jueves, 25 de abril de 2013

Multimillonarios filántropos

Gates y Slim contra la polio

Los dos grandes magnates se han aliado para erradicar esa enfermedad de la faz de la Tierra

marcos balfagón

No hay empresa pequeña ni objetivo menor para los grandes magnates. Los dos hombres más ricos del mundo, Carlos Slim (73.000 millones de dólares) y Bill Gates (67.000), se han aliado para erradicar la polio de la faz de la Tierra. Si lo consiguen, será la segunda gran enfermedad, después de la viruela, que la humanidad logra hacer desaparecer. Para ello Bill Gates ha lanzado un plan de seis años y 5.500 millones de dólares, de los que 1.800 irán a su cargo, y ha convencido al magnate mexicano Carlos Slim para que aporte 100 millones a un proyecto que combina la osadía y el sentido de la oportunidad con el rigor y la eficiencia en la gestión.
O ahora o nunca, dijeron en su presentación, en Abu Dabi. Gracias a los esfuerzos hechos, la polio ha retrocedido hasta quedar enquistada en solo tres países: Nigeria, Pakistán y Afganistán. Nunca había estado tan débil y por eso ahora es posible la erradicación, pero si no se actúa rápido y con decisión, podría volver a expandirse. El ejemplo de las dos primeras fortunas ha seducido a otros magnates, como el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Pero Bill Gates siempre mira más allá. El espíritu innovador que le llevó a crear Microsoft impregna ahora los postulados filosóficos de la Fundación Melinda y Bill Gates. En su conferencia anual celebrada en Seattle, abanderó la idea de la disrupción positiva para el cambio global, un concepto que propugna “desafiar” las estructuras tradicionales para lograr cambios que permitan transformar el mundo. Ejemplo de estructura tradicional en la lucha contra el sida sería la Iglesia católica cuando se opone al uso del preservativo. Y ejemplo de disrupción positiva sería, en un país islamista, garantizar que las niñas continúen en la escuela. La filantropía no puede quedarse en las buenas obras. Ha de servir para cambiar el mundo, sostiene.
La forma de ayudar no es neutra. Hace unos días, otro magnate que dedica gran cantidad de dinero a filantropía, George Soros, fue preguntado en Barcelona qué opinaba de los paraísos fiscales. Y vino a responder que los utiliza porque le permiten ganar más dinero, y poder luego invertir en sus Open Society. Aunque el fin sea loable, la forma de conseguirlo no parece muy disruptiva.

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