Esto no es una subida de impuestos, solo es una “novedad tributaria”
El Gobierno sortea las palabras incómodas para hablar de impuestos o las revisiones económicas
Aquel "recargo temporal de solidaridad" que anunció
el Gobierno hace más de un año, una subida del IRPF que parecía
impronunciable para el Gobierno, tras una campaña electoral en la que se
había prometido no subir los impuestos, ha cambiado hoy de nombre. El
ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se refirió a aquella
modificación como un "gravamen complementario" que,
aunque tenía que aplicarse solo durante 2013, se prolongaría un año más.
El anunció vino tras recalcar que no se incrementarían ni el IVA ni el
IRPF.
Es un ejemplo de los giros lingüísticos que el viernes usó el Gobierno para presentar su nuevo programa de reformas y plan de estabilidad hasta 2015. Reformas para hablar de recortes o desaceleración por crisis son algunos de recursos eufemísticos que la clase política tiende a utilizar para dar malas noticias. Es similar a cuando el Banco Central Europeo (BCE) convertía la rebaja de sueldos en una "devaluación competitiva de los salarios".
Hoy, por ejemplo, no es que el Gobierno haya empeorado las previsiones económicas para este año (de una caída del 0,5% a una del 1,3%), sino que, usando las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el Ejecutivo procedía a "reordenar las cifras" del cuadro macroeconómico.
Pero dentro del catálogo de palabras ingratas para el político, la subida de impuestos ocupa un lugar capital y por eso genera el mayor rosario de eufemismos, perífrasis o rodeos. Montoro, insistiendo en que no se incrementaría ningún tributo, sí advirtió de que se procedería a "ajustar algunos impuestos" en el ámbito medioambiental y los impuestos especiales "para converger en con Europa".
El ministro de Hacienda, que admitió que se crearía una nueva figura impositiva indirecta de tipo medioambiental, no quiso concretar qué impuestos se subirían al referirse a la "novedad tributaria".
El ministro de Economía, Luis de Guindos, también suele obstinarse en diferenciar entre "crecimiento positivo" o "crecimiento negativo", para referirse a la recesión. Esta vez, Guindos ha vaticinado "tasas de crecimiento positivo" (como si hacerlo de forma negativa fuese crecer también) en 2014. El exprimer ejecutivo de Lehman Brothers en España es muy propenso al tecnicismo financiero, hasta el punto de que hoy, al hablar de los indicadores económicos, no dejaba de utilizar la inquietante expresión de "envolventes". "Son hipótesis que han dado lugar a unas envolventes muy prudentes", se ha llegado a despachar al hablar de las previsiones.
Los tecnicismos -de forma voluntaria o fortuita- también acaban por dificultad la comprensión de muchas medidas que se adoptan. Así, los ciudadanos han descubierto hoy que se va a aprobar una "ley de desindexación de la economía", que no significa otra que el coste de los contratos públicos ya no se vinculará a la evolución de los precios.
La lengua castellana hace piruetas en manos de los políticos. En la nota de prensa enviada por Moncloa hoy se usa "flexionar" para hablar del paro: "La tasa de paro flexiona en 2014 (hasta el 26,7% de la población activa), para situarse por debajo del 25% en 2015".
Es un ejemplo de los giros lingüísticos que el viernes usó el Gobierno para presentar su nuevo programa de reformas y plan de estabilidad hasta 2015. Reformas para hablar de recortes o desaceleración por crisis son algunos de recursos eufemísticos que la clase política tiende a utilizar para dar malas noticias. Es similar a cuando el Banco Central Europeo (BCE) convertía la rebaja de sueldos en una "devaluación competitiva de los salarios".
Hoy, por ejemplo, no es que el Gobierno haya empeorado las previsiones económicas para este año (de una caída del 0,5% a una del 1,3%), sino que, usando las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el Ejecutivo procedía a "reordenar las cifras" del cuadro macroeconómico.
Pero dentro del catálogo de palabras ingratas para el político, la subida de impuestos ocupa un lugar capital y por eso genera el mayor rosario de eufemismos, perífrasis o rodeos. Montoro, insistiendo en que no se incrementaría ningún tributo, sí advirtió de que se procedería a "ajustar algunos impuestos" en el ámbito medioambiental y los impuestos especiales "para converger en con Europa".
El ministro de Hacienda, que admitió que se crearía una nueva figura impositiva indirecta de tipo medioambiental, no quiso concretar qué impuestos se subirían al referirse a la "novedad tributaria".
El ministro de Economía, Luis de Guindos, también suele obstinarse en diferenciar entre "crecimiento positivo" o "crecimiento negativo", para referirse a la recesión. Esta vez, Guindos ha vaticinado "tasas de crecimiento positivo" (como si hacerlo de forma negativa fuese crecer también) en 2014. El exprimer ejecutivo de Lehman Brothers en España es muy propenso al tecnicismo financiero, hasta el punto de que hoy, al hablar de los indicadores económicos, no dejaba de utilizar la inquietante expresión de "envolventes". "Son hipótesis que han dado lugar a unas envolventes muy prudentes", se ha llegado a despachar al hablar de las previsiones.
Los tecnicismos -de forma voluntaria o fortuita- también acaban por dificultad la comprensión de muchas medidas que se adoptan. Así, los ciudadanos han descubierto hoy que se va a aprobar una "ley de desindexación de la economía", que no significa otra que el coste de los contratos públicos ya no se vinculará a la evolución de los precios.
La lengua castellana hace piruetas en manos de los políticos. En la nota de prensa enviada por Moncloa hoy se usa "flexionar" para hablar del paro: "La tasa de paro flexiona en 2014 (hasta el 26,7% de la población activa), para situarse por debajo del 25% en 2015".
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