La Zona Viva de la ciudad de Guatemala, la exclusiva zona 10, donde antes habitaba la alta burguesía desde principios del siglo XX hasta casi finales del siglo, en espaciosas residencias con extensos jardines frontales. Hoy es una área de enormes hoteles de lujo, restaurantes, centros comerciales modernos, colegios privados, boutiques, y casi nadie vive ya en las casonas emblemáticas de una época de gran auge económico.
Los habitantes de la zona 10 moran en elegantes condominios de varios pisos. Las casonas son todavía ocupadas por las embajadas y por el cuerpo diplomático acreditado en el país.
Es un barrio, La Zona Viva, que sigue siendo exclusivo para el esparcimiento de la clase alta de Guatemala y para el turismo extranjero de cinco estrellas. Es una zona que tiene una de las más altas plusvalías del suelo urbano de la capital, al igual que la zona 14.
La pulcritud de sus calles y banquetas son dignas de admirar por propios y extraños, además de la vigilancia policiaca que es notoria y abundante.
La Zona Viva adquiere por las noches un aspecto diferente a lo que sucede durante el día. La noche es el momento de la máxima diversión para los jóvenes con dinero, y para los turistas con varias tarjetas de crédito también.
Los cientos de automóviles de lujo que circulan lentamente por las calles y avenidas de la Zona 10, con chicos y chicas radiantes, rebosantes de felicidad, son la envidia de otros jóvenes clasemedieros, que también pululan por ahí, pero consumiendo cervezas y/o hamburguesas de Mac Donalds.
Últimamente La Zona Viva es el territorio de los narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos, quienes a sus anchas y a la vista de todos, realizan la venta al menudeo de sus drogas, para consumidores con altos ingresos económicos.
Los narcos tienen una predilección especial por los restaurantes de comida mexicana y por los tequilas, por ello El México Lindo y el Taco Inn, se han convertido en su guarida favorita.
La noche del sábado 16 de octubre del 2010, un grupo de muchachos universitarios habían decidido festejar a Jennifer la obtención de su doctorado otorgado recientemente por la famosa London School of Economics and Political Science, apenas el mes pasado.
Jennifer una chica bella e inteligente, estuvo becada en Inglaterra gracias a sus altas calificaciones académicas. Es una de esas chicas a las que su futuro le sonreía, por contar con aptitudes para el estudio y por las relaciones familiares con la clase empresarial. Ya todo estaba arreglado para que ella entrara a trabajar a una gran empresa guatemalteca, que valoró su currículum y su disposición al trabajo.
Jennifer se juntó con sus amigas y compañeras del colegio Monte María, uno de los mejores y exclusivos colegios privados de Guatemala, para celebrar su retorno a guate con un doctorado bajo el brazo.
Todos pidieron lo más rico de Taco Inn, que son las "gringas" (tacos de bisteck y queso) y los infaltables taquitos al pastor con todo (carne de puerco, piña y cilantro), además de las cervezas Tecate y Modelo Especial.
La conversación era animada, las risas y las anécdotas del colegio fluían sin cesar, le recordaron a Jennifer que su antiguo novio ya se había casado con una linda chica salvadoreña. Pero les confesó Jennifer a todos que ella tenía un novio en Inglaterra y que pensaba casarse con él para el próximo año.
De pronto, sin previo aviso, se oyeron las ráfagas de ametralladora en pleno restaurante, todos cayeron al piso, pero nadie atinaba a saber qué estaba ocurriendo; gritos y alaridos de miedo y terror invadió la taquería mexicana. La balacera duró una eternidad y el estruendo de la metralla no cesaba.
Al cabo de unos minutos, tres exactamente, Jennifer Ann Prentice Álvarez, 28 años, mostraba en su cabeza y tórax los impactos de las balas, ahí murió en un instante, irremediablemente.
El saldo: tres muertos, siete heridos de gravedad, dos detenidos.
La Zona Viva cobra una vida más, una vida, vidas inocentes...
Me ha parecido espantoso, una bella muchacha. Llena de vida, dotada de tantas cualidades. Hay cosas que realmente son injustas y una de ellas es vivir en esta Guatemala de hoy.
ResponderEliminarLa zona viva no tarda en quedarse muerta por las noches...y quien quita también durante el día.
ResponderEliminarQue espantosa experiencia vivieron estos patojos que estaban pasando un buen rato. A Jennifer la bala perdida que le cortó la vida fue de las primeras en ser disparadas...no tuvo tiempo de tirarse al suelo. Los que pudieron lo hicieron y un par de chicas se arrastraron hasta llegar atrás del mostrador y se comunicaron con sus familias. Los padres no entendían lo que ocurría. Ellas en su pánico no se expresaban con claridad. De horror.
La pesadilla no ha terminado. ¡Qué impunidad! El sábado leo en el periódico que ha salido libre un hombre acusado de homicidio (arreglos de cuentas de los narcos)le cambiaron el delito por el de riña tumultuaria. Un tal Esdvin Javier. Quien sabe cuanto dinero corrió para salir él por segunda vez libre.
Mi sentimiento y pesar está con las familias guatemaltecas que sufren como resultado de la violencia que se vive día a día.
Si, María es injusto vivir así. Los narcos estan ya tomando el país y no se ve que las autoridades resuelvan. Vivir con miedo no es vida.
Creo que la esencia de esto ha sido una buena actitud. Yo la percibo.
ResponderEliminarLos malentendidos se aclaran pero lo que debe preocuparnos es que no hayan mas Jenny que mueran de esa manera. La información de la Hora, del Periódico, siglo XXI, están equivocadas también y así sucede, las noticias llevan siempre mucho que no es real.
En esta columna del Sr. Bolivar, veo que si hay una preocupación por este país.
Sé que esta muerte no debió pasar, una chica tan joven, bella e inteligente. Sus padres y familia no deberían de pasar esta pena.
No podemos seguir con un país que nos sentencia, nos atemoriza y nos encadena.
Mi sentido pésame a todos los que conocieron a Jenny, a sus padres, hermanos, abuelos, amigas y familia.
No conocía Jenny pero la llevo en mi corazón, como a toda su familia.
La verdad, me ha dolido profundamente en el alma esta terrible tragedia e irreparable pérdida.
ResponderEliminarEs difícil que el corazón no se llene de coraje, de ira y sentimientos de venganza... pero le ruego humildemente al Creador Eterno, que nos mire con bondad en este país, y que les dé a la familia Prentice Álvarez, a los amigos, compañeros, conocidos y admiradores de Jennifer, paz en el corazón, y que los amorosos brazos de Jesús sacramentado y María Santísima reciban a Jennifer Ann y la llenen de felicidad eterna.
Qué gran ejemplo nos dejas Jennifer, de dedicación y gusto por los estudios, y de superación personal.
Dios quiera que esta ingrata generación de violencia se termine y que los estudios y el trabajo nos lleven a tener un mejor país algún día.
Juan Carlos Álvarez C.