En todo el mundo occidental las reformas económicas se han ido en contra de la educación y los jubilados, jóvenes y viejos, al recortárseles los gastos indispensdables para su atención obligatoria por parte de las instituciones del Estado. Ayer fue Francia, Inglaterra, Irlanda, hoy toca el turno a Italia
Cogito ergo protesto, pienso luego protesto. La declinación contemporánea del asunto cartesiano "pienso luego existo" está escrita en rojo en uno de los carteles que abren la marcha de los estudiantes en Milán.
Junto con los investigadores y algunos profesores universitarios se están manifestando contra la reforma que cambia el aspecto de las facultades públicas italianas y que hoy se vota en el Congreso.
Los estudiantes se han citado a través de Facebook y de Twitter y la protesta ha inundando las principales ciudades: desde Milán, Turín, Venecia hasta el sur del botín, pasando por Bolonia, Florencia, Pisa y Roma.
En la capital, los jóvenes cercan el palacio de la Cámara baja, en la plaza de Montecitorio, que ha sido acordonada por la policía para evitar que la marcha alcance la puerta del Congreso (como pasó la semana pasada cuando la ley estaba en el Senado).
En los primeros días de las manifestaciones, la semana pasada, la protesta estudiantil alcanzó a los monumentos más emblemáticos del país y se suspendieron las clases en varias universidades. Los estudiantes, subidos a los tejados, han dado vida a una manifestación tan grande como todo el país. Hoy marchan y bloquean los cascos históricos de las ciudades y, como en Parma, las vías de ferrocarril. "Paralizamos el país para que se paralice este proyecto que quita dinero a la educación estatal", era el lema que rebotaba esta mañana a la sobra del Duomo milanés.
Si los centros de las mayores ciudades están bloqueados, la política también está estancada alrededor de este proyecto de ley. El Gobierno durante la votación de las enmiendas ha sufrido dos reveses, quedándose en minoría en dos ocasiones. Otra traba a lo largo del trámite turbulento de la reforma propuesta que lleva el nombre de la ministra de Educación, Maristella Gelmini, siempre arropada por el primer ministro Silvio Berlusconi quien hoy exasperado, ha espetado, a los manifestantes: "¡Id a estudiar!".
El guión es el mismo que el del jueves pasado: Futuro y Libertad, la formación de los partidarios de Gianfranco Fini, surgida de la escisión del Pueblo de la Libertad, propone una enmienda al texto. El Gobierno no la apoya, así como la Liga Norte, pero todo el resto del Congreso vota a favor y la modificación pasa. Otra vez, la reforma universitaria se transforma en el ensayo general que mide las fuerzas de los varios grupos en el Parlamento.
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