miércoles, 17 de abril de 2013

Adiós a la Thatcher.

Aplausos (y algún abucheo) despiden a Thatcher en Londres

Más de 4.000 policías han sido desplegados en Londres al paso del cortejo fúnebre. La ex primera ministra ha sido escoltada por 700 militares en su último viaje, muchos de ellos veteranos de la guerra de las Malvinas

El féretro de Margaret Thatcher es transportado en el centro de Londres. / Joel Ryan Joel Ryan (AFP)

Miles de personas han acudido al centro de Londres para despedir a Margaret Thatcher, fallecida el pasado día 8 a los 87 años. La muchedumbre ha irrumpido en respetuosos aplausos al paso del féretro, tanto cuando este ha sido transportado en coche fúnebre desde el palacio de Westminster hasta la capilla de la RAF, la fuerza aérea, en el Strand, como cuando el féretro ha sido conducido hasta la catedral de San Pablo en carruaje de artillería a caballo escoltado por una guardia de honor. Solo se han oído algunos abucheos en algunos puntos del recorrido y, al parecer, alguien ha arrojado algo contra los caballos que arrastraban el carro de artillería, provocando un ligero nerviosismo.
Pero esa primera parte del funeral, el paso por las calles del centro de Londres del féretro con los restos mortales de la controvertida primera ministra conservadora, se ha desarrollado con más tranquilidad de la que se esperaba. Más de 4.000 policías habían sido desplegados en Londres en la vasta operación de seguridad puesta en marcha ante el funeral. Desde hace ya días la presencia de las fuerzas de seguridad ha sido notable en el centro de la capital y en las estaciones de metro y ferrocarril, buscando sin duda un efecto disuasorio que se ha convertido en especialmente necesario desde el atentado terrorista del lunes en la maratón de Boston.
Ese atentado ha puesto el terrorismo en primer plano, uniéndose así a la que desde la muerte de Thatcher ha sido la principal preocupación policial: la posibilidad de que manifestantes de la izquierda intentaran convertir los funerales en una protesta, más que un homenaje, por la trayectoria de uno de los políticos más controvertidos de la Gran Bretaña del siglo XX. La relativa tranquilidad que imperó en la protesta organizada el sábado en la plaza de Trafalgar, sin embargo, había disipado algo el temor a incidentes.
La muerte de Thatcher ha provocado una ola de emoción en la opinión pública, pero esa ola no se nutre solo de la añoranza destilada desde la derecha, sino del rencor que todavía anida en la izquierda. Thatcher ha sido tan polémica después de muerta como lo fue en vida y la policía teme que su pomposo funeral pueda verse ensombrecido por la violencia.
Cientos de personas se han agolpado ya desde primera hora de esta mañana en los puntos más atractivos por los que iba a transirar el cortejo fúnebre y en especial ante la catedral de San Pablo, en la que más de 2.300 invitados han tenido el privilegio de asistir a la ceremonia fúnebre. Entre ellos, la reina Isabel II, que asiste por primera vez al funeral de un político desde las exequias de Winston Churchill en 1965 en un gesto que algunos consideran de escasa imparcialidad dado el carácter divisivo de la herencia política de Thatcher.
El ataúd con los restos mortales de la ex primera ministra fue trasladado el martes a primera hora de la tarde al palacio de Westminster, el epicentro de la política británica. Pasó la noche en la recogida capilla de St Mary Undercoft, en la que fue velado por familiares y amigos y donde se celebró un servicio religioso privado.
A las 10 de la mañana (las 11 en la España peninsular), comenzóá su traslado hasta la catedral de San Pablo en lo que ha convertido los funerales en un entierro de Estado en todo menos en el nombre. Thatcher ha sido escoltada por 700 militares en su último viaje por las calles de Londres a bordo de un carro de artillería. Muchos de ellos, veteranos de la guerra de las Malvinas.

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