Niño lector adulto
Bárbara Jacobs
El obituario que leí de
E. L. Konigsburg (Elaine Lobl Konigsburg) me intrigó y me conmovió
tanto que literalmente frenéticamente leí lo que encontré suyo de
inmediato y encargué lo demás, incluyendo la primera versión de una
película basada en una de sus novelas. Se trata de una autora muy
conocida, según me enteré, entre los niños de hoy y los que lo fueron
cuando ella empezó a publicar, que fue en los años 60 y en Estados
Unidos, donde nació y murió (1930-2013), famosa y muy querida. Escribió
literatura infantil y juvenil, ubicada en esa clasificación por
intenciones y voluntad propias, textos que además ella misma ilustró.
Ignoro si está traducida al español o a qué idiomas. Lo que pedí suyo es
su título más conocido, From the Mixed-Up Files of Mrs. Basil E. Frankweiler (algo así como textualmente De los archivos revueltos de la señora Basil E. Frankweiler), que
no sé con qué suerte correría, habrá corrido o corra en Hispanoamérica,
no tanto por el título como por el tema, pues trata de una niña y su
hermano menor que escapan de su casa para vivir en grande, aunque de
A mí se me antoja enormemente leerlo, pero mientras me llega por correo postal, leí su Talk Talk: A Children’s Book Author Speaks to Grown-Ups (que, aunque se pierda su sentido onomatopéyico de toc-toc, como hace quien llama a la puerta, y otros, como el de polizoneso de incógnitos, en el Metropolitan Museum of Art, en la ciudad de Nueva York. La autora ha contado que la inspiración para esta novela surgió de una ocasión en que sus hijos pequeños se quejaron porque en una excursión que ella les organizó echaron de menos las comodidades de su hogar, lo que a ella la llevó a pensar que, si un día sus niños dejaban la casa paterna, no se iban a conformar con nada que no compitiera con la elegancia del Metropolitan Museum of Art.
palabrería, podría traducirse formalmente como Plática tras plática: una autora para niños habla a los adultos o ... habla para adultos o ... se dirige a los adultos) que recibí electrónicamente en el acto. En efecto consiste en una reunión de pláticas más que de conferencias que la autora dio en diferentes lugares y ocasiones a lo largo de su muy fructífera y exitosa vida de escritora, pláticas que, por supuesto, trabajó sobre todo desde el punto de vista del estilo a la hora de reunirlas para su publicación.
ficticiaposible, sin pasar por, ni dirigirse a, la ciencia ficción en lo absoluto. Aunque hay que decir que es más que probable que E. L. Konigsburg deba a su mente científica pura su entrenamiento en la práctica de investigar o, lo que es lo mismo, en la de no asentar un solo dato –y aún menos ante un niño– que no se pueda fundamentar. Valor este que, en manos de Konigsburg, presta toda la autoridad de la ciencia no sólo a la ficción, sino a la ficción infantil, que no es poco decir.
Talk Talk... es el trabajo de un autor literario y culto; no sólo imaginativo y ma-- o pa-- ternal; de un autor conocedor de su materia prima, que es el lenguaje. Lo conoce, lo analiza, lo ama al grado de jugar con él. Me llama particularmente la atención la proclividad innata que Konigsburg tuvo hacia la literatura y el arte, pues no nació en un medio que la alentaran en este sentido. De ahí que impresione más la energía con la que se volcó a estas ocupaciones, la determinación que mostró para decir cuanto quisiera, con la claridad, con la verdad, con la que hay que exponer cualquier tema a un niño para no perder su atención ni por un instante, para estimular su curiosidad.
Avivó las mías. Estoy a la espera ansiosa de leer las aventuras de esos hermanos fugitivos que se atrevieron a abandonar todo, incluso la seguridad de la casa paterna, donde les iba bien, con tal de arriesgarse a experimentar con lo imposible.
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