miércoles, 24 de abril de 2013

Messi no jugó

Messi salta al campo pero no juega

El delantero argentino, renqueante, sin balón y sin regate, completa uno de los peores partidos que se le recuerdan

Mario Gómez se encara con Messi tras una entrada. / m. dalder (reuters)

La estadística oficial de la UEFA dice que Messi tiró una vez en el partido, pero en la memoria de los millones de personas que vieron el partido quedará el recuerdo por siempre de la noche que la Pulga saltó al campo y no jugó. Siendo cierto, como dice el resumen estadístico del encuentro, que el argentino sumó 57 pases y perdió el balón 14 veces, resulta más esclarecedor otro dato: de las 11 ocasiones que intentó el regate, solo le salieron bien dos. Es un dato tan inusual como absolutamente revelador de su poca inspiración en el Allianz Arena de Múnich. El rosarino, máximo goleador de las últimas cuatro ediciones de la Liga de Campeones (9, 8, 12 y 14), lleva ocho goles en esta edición en que su trayectoria se vio perturbada por la lesión que sufrió el 2 de abril en París, en el partido de ida de los cuartos de final contra el PSG.
Ante el Bayern cuajó el peor partido de cuantos ha disputado en la Champions, al menos en lo que va de curso, porque más allá de lo que generen las sensaciones, lo demuestra una evidencia: tocó el balón solo 76 veces en todo el partido, su peor cifra esta temporada. Para el técnico alemán, Jupp Heynckes, la razón obedece, principalmente, al buen trabajo del grupo que prepara. “Ha sido importante defender como colectivo. El Barça no es solo Messi, pero debido al rendimiento de mi equipo ganamos el partido”, dijo. Una vez más evitó limitar el análisis sobre el Barcelona a Messi.
De las 11 ocasiones que intentó el regate, solo le salieron bien dos: un dato tan inusual
Mientras, Leo, en la zona mixta, asumió lo evidente. “Es un 4-0 y es complicado remontarlo porque el Bayern es un equipo muy bueno, pero intentaremos lograrlo en casa y hacer los goles que necesitamos”. Insistió: “Lo intentaremos aunque esté difícil”. Y acto seguido justificó su presencia en el equipo titular: “Me sentía bien. Hacía días que no jugaba y por ahí no estaba en la mejor manera, pero me sentía bien”.
A Messi le defendió también Roura, portavoz del cuerpo técnico. “Leo ha hecho un esfuerzo muy grande por poder estar aquí, ha hecho lo que ha podido. Una vez, más orgulloso de lo que ha hecho por poder estar aquí”. No fue suficiente. Que Leo podía jugar es medicamente probable, que no lo hizo resulta evidente.
A Leo no le marcó nadie en especial, le pasó el Bayern por encima. Y Alves le disculpó cuando le preguntaron por lo trascendente de la dependencia de Messi en noches como la de ayer. “Es lo de siempre”, empezó diciendo el lateral brasileño. “Cuando perdemos se habla de eso. No es cuestión de que Messi haya jugado mejor o peor o de que sea más o menos decisivo. Hemos perdido todos. Leo es el mejor del mundo y evidentemente que es decisivo para nosotros, pero eso no es nuevo. Siempre es así, su incidencia es decisiva siempre porque es el mejor”. Excepto en esta ocasión en que fue, probablemente, el peor de un partido en el que no existió más que de manera prácticamente testimonial. Messi no fue Messi porque no pudo o porque el Bayern Múnich no le dejó. Al final resultó que el mundo descubrió que Leo es humano y también puede jugar mal. O no jugar prácticamente, justo lo que le ocurrió.

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