En la antiguedad, por ejemplo en el largo periodo de 200 años en los cuales se llevaron a cabo Las Cruzadas, entre 1095 a 1291, por parte de los francos de Francia y el Sacro Imperio Romano, esos aguerridos hombres se empeñaron en dar una larga batalla militar contra los musulmanes que tenían tomado los sitios sagrados de tierra santa.
Esos combatientes, los cruzados llamados así por llevar en el pecho una cruz bordada de tela, como insignia o distintivo, tuvieron que dejar a sus esposas, prometidas y amantes en casa encerradas en tanto ellos volvían victoriosos del campo de guerra.
Como la confianza en sus mujeres no era mucha que digamos, en esa época se idearon formas rústicas de hacer que las mujeres fueran célibes y recatadas a la fuerza. Por eso se inventaron varios modelos de cinturones de castidad, en metal resistente y con cerraduras a prueba de cerrajeros sin escrúpulos.
Y aun así, muchas mujeres resultaban embarazadas mientras sus valientes maridos daban la vida en defensa del cristianismo, en lejanas tierras; es decir que sí había modo de violar las cerraduras de los cinturones de castidad, porque las necesidades del cuerpo son intensas y urgentes.
El tema es la fidelidad, que siempre es algo que atormenta tanto a hombres como a mujeres en una relación de pareja. ¿Cómo estar seguros del otro?
La fidelidad la dejamos al ámbito de los aparatos de sonido. Entre los seres humanos hablaremos de la lealtad al otro. Ser leal, implica primero ser leal con uno mismo, con su conciencia y con su ética, y luego con la pareja.
La lealtad significa la congruencia entre el sentir, pensar y actuar del individuo. Es un asunto de ética personal, de principios básicos, apoyados en el respeto irrestricto a la dignidad personal.
Entonces la pareja tiene que tener ese rasgo de dignidad personal que lo hace confiable y leal. Hay respeto a uno mismo y, por consecuencia, al otro también. Pero lo fundamental estriba en el ámbito de la libertad de pensamiento y de movimiento en uno mismo y luego para el otro también. No son derechos solo para uno y no para el otro, eso sería algo incongruente de entrada y no funcionaría éticamente hablando. Sin embargo, hay individuos que se abrogan derechos exclusivos para sí mismos y se los niegan a los demás.
El compañerismo que entraña la igualdad y el respeto dentro de la pareja amorosa, la del amor maduro, requiere para funcionar varias cosas: libertad, amistad, solidaridad, admiración y cariño. Eso es todo, ni más ni menos.
Por ello Aura Marina y yo hemos establecido claramente las reglas del juego, dentro del marco del amor maduro, sin importar la distancia física que nos separa la vida por ahora, vamos a respetarnos.
No necesitamos de ninguna clase de cinturones de castidad, ni físicos ni mentales, porque tenemos algo más valedero que todo eso que hacían los cruzados, nos hemos dotado de gran libertad y de raciocinio, para sostener el compañerismo y la amistad en los que se apoya nuestro amor, firmemente.
Yo confío en ella, ella sabrá qué hacer en cada momento, guiada por su ética personal. Yo me comportaré de manera similar. ¿Es posible? Sí.
El día que deseemos cambiar las reglas del juego de la pareja amorosa, asunto que es posible y deseable, basta avisar con anticipación al otro antes de proceder, para saber sí quiere continuar o no, bajo un nuevo esquema amoroso.
La indispensable comunicación interpersonal se debe imponer siempre, para evitar sorpresas desagradables.
Todo debe ser tan claro como el agua, la verdad ante todo, por dolorosa que ella pueda ser para el otro.
Estamos Aura Marina y yo, a casi mil 500 kilómetros de distancia, y no me inquieta eso en lo más mínimo porque confío en ella a plenitud.
Los engaños ocurren muchas veces en las narices del otro, así que la distancia no es ningún pretexto válido para acciones que perjudiquen al otro.
Aura Marina y yo, estamos entrando en la fase de construcción de una pareja solidaria y amistosa, que quieren compartir este trecho del camino de la vida, esa vida que resulta tan corta cuando uno está muy enamorado...
Hay distancia con una gran cercanía emocional, parece contradictorio pero no lo es por ningún lado que se le mire.
El amor es conocimiento del otro, solo se ama lo que se conoce bien. En ese propósito estamos embarcados por ahora, eso sí con mucha seriedad y profundidad.
Aura Marina quiero ser tu compañero, tu amigo y tu amante. ¿Aceptas mi propuesta?
Toda una cátedra. Así debe ser el amor maduro, tan pleno que no necesita nada mas. La fidelidad y la confianza viene por si sola cuando espiritualmente se esta tan pleno.
ResponderEliminarEl amor maduro podría darse en otras etapas de juventud también, quizá no tan duradero por no saber darle mantenimiento.
Cada día vemos menos este tipo de amor. Qué razón puede haber en ello?
Los principios dejan de ser una prioridad? El feminismo y el machismo han hecho que este amor se torne en un mito. Tan dañino es uno Como el otro.