domingo, 5 de mayo de 2013

Messi gana solo

Messi hace suya la Liga

La actuación del argentino, autor de dos goles, es capital para revertir un partido que tenía mala pinta para el Barcelona por su desacierto ante la portería de un destensado Betis

Messi celebra su primer gol del partido / ALBERT GEA (REUTERS)

Aunque el trofeo será merecidamente para el Barcelona, superior en el campeonato al Real Madrid, la Liga debería llevar el nombre de Leo Messi. Los efectos de la messidependencia son infinitos para suerte del equipo de Vilanova. Ni siquiera el duende del Betis sirve de antídoto ante el embrujo del 10. Ayer se constató en el Camp Nou en un momento de máximo dramatismo para el Barça. No había manera de meter un gol, el estadio se había quedado mudo y los verdiblancos ganaban como quien no quiere la cosa, dichosos y festivos, igual que cuando Sóbis aguó la fiesta del estadio en la dichosa Liga de Rijkaard. Ya no se le podía pedir nada más a Tello, se sabía que no era el día de Villa, incluso se había apagado la luz de Iniesta, nadie daba un duro por el pobre Alexis y se cruzaban apuestas de que en cualquier jugada le podía caer el tercero a Pinto. La gent blaugrana, nuevamente fatalista, no paraba de echar cuentas: ¿peligraba el título?

BARCELONA, 4 - BETIS, 2

Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Adriano, Jordi Alba; Xavi, Song (Busquets, m.87), Iniesta; Alexis (Thiago, m.78), Villa (Messi, m.55) y Tello. No utilizados: Oier, Bartra, Montoya y Deulofeu.
Betis: Adrián; Chica, Mario, Amaya, Álex Martínez; Rubén Pérez, Nosa (Campbell, m.68), Salva Sevilla (Vadillo, m.58); Pabón, Jorge Molina (Beñat, m.45) y Rubén Castro. No utilizados: Fabricio, Varela, Caro y Juan Carlos.
Goles: 0-1. M. 2. Pabón. 1-1. M.8. Alexis. 1-2. M. 42, Rubén Pérez. 2-2. M. 55. Villa. 3-2. M.59. Messi. 4-2. M. 71. Messi.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Adriano y Rubén Pérez.
Camp Nou: 67.185 espectadores.
Asomó entonces la cabeza Messi y, sin salir al campo, a pie de cancha, solo con anunciar su entrada en escena, cambió la suerte del encuentro, el humor del equipo y la cara de la afición: marcó Villa y marcó después naturalmente Messi. Metió dos y se cabreó como una mona porque el portero le negó el tercero en la última jugada. Ya no eran entonces los gafes y los rivales los que andaban con las cábalas. Había quedado escrito que con los 46 goles de Messi al Barcelona solo le faltan dos puntos en las próximas cuatro jornadas para cantar el alirón. Incluso puede ser campeón sin jugar el próximo miércoles si el Madrid no gana al Málaga en partido adelantado que se juega en el Bernabéu (21.30).
Apareció Messi y el Camp Nou ovacionó incluso a Alexis Sánchez cuando fue sustituido por Thiago. Los poderes del 10 revertieron un partido que tenía mala pinta para el Barcelona, tanto en la cancha como en la grada, porque le faltaban muchos futbolistas y había menos gente que nunca en el Camp Nou. A Tito le cuesta mucho cuadrar la alineación últimamente, agotado como está el plantel, plagado de lesionados, y la hinchada está más expectante que activa, como si hubiera decidido aguardar a que le lleven la Liga. La dejadez azulgrana se dejó sentir al poco de ponerse la pelota en juego cuando Pinto sacó mal de portería y tanto Adriano como Jordi Alba habilitaron la entrada de Pabón para que desde la derecha cruzara a la red el 0-1.
Apretaban muy arriba los verdiblancos y a los azulgrana les costó salir del uno contra uno dispuesto en los distintos sectores del campo por Mel. El gol del Betis aumentó por momentos la tensión de la jornada para el Barça. Hasta que apareció Iniesta. El manchego aceleró por la izquierda y puso un buen centro que cabeceó Alexis: 1-1. Un alivio mayúsculo para el Barça.
A partir del empate, los azulgrana se serenaron y no tuvieron excesivas dificultades para llegar al área de Adrián. Movía bien el balón Iniesta, fino y delicado, mientras Tello regateaba y desbordaba, excelente como velocista, siempre descarado, extremo por definición, un tormento para la zaga del Betis, igualmente enfilada por el agresivo Alexis. El encuentro se puso a pedir de boca para un delantero centro como Villa.
El conjunto azulgrana será campeón este miércoles si el Madrid no gana al Málaga
Ayer no estaba Cesc por sanción y volvía a sentarse en el banquillo Messi, de manera que el Barça paró una alineación muy ortodoxa, rematada por el 9 clásico, la demarcación soñada por Villa, obligado normalmente a caer a la banda o a faenar para el 10. Al asturiano le dejaron hasta cuatro veces consecutivas ante el meta y falló las cuatro por no saber ajustar el tiro. Harto ya de poner centros, imperial en el flanco izquierdo, Tello intentó decidir el encuentro por su cuenta con una jugada excepcional que acabó con un remate que dio en la parte inferior del larguero y botó sobre la raya de gol de Adrián.
Negado en ataque, el Barcelona fue de nuevo sorprendido en defensa después que Rubén Pérez enganchara un tiro desde fuera del área que se coló por la escuadra derecha de Pinto, sustituto del lesionado Valdés: 1-2. Aunque de manera discutible (11 disparos contra cinco a favor del Barcelona), el marcador había sido respetuoso con el currículo de las dos delanteras cuando se llegó al descanso: 32 goles de los tres atacantes del Betis por 20 de los del Barça. El partido se ponía de nuevo cuesta arriba para los muchachos de Vilanova.
Las desatenciones de la zaga azulgrana acostumbran a ser tantas que cuando se dejan de poner goles a favor de por medio peligra siempre el resultado, y más frente al tercer máximo goleador de la Liga en campo contrario como es el Betis. A Tito no le quedó más remedio que poner a calentar a Messi porque el Barcelona había quedado desconectado y fuera de onda: hasta Tello fallaba en el control del cuero y se daba por descontado que el sustituido iba a ser Villa.
A punto de salir a escena el 10, el balón llegó a Xavi, que abrió muy bien para la entrada de Alves mientras Alexis tiraba el desmarque y el centro del brasileño fue cabeceado, de forma picada en el segundo palo, por Villa. El Guaje ni siquiera celebró el tanto, finalmente reconciliado con el gol, convencido de que se lo debía al equipo, sabedor de que tenía que dejar su sitio a Messi. Y el argentino compareció para marcar la diferencia con dos goles espectaculares: transformó un libre directo y después remachó una jugada preciosa y precisa por el taconazo de espaldas de Iniesta, la generosidad de Alexis en el inicio y el final y el remache de Leo.
Blando y festivalero, el Betis se dedicó a contemplar a Messi, al que Adrián y la madera negaron el triplete. La Liga ha sido sobre todo un monólogo de Messi, irresistible en el intercambio de goles: 46. Una barbaridad. Nadie discute hoy la messidependencia.

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