lunes, 8 de abril de 2013

Sábado/ relato

Sábado


Por Juan José Lara

      En la semana santa  aproveché para visitar una iglesia católica. Tenía muchos años de no hacerlo, talvez desde mis desavenencias con los jesuitas, pero ahora quería verlos de cerca, sobre todo porque se había entronizado uno de ellos en el Vaticano, no era fervor sino el humo por cierto de mis fuegos apagados.

     Fui hasta el emplazamiento de la Orden en la zona diez y, a mediana distancia reconocí a más de un par de los religiosos, como siempre particularmente arrogantes, alzados hasta en la humildad. Después, a la salida de la misa intencionalmente me crucé con el padre Perales, le dije:

- Padre… ¿se recuerda de mí?

- Tú eres… J. J. – dijo riéndose por la vieja ocurrencia de abreviar mi nombre.

- J o J, ¿Judas o Jesús? – le interpelé con sorna.

- Podría ser,  depende de lo que hagas el sábado de gloria- dijo disfrutando la broma.

- ¿Todavía tiene la clínica de psicología aquí cerca?- le pregunté.

- Si, espero no tengas necesidad de ir a verme – se rió nuevamente.


     Le pregunté por  Marta, una amiga a quién recomendé para consulta, porque atravesaba una crisis. Ella tenía menorragia o sangrado abundante cuando menstruaba, habiendo tomado distintos tratamientos infructuosamente, tampoco sus secuelas sicológicas las curaba. El caso es que su esposo la aborrecía abiertamente en ese periodo aunque ella tuviera el cuidado de  no ser evidente. La expulsaba de la recámara, del comedor, en fin la rechazaba diciéndole de mil formas que era impura.

- Padre… - lo interrogué- ¿qué pasó con ella?-

- Se divorció, no pudo salvar su matrimonio.

- ¿Recuerda cómo se llamaba el esposo?-

- Nunca mencionó el nombre, solo creo recordar que era un coronel.

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