viernes, 26 de abril de 2013

Alemania-España

Desde la profunda amistad

Los reproches que se le hacen a Alemania contienen desvaríos lamentables

Con ocasión del VII Foro Hispano-Alemán celebrado la semana pasada se reunieron en Madrid personalidades de alto rango. El encuentro llega en el momento justo. Precisamente en la actual crisis económica y financiera necesitamos el diálogo franco y amistoso sobre sus causas y las recetas para superarla. Lamentablemente dicho diálogo no siempre se mantiene del modo honesto y limpio que cabría esperar entre amigos.
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania persigue una política de hegemonía y dominio y quiere imponer a sus socios una Europa alemana, pues ello no se corresponde con los hechos. El Gobierno y la inmensa mayoría de la población alemana comparten una misma opinión: la superación de la crisis requiere una integración europea más profunda, una mayor coordinación de las políticas económica, fiscal y social. Alemania está dispuesta a ello. Y el debate demostrará si los demás también lo están. En relación con los reproches que se le hacen a Alemania, en la prensa española ha habido desvaríos lamentables. Así, se ha difamado la política del Gobierno alemán, afirmando que se trata de la continuación de la criminal política de conquista de la Alemania nacionalsocialista. Semejante estupidez se descalifica a sí misma. Y, ¿dónde estaban los amigos españoles cuando se trataba de defender a la canciller federal Angela Merkel de tales calumnias?
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania solo persigue sus propios intereses, pues ello no se corresponde con los hechos. Desde que comenzara la crisis el Gobierno alemán persigue un enfoque de amplio alcance que ataje de raíz los problemas de la zona euro, para que esta logre una competitividad duradera. Queremos una profundización del mercado interior. Hemos impulsado la unión fiscal para una consolidación duradera de las finanzas estatales de los miembros de la eurozona y queremos la unión bancaria para una mejor supervisión de los bancos de relevancia sistémica. Y necesitamos la profundización de la unión política para la legitimación de una ulterior integración. La República Federal de Alemania siempre ha definido sus intereses dentro de un marco de referencia europeo. Y así seguirá haciéndolo.
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania es insolidaria y deja en la estacada a sus socios, pues ello no se corresponde con los hechos. Alemania sostiene una gran parte de los riesgos resultantes de los paquetes de rescate. En total Alemania ha asumido garantías por importe de unos 300.000 millones de euros. El Bundestag alemán aprobó todas estas medidas por mayoría arrolladora. Ello demuestra que el Gobierno alemán tiene plena capacidad de acción incluso antes de las elecciones generales de septiembre. Hace pocas semanas los jefes de Estado y de Gobierno aprobaron el marco financiero de la UE de los próximos siete años: Alemania continuará aportando al presupuesto europeo más de lo que recibirá, a saber, 11.500 millones de euros anuales. De este dinero también se beneficiará España, que continúa percibiendo pagos más altos de los que aporta.
La consolidación presupuestaria no es incompatible con la política de crecimiento
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania impone una política de austeridad que todo lo estrangula, pues ello no se corresponde con los hechos. Es una troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional la que mantiene negociaciones con los países con dificultades, en particular sobre la consolidación presupuestaria. Además, todas las decisiones importantes se aprueban por unanimidad, lo que significa que España también las ha secundado. La consolidación presupuestaria no es incompatible con la política de crecimiento. En la actualidad no estamos ante una crisis coyuntural, las causas son más bien de naturaleza estructural. La combinación de consolidación presupuestaria con reformas estructurales para un incremento de la competitividad es la base del crecimiento y el empleo.
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania no hace nada por el crecimiento en Europa, pues ello no se corresponde con los hechos. En la década pasada Alemania sentó las bases de un crecimiento sostenible con reformas estructurales y asimismo dolorosas. Por ello ha podido sortear la crisis mejor que muchos otros socios. En las negociaciones de los convenios colectivos los sindicatos pudieron imponer importantes incrementos salariales. De este modo pudo aumentar la demanda interna. Otros requisitos irrenunciables para el crecimiento y el empleo son la investigación y el desarrollo. Alemania casi ha alcanzado el objetivo europeo de inversión fijado para este ámbito, que es el 3% del PIB. Así establecemos las bases para que Alemania continúe siendo el motor del crecimiento de Europa.
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania ignora las consecuencias sociales de los ajustes estructurales necesarios, pues ello no se corresponde con los hechos. El Gobierno federal ha abogado con insistencia por que se aprobara un pacto de crecimiento a escala europea. Dicho pacto prevé emplear 55.000 millones de euros para proyectos que pueden generar un mayor crecimiento y más empleo. Hasta la fecha la Comisión Europea ha repartido entre ocho países miembros con el mayor paro juvenil unos 16.000 millones de euros para promover el empleo para jóvenes. Además, Alemania apoya a España, al igual que a otros Estados miembros, en la implantación de la formación profesional dual.
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que Alemania se está enriqueciendo a costa de los socios, pues ello no se corresponde con los hechos. Efectivamente, Alemania tiene unos costes de financiación muy bajos. Estas favorables condiciones de refinanciación también benefician a los países que tuvieron que recurrir a un paquete de rescate: el MEDE puede asumir créditos ventajosos gracias a la confianza de los inversores en la solidez y la capacidad financiera de Alemania y otros países “triple A”. Estas condiciones favorables se trasladan a los países que asumen créditos. Por ello Alemania no obtiene ningún beneficio de los créditos de rescate, sino que, por el contrario, asume un riesgo muy alto.
En la década pasada, Alemania ha realizado reformas estructurales que han sido dolorosas
Me cansa tener que leer u oír una y otra vez que, por motivos egoístas, Alemania se opone al supuesto único instrumento eficaz en la lucha contra la crisis, el eurobono, pues ello no se corresponde con los hechos. Alemania rechaza los eurobonos porque agudizarían la crisis: con la comunitarización estos reducen los estímulos para mantener una disciplina presupuestaria y frenan así el necesario proceso de ajustes. La Unión Europea no es un Estado y, por ello, se contravendrían todos los principios democráticos fundamentales si un Parlamento nacional pudiera tomar decisiones con consecuencias para los presupuestos de los socios. Y, ¿por qué debería el contribuyente en Alemania asumir riesgos de responsabilidad por decisiones en las que no puede influir?
Para Alemania la solidaridad va de la mano de la solidez. Unos presupuestos sólidos y el crecimiento no son opuestos, sino que más bien se condicionan mutuamente. En Europa la clave de un crecimiento y empleo mayores es el incremento de nuestra competitividad. No hacemos las reformas por hacerlas, sino por hacer que el modelo de sociedad europeo tenga capacidad de futuro. Tanto a escala nacional como europea necesitamos determinación y acción. La capacidad para trabajar juntos, el espíritu de equipo y el juego limpio deben caracterizar nuestra lucha común por la superación de la crisis.
Reinhard Silberberg es embajador de la República Federal de Alemania en España.

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