domingo, 21 de abril de 2013

Paraguay, los Colorados

Las encuestas a pie de urna en Paraguay otorgan la victoria al Partido Colorado

Los artífices de la destitución del antiguo obispo Fernando Lugo retoman el poder

El nuevo presidente se enfrenta al reto de reintegrar al país en Mercosur y Unasur

El candidato del Partido Colorado Horacio Cartes. / P. PORCIUNCULA (AFP)

A las cuatro de la tarde cerraron las urnas en Paraguay y la sede del Partido Colorado, en Asunción, se pobló de gente que celebraba la victoria. A lo largo de todo el día, las encuestas a pie de urna otorgaban a los colorados una victoria sobre los liberales de unos 13 puntos porcentuales. Varios portavoces liberales advirtieron que esos sondeos los efectuaban empresas privadas y que aún se estaba en el proceso de cómputo de votos, pero las calles de Asunción se llenaron de coches, camisetas y globos rojos. En la sede del partido empezaron a tirar cohetes.
En realidad, la campaña por las presidenciales que se celebraron este domingo en Paraguay comenzaron el 22 de junio de 2012 con la destitución del entonces presidente Fernando Lugo. Aquel día, el Senado se pronunció “por la condena” política de Lugo, con 39 votos a favor, cuatro en contra y dos ausencias la destitución del presidente. Concluía así, de forma fulminante, el mandato del antiguo obispo que colocó en 2008 a Paraguay en el mapa internacional, cuando terminó con 60 años de mandato ininterrumpido del Partido Colorado. Los seguidores de Lugo alegaron que el juicio, previsto en la Constitución de 1992, estuvo plagado de irregularidades. Y lo tacharon de “golpe institucional”.
El Congreso obvió la denuncia y designó como presidente al liberal Federico Franco. Pero los Gobiernos de Argentina, Brasil y Uruguay decidieron retirar a Paraguay del Mercado Común del Sur (Mercosur) hasta que no se celebraran nuevos comicios en abril. La misma resolución adoptaron los 11 integrantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Finalmente, el domingo fueron convocados 3,5 millones de votantes a unas elecciones en las que los principales favoritos para el sillón presidencial fueron dos artífices de la destitución de Lugo: el liberal Efraín Alegre y el colorado Horacio Cartes. Fernando Lugo se tuvo que conformar con la candidatura como senador, desde la que intentará amalgamar a la izquierda como tercera fuerza política en el país.
Una semana antes de su propia destitución, Lugo expulsó del Gobierno a su ministro de Obras Públicas, el liberal Efraín Alegre, tras acusarle de usar el ministerio para preparar la carrera hacia la presidencia. Pero el verdadero muñidor de la “condena”, según Lugo, fue el empresario tabacalero Horacio Cartes, quien se convertiría en el candidato del Partido Colorado. Alegre y Cartes compitieron duramente en unas elecciones en la que no faltaron las graves acusaciones. Pero las encuestas siempre dieron como favorito a Cartes. Este empresario de 56 años no tenía ninguna experiencia política hasta hace tres años. Ni siquiera aparecía en ningún censo electoral, lo cual significa que éstas serán las primeras elecciones en las que vota. Tampoco contaba con un requisito básico para aspirar a la candidatura presidencial: los estatutos de la Asociación Nacional Republicana –nombre oficial del Partido Colorado- exigían una antigüedad mínima de diez años como afiliado-. Pero ese pequeño escollo lo solventó Cartes promoviendo la modificación de los estatutos en enero de 2011.
Sobre Cartes planea la sombra de haber levantado su fortuna mediante el narcotráfico, el contrabando de tabaco y el lavado de dinero. Él suele alegar que ningún tribunal lo condenó jamás por esos delitos. Pero eso no impidió que Alegre le llamase “narco” y que la esposa del candidato liberal, Mirian Irún, protagonizara un anuncio electoral en el que llamaba al voto “como madre”, porque no quiere un país controlado por la droga y la violencia.
Finalmente, Cartes llegó al día de las elecciones como claro favorito. Incluso a pesar de haber afirmado, cuando le preguntaron sobre el matrimonio gay, que se pegaría “un tiro en las bolas” si su hijo quisiera casarse con otro hombre. La inversión que hizo en el Partido Colorado parecía muy rentable.

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