Sin Messi, bandera blanca
La noticia de la ausencia del argentino conmocionó al Camp Nou ● Piqué: “Cuando alguien es tan superior solo queda felicitarle”
Luis Martín
Barcelona
1 MAY 2013 - 20:38 CET24
Messi, en el banquillo. / Emilio Morenatti (AP)
“…Y que Messi participe mucho”, recetó la víspera del partido Piqué
invitando a los barcelonistas a soñar ilusionados como niños en la
posibilidad de que el Barcelona lograra ayer la gesta de remontarle al
Bayern Múnich la ventaja que se traía del Allianz Arena en esta
semifinal. Pero Messi no pudo saltar al terreno de juego porque su
estado físico lo desaconsejó. Tampoco pudo contar Vilanova con Busquets,
pero tenía a Song. Y, aunque no sea lo mismo, el problema asustaba lo
justo, porque el camerunés ofrece siempre una solución, mejor o peor.
Pero no hay quien sustituya a Messi, y por ahí se le rompieron los
sueños al Barcelona antes de empezar el encuentro, cuando se supo su
ausencia.
No es lo mismo jugar con un 9 falso que jugar sin el 10 y ayer quedó de nuevo muy evidente. Le buscó Xavi y no estaba, le esperó Alves en sus carreras y nunca apareció, y cuando picaron Villa o Pedro, no encontraron sus pases en superioridad, así que le añoró el Barça, digno al inicio, pero fumigado por completo en el segundo tiempo. El premio de la final fue para el Bayern, que demostró una superioridad insultante. Entre los culés quedará la duda de que hubiera pasado si Messi hubiera podido competir, pero en la ida estuvo tieso y ayer en el banquillo. Con su baja, el Barcelona fue un monigote en manos de los alemanes.
La noticia de la suplencia del argentino conmocionó a los aficionados locales y sorprendió a los visitantes por igual, porque de Leo no había noticias desde su ultima genialidad en San Mamés. “La decisión ha sido consensuada entre el cuerpo técnico y los servicios médicos”, advirtieron fuentes oficiales del club antes del inicio del partido. Lesionado en el partido de ida de los cuartos de final, en París contra el PSG, La Pulga jugó media hora en la vuelta y su sola presencia intimidó a los franceses. Bastó con un rato para decidir el pase a las semifinales en el Camp Nou. A partir de esa noche, Leo participó en función de sus sensaciones y el criterio médico, antes que por la voluntad de Vilanova o la suya.
Messi llegó a tiempo de saltar al campo en Múnich, donde pisó el césped pero no jugó, y desde entonces se le cuidó soñando con tenerle a punto para afrontar el reto de la remontada. El pasado domingo reapareció en Bilbao, supuestamente en perfecto estado, marcó un golazo, así que se dio por hecho que estaba en condiciones de jugar de titular anoche. Le necesitaban sus compañeros y le temían los alemanes, pero Messi se quedó en el banco. Ni todo el orgullo del mundo, ese que se reclamaba al equipo desde el mosaico que recibió anoche a los futbolistas en el Camp Nou, alcanzó para suplir a La Pulga, que estaba para jugar media hora, pero que tras el primer gol, el de Robben, en el minuto tres de la segunda parte, ni se quitó el chándal. Vilanova levantó la bandera blanca.
¿Ha sido su día más amargo en el Barça?, le preguntaron a Piqué en
Canal + al término del choque. “Quizá sí... Nada que reprocharnos,
cuando un equipo es tan superior solo queda felicitarle. Leo es un
grandísimo jugador, pero con Leo o sin Leo creo que el resultado hubiera
sido el mismo”, dijo Piqué, quien agregó: “Ahora hay que acabar la Liga
lo mejor posible y pensar en algún tipo de decisión para el año que
viene”.
Tras las palabras de Piqué, Sandro Rosell, presidente azulgrana, felicitó al Bayern por ser “claramente superior”. Rosell se mostró orgulloso de sus jugadores y subrayó que el club y su afición habían sabido perder ante un rival para el que vaticinó el título final. Respecto a las palabras de Piqué reclamando medidas, el máximo dirigente se limitó a aplazar el análisis hasta el final de temporada. “Habrá que preguntar a Piqué...”, deslizó.
No es lo mismo jugar con un 9 falso que jugar sin el 10 y ayer quedó de nuevo muy evidente. Le buscó Xavi y no estaba, le esperó Alves en sus carreras y nunca apareció, y cuando picaron Villa o Pedro, no encontraron sus pases en superioridad, así que le añoró el Barça, digno al inicio, pero fumigado por completo en el segundo tiempo. El premio de la final fue para el Bayern, que demostró una superioridad insultante. Entre los culés quedará la duda de que hubiera pasado si Messi hubiera podido competir, pero en la ida estuvo tieso y ayer en el banquillo. Con su baja, el Barcelona fue un monigote en manos de los alemanes.
La noticia de la suplencia del argentino conmocionó a los aficionados locales y sorprendió a los visitantes por igual, porque de Leo no había noticias desde su ultima genialidad en San Mamés. “La decisión ha sido consensuada entre el cuerpo técnico y los servicios médicos”, advirtieron fuentes oficiales del club antes del inicio del partido. Lesionado en el partido de ida de los cuartos de final, en París contra el PSG, La Pulga jugó media hora en la vuelta y su sola presencia intimidó a los franceses. Bastó con un rato para decidir el pase a las semifinales en el Camp Nou. A partir de esa noche, Leo participó en función de sus sensaciones y el criterio médico, antes que por la voluntad de Vilanova o la suya.
Messi llegó a tiempo de saltar al campo en Múnich, donde pisó el césped pero no jugó, y desde entonces se le cuidó soñando con tenerle a punto para afrontar el reto de la remontada. El pasado domingo reapareció en Bilbao, supuestamente en perfecto estado, marcó un golazo, así que se dio por hecho que estaba en condiciones de jugar de titular anoche. Le necesitaban sus compañeros y le temían los alemanes, pero Messi se quedó en el banco. Ni todo el orgullo del mundo, ese que se reclamaba al equipo desde el mosaico que recibió anoche a los futbolistas en el Camp Nou, alcanzó para suplir a La Pulga, que estaba para jugar media hora, pero que tras el primer gol, el de Robben, en el minuto tres de la segunda parte, ni se quitó el chándal. Vilanova levantó la bandera blanca.
El Barça sabe ganar y perder, y creo que hemos caído ante el campeón
Sandro Rosell, presidente del Barcelona
Tras las palabras de Piqué, Sandro Rosell, presidente azulgrana, felicitó al Bayern por ser “claramente superior”. Rosell se mostró orgulloso de sus jugadores y subrayó que el club y su afición habían sabido perder ante un rival para el que vaticinó el título final. Respecto a las palabras de Piqué reclamando medidas, el máximo dirigente se limitó a aplazar el análisis hasta el final de temporada. “Habrá que preguntar a Piqué...”, deslizó.
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