Vargas Llosa vuelve a Perú con un melodrama: ‘El héroe discreto’
El Nobel peruano publicará el 12 de septiembre su nueva novela.
La historia de dos hombres que luchan contra el destino adverso
La próxima novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto,
es un doble feliz reencuentro del Nobel peruano con su vida y su
literatura y de los lectores con él y su territorio literario. Primero
porque después de 15 años Lima y Piura, las dos ciudades peruanas donde
se crio el escritor, vuelven a protagonizar sus ficciones, y segundo
porque ha recuperado a varios de sus personajes literarios como el
sargento Lituma, de Lituma en los Andes, y a don Rigoberto, de Los cuadernos de don Rigoberto. La nueva obra del Nobel la publicará Alfaguara el 12 de septiembre en una edición simultánea en el mundo hispanohablante. Este anuncio coincide con el comienzo del rescate de toda su obra dramática, a partir de mañana, en el Teatro Español de Madrid, con el estreno de La Chunga.
El héroe discreto narra la historia de dos hombres, Felícito Yanaqué e Ismael Carrera, que luchan contra sus destinos adversos más allá de las mezquindades y según sus ideales y deseos. Una novela en clave de melodrama, esparcida de humor, que transcurre en el Perú más actual, pujante, ilusionado y paradójico, donde Piura y Lima “ya no son espacios físicos, sino reinos de la imaginación poblados por sus personajes”.
Ambos protagonistas son, a su modo, según la editorial, “discretos rebeldes que intentan hacerse cargo de sus propias vidas”. Mientras Felícito es un pequeño empresario en Piura que es extorsionado, Ismael tiene una exitosa aseguradora en Lima, e intenta vengarse de sus dos hijos holgazanes que trataron de matarlo. Mientras Felícito se aferra a unas pocas máximas para sentar cara al chantaje, dice la editorial, Ismael desafía las convenciones de su clase.
Vargas Llosa (Arequipa, 1936) habló de su novela en el Hay Festival de Cartagena de Indias, de enero pasado. Desveló que antes de viajar acababa de escribir la última palabra. Entre las pocas cosas que dijo fue: "Mi ambición es que cuando ya no esté, esta novela sobreviva medio siglo como La ciudad y los perros". Entonces dio algunas pinceladas al confirmar que volvía a la Lima, a la Lima de hoy: “Mi país vive afortunadamente un período muy positivo en democracia”. Además, recordó que allí se desarrolla una política de apertura "donde se defiende la propiedad privada como un estímulo para impulsar a una sociedad a la riqueza”.
Clásicas son ya sus novelas que tienen como escenario a Lima: La ciudad y los perros, su exitoso debut novelístico de 1962, y Conversación en La Catedral, que lo confirmó en 1969 como una de las voces clave de la literatura en español, por ejemplo.
Vargas Llosa centra de nuevo sus novelas en Perú después de Los cuadernos de don Rigoberto en 1997. Vuelve a su tierra tras un periplo literario que lo ha llevado por África y el Amazonas, en El sueño del Celta; Londres, Japón, Lima o Madrid en Travesuras de la niña mala; Francia y un Perú evocado en El paraíso en la otra esquina; y la República Dominicana de Trujillo en La fiesta del Chivo.
El héroe discreto narra la historia de dos hombres, Felícito Yanaqué e Ismael Carrera, que luchan contra sus destinos adversos más allá de las mezquindades y según sus ideales y deseos. Una novela en clave de melodrama, esparcida de humor, que transcurre en el Perú más actual, pujante, ilusionado y paradójico, donde Piura y Lima “ya no son espacios físicos, sino reinos de la imaginación poblados por sus personajes”.
Ambos protagonistas son, a su modo, según la editorial, “discretos rebeldes que intentan hacerse cargo de sus propias vidas”. Mientras Felícito es un pequeño empresario en Piura que es extorsionado, Ismael tiene una exitosa aseguradora en Lima, e intenta vengarse de sus dos hijos holgazanes que trataron de matarlo. Mientras Felícito se aferra a unas pocas máximas para sentar cara al chantaje, dice la editorial, Ismael desafía las convenciones de su clase.
Vargas Llosa (Arequipa, 1936) habló de su novela en el Hay Festival de Cartagena de Indias, de enero pasado. Desveló que antes de viajar acababa de escribir la última palabra. Entre las pocas cosas que dijo fue: "Mi ambición es que cuando ya no esté, esta novela sobreviva medio siglo como La ciudad y los perros". Entonces dio algunas pinceladas al confirmar que volvía a la Lima, a la Lima de hoy: “Mi país vive afortunadamente un período muy positivo en democracia”. Además, recordó que allí se desarrolla una política de apertura "donde se defiende la propiedad privada como un estímulo para impulsar a una sociedad a la riqueza”.
Clásicas son ya sus novelas que tienen como escenario a Lima: La ciudad y los perros, su exitoso debut novelístico de 1962, y Conversación en La Catedral, que lo confirmó en 1969 como una de las voces clave de la literatura en español, por ejemplo.
Vargas Llosa centra de nuevo sus novelas en Perú después de Los cuadernos de don Rigoberto en 1997. Vuelve a su tierra tras un periplo literario que lo ha llevado por África y el Amazonas, en El sueño del Celta; Londres, Japón, Lima o Madrid en Travesuras de la niña mala; Francia y un Perú evocado en El paraíso en la otra esquina; y la República Dominicana de Trujillo en La fiesta del Chivo.
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