sus gestiones, el auditor oficial del Gobierno, Joseph Shapira, ha anunciado que abrirá una investigación sobre los gastos de los altos funcionarios en Israel y en sus visitas al extranjero.
La vivienda oficial del primer ministro se halla en la calle Balfour de Jerusalén. Los gastos de mantenerla aumentaron un 73% en los cuatro años de la pasada legislatura de Netanyahu, de unos 400.000 euros en 2009 a 690.000 euros en 2012. El Estado también paga diversos gastos de manutención de las residencias privadas de Netanyahu, una en el exclusivo barrio de Rehavia, en Jerusalén, y otra en la localidad costera de Cesárea. Para limpiar esta última, en 2012, el Gobierno les concedió a los Netanyahu 66.000 euros. El último presupuesto anual de su familia para comidas y recepciones es de 100.000 euros. El de limpieza de la vivienda oficial asciende a 250.000 euros. Bibi y su mujer también necesitan maquillaje y peluquería.
El periodista del diario israelí Yedioth Ahronoth Shimon Shiffer recuerda que hace un año acompañó a Netanyahu a la ciudad de Eilat, en una visita a una mejorada valla de separación con Egipto. En el helicóptero le acompañaban varios asesores y guardaespaldas, además de dos misteriosos jóvenes con grandes maletas. “Bajo la influencia de las películas sobre lo que puede suceder en el avión del presidente norteamericano, pensé que podía tratarse de las maletas que contienen los códigos que activan las armas nucleares que se supone que Israel tiene”, dijo Shiffer. “Una breve investigación reveló algo menos heroico: los dos hombres eran peluqueros, que habían sido trasladados con el primer ministro a Eilat para que su cabello apareciera arreglado y peinado”.
Dos son, de hecho, los peluqueros y maquilladores que arreglan cada mañana al primer ministro y a su mujer, Sara. En 2012, el gasto mensual para esos menesteres fue de más de 1.200 euros. En 2009 se hicieron instalar en su residencia oficial un salón de peluquería, pagado, esta vez sí, de sus propios bolsillos. Los motivos que dio Netanyahu: de ese modo no tenía que cortar las calles de Jerusalén cada vez que él y su mujer decidieran desplazarse a la peluquería.
La primera ministra Golda Meir recibía a los miembros de su Gobierno en su cocina, mientras preparaba ella misma la comida, y sabía poco o nada de maquilladores. Su sucesor, Menájem Beguin, fundador de Likud, el partido de Netanyahu, solía desplazarse en aviones comerciales. El fotógrafo David Rubinger publicó recientemente en Yedioth Ahronoth una foto de ese primer ministro durmiendo incómodamente, encajado en dos butacas, en un viaje transatlántico. “Creo que la foto conmovió a la gente porque le recordó que en el pasado hubo un tiempo de humildad”, dijo Rubinger. Ehud Olmert lavaba los platos delante de los periodistas que le entrevistaban, por orden de su mujer, Aliza.
Los vuelos han sido el talón de Aquiles del rey Bibi. La furia israelí por su estilo de vida la desató la revelación, hace dos semanas, de que él y su mujer se habían hecho instalar una habitación en un avión de la compañía nacional El Al para viajar las 5 horas y 20 minutos de trayecto entre Tel Aviv y Londres, donde asistieron al funeral de Margaret Thatcher. El coste para las arcas del Estado fue de unos 105.500 euros.
En un reciente viaje a Shanghái con su mujer y sus dos hijos, Yir y Avner, Netanyahu se alojó en una suite cuyo coste habitual es de 14.600 euros por noche, según estimaron los medios de Israel. Finalmente, Pekín se hizo cargo de la factura, y lo que los israelíes no tuvieron que pagar se les cargó a los contribuyentes chinos. El sueldo medio de un israelí, según la Oficina Central de Estadísticas, es de unos 1.900 euros brutos mensuales.
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