Obama a Centroamérica: “Nuestro destino está unido al suyo”
La visita del presidente a San José recuerda el valor estratégico de esta región para EE UU
Antonio Caño
San José (Costa Rica)
4 MAY 2013 - 20:30 CET42
Barack Obama
ha renovado el compromiso de su Gobierno de contribuir a la
estabilidad, el progreso y la seguridad de Centroamérica, una región
vital en el ajedrez de la estrategia norteamericana y que ahora
atraviesa por una etapa de gran incertidumbre por culpa de la violencia y el narcotráfico.
“Nuestro destino está unido al suyo”, dijo este sábado el presidente
norteamericano, en una demostración de hasta qué punto esta pequeña
parte del mundo cuenta para Estados Unidos.
En su visita a San José de Costa Rica, donde en la tarde del viernes se entrevistó con la presidenta de ese país, Laura Chinchilla,
y posteriormente participó en una cena de trabajo con los líderes de
Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice y la
República Dominicana, Obama insistió en que va a colaborar en el
desarrollo y la pacificación de este área. “Vamos a estar junto a
ustedes, porque si a ustedes les va bien, a nosotros también”, declaró.
Como prueba de ese compromiso, el presidente norteamericano
participó el sábado en una reunión con líderes empresariales y expertos
de la región. El propósito era enfatizar la idea de que hoy la
estabilidad política y la seguridad se consigue, principalmente,
mediante el desarrollo económico. “Hay que afrontar la búsqueda de la
seguridad desde un nuevo concepto para hacerlo de forma más eficaz”,
dijo la presidenta Chichilla en ese foro.
La sola presencia de Obama en este modesto país -aunque con
algunas gestas memorables en su historial, como la abolición del
Ejército-, para conversar con los presidentes de otras siete modestas
naciones que apenas representan unas décimas del Producto Interior Bruto
mundial, es una prueba de que Centroamérica tiene un valor especial para Estados Unidos.
Siempre lo ha tenido. Cuatro de esos países han sido
invadidos por tropas norteamericanas alguna vez en su historia. En los
demás, ha habido de forma casi constante asesores militares o soldados,
por cientos o por miles. Uno de ellos, Panamá, fue creado
artificialmente con el único objeto de construir un canal que cambió el
mapa del mundo a principios del siglo XX. Precisamente, la necesidad
creciente de un segundo canal en la región acrecienta el valor
estratégico que ésta siempre ha tenido.
En los años setenta y ochenta la importancia de
Centroamérica estaba relacionada con su función de muro ante el
comunismo. EE UU dedicó todos sus esfuerzos a contener las guerrillas
izquierdistas en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, aún al precio de
apoyar crueles y corruptas dictaduras.
Hoy la amenaza a la estabilidad de la región es el narcotráfico y la violencia que genera.
Honduras está considerado el país más peligroso del mundo, y El
Salvador y Guatemala no le quedan a la zaga. El narcotráfico favorece la
corrupción, y la violencia impide el desarrollo, lo que deja a
Centroamérica como la hermana pobre de América Latina en este momento de
expansión en todo el continente.
Obama ha prometido luchar contra eso. “Cuanto más fuerte
sean la economía y las instituciones, más débil será el narcotráfico”,
dijo en una rueda de prensa el viernes con Laura Chinchilla. “En una
situación de violencia es muy difícil desarrollarse, pero los efectos
del narcotráfico son peores cuando los países son pobres”, añadió.
Por encima de problemas puntuales, aunque gravísimos,
Obama, que visita Centroamérica por segunda a lo largo de su
presidencia, es el mensajero de un país que intenta dejar claro, ante la
competencia de China y de otros, que esta es su área de influencia, y
que cualquier cosa que haya que hacer, bien sea luchar contra el
narcotráfico o construir otro canal, se hará conforme a sus criterios.
Dado que al frente de ese país hay ahora un presidente como
Obama –y que los tiempos tampoco están para exhibiciones de fuerza-, el
camino para ejercer influencia en esta ocasión es el de la colaboración
económica. La receta que se pretende para robustecer el sistema es la
de acelerar el desarrollo mientras se elimina la violencia de forma
prudente. Como recordó la presidenta Chinchilla, “Costa Rica no puede
permitirse un escenario de guerra para combatir el narcotráfico”. Algo
similar podrían repetir el resto de sus colegas centroamericanos.
No se consigue hoy una Centroamérica más estable y segura con
asesores militares. Se consigue, como ha explicado Obama, con un buen
sistema migratorio, con una mejora de la educación infantil, con
inversión en nuevas tecnologías. En suma, con mejores condiciones de
vida.
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